Editorial


Para fin de año, generalmente nos gusta terminar el ciclo con una selección de buenos hoteles. Es una manera alegre de cerrar cincuenta y dos ediciones anuales. Los hoteles, aunque sea un poco obvio el comentario, invitan a viajar, a momentos de relajo y de desconexión. Tratamos de hacer una selección variada pero con el gen común de la buena decoración, buen diseño y que sean un aporte como destino. Conocer un lugar del mundo a través de un buen o mal hotel puede marcar una diferencia entre el cielo y la tierra. Y cuando pienso en un buen hotel, no lo hago necesariamente en uno caro, o lleno de amenities, como miles de canales de TV, gimnasio, piscinas, spa, múltiples bares y más, que claro que ayudan, pero a veces no hay tiempo para usarlos. En cambio buenas sabanas, ducha rica y habitación hermética y que pueda oscurecerse completamente, al menos para mí vale oro. Es el caso del Praktik Hotel Bakery, en Barcelona; me quede ahí hace poco, y como su nombre lo dice, es una panadería en la planta baja; se entra por ella, las piezas son más chicas que grandes, pero el olor a pan recién hecho en la mañana… imposible no despertar feliz. Además que está bien ubicado, cerca de todo, sin estar encima. Este tipo resume lo que para mí es un buen hotel.
También les mostramos una selección de cosas ricas para comer, porque en el verano por lo general hay más tiempo y por lo tanto se puede ser más sibarita, o como dato práctico para no llegar con las manos vacías a una comida, en vez de la típica botella de vino.
Cierren este año dejando que la imaginación viaje, y si se entusiasman y deciden conocer alguna de nuestras propuestas, estoy seguro de que no se arrepentirán, ¡nos vemos el 2015!
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