Editorial


La semana pasada fui a fotografiar una de las casas que van en este número, en Providencia, en una calle tranquila y sin ruido a pesar de estar a pasos de avenidas de mucho tráfico. Cuando llegué, el matrimonio y sus hijas estaban en la vereda, había bicicletas en la calle y dibujos con tiza hechos en el pavimento, seguramente de tardes de juego de otros días. Eso ya era un buen aviso, entramos y la sorpresa fue aun mayor: no es una casa grande, como lo pueden comprobar al ver las fotos, pero sí muy bien aprovechada, con luz natural, plantas entrando por las ventanas y buena energía circulando por todos lados. No sé si esto es por lo agradable de la pareja, quienes accedieron a dejarnos fotografiar su espacio y algo de sus vidas, pero sin duda ayudaba. Conversando con ellos, me contaron algo de los años que pasaron en Francia, de la vuelta a Chile y lo complejo de insertarse en un país donde a veces la preparación y estudios son menos valorados que los contactos. Pero sobre todo hablamos de su espacio, de cómo lo han ido arreglando para ellos y una familia que va creciendo. Les gusta viajar y generalmente vuelven con lámparas difíciles de acarrear, pero también les gusta cocinar, y por eso eligieron una cocina grande, roja y buena, y que se ve desde toda la casa. Recuperaron el lenguaje de las baldosas, pero fueron más allá y algunas fueron diseñadas por la dueña de casa, según lo que ella consideró cada espacio necesitaba. Salí feliz después de hacer fotos en esta casa, no solo por la calidad del espacio que habíamos fotografiado, sino por encontrar una pareja que vive como quiere, sin hacerles caso a modas o tendencias; que aprendieron de los franceses a vivir en armonía con la ciudad y apuestan por replicar eso aquí, siendo peatones y conociendo a sus vecinos, por ver que la han armado con tiempo y sin apuro, y han recogido el principio nórdico de elegir cosas bien diseñadas y de buena factura, porque les interesa que duren.
Como dijo Massimo Vignelli:
“Styles come and go. Good design is a language, not a style”, los estilos viene y van. El buen diseño es un lenguaje, no un estilo.
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