El paraíso
Toda una familia detrás del Costa Luna de Pichilemu, un restaurante que acaba de reestrenar su versión 2.0. En la cocina, Sebastián Cuesta. Preocupada de la mejor atención, su hermana, Francisca Cuesta, y que todo se vea maravilloso es producto de la cabeza de la mamá de ambos, Ximena Tannenbaum.


De Arica a Viña, de Viña a las Islas Canarias y de ahí a San Sebastián, en España. Contó diez años y se vino. De nuevo a Arica y después Santiago, hasta que lo llamaron dos amigos para que se viniera a hacer cargo de la cocina del Costa Luna, uno de los mejores restaurantes del paraíso del surf. "No lo pensé dos veces y me vine a vivir a Pichilemu", dice Sebastián. En sus manos trajo la experiencia de sus andanzas por todos los rincones y decidió darle fuerte al tema de la cocina vasca con algunas notas del sabor peruano. "Lo que tengo acá en Pichilemu habla de mis dos pasiones, la cocina y el surf", dice, mientras explica que pasa una parte de la semana en el agua y la otra trabajando en su restaurante.
Y es que llegó a un espacio que ya se había ganado el paladar de muchos, el Costa Luna, el restaurante emblema de este balneario de la Sexta Región. Aunque llegó con cambios. A través de los ojos de la experta Ximena Tannenbaum, su madre, logró darle un nuevo impulso.
"El lugar, la vista y la cocina ya son fantásticos, así es que solamente quedó hacerlo grato, lindo y muy de playa . No quise nada tan glamoroso, no era necesario", dice Ximena.
"Hicimos un chiringuito, con color y muy sencillo. Básicamente fue dejar el lugar más acogedor, agregar vida a las sillas y poner un living frente a la chimenea para hacer un espacio ahí. La puerta de entrada con vidrios de colores es nueva y la hizo un artesano de la zona, Isidro Senties (8-413 1154)", cuenta Ximena. Los materiales que usó son madera de la zona, techos y muros de colihues y, agregó, detalles como la carretilla con flores en la entrada y un perro rojo que recibe a la gente. "Detalles con humor", dice la decoradora.

Una mesa de tres metros fue hecha por Ximena con un tronco de madera de la zona, de una pieza, inspirada en la misma que hizo para Casa Mater el año 2009 y siguiendo con su línea de materiales nobles. "Decosustentable y vuelta al original", dice.
Y quienes hoy reciben con cariño, ese de los buenos, son estos dos hermanos que optaron por la calidad de vida que da el pasar los días con el mar a los pies. Una realidad que Francisca Cuesta está experimentando hace poco junto a toda su familia. Ella, antes de venirse, dedicaba sus horas a ser directora de arte en plena capital y cuando la llamó Sebastián para que lo acompañara en esto, se subió a un camión con todas sus cosas para venirse a establecer a Pichilemu. Acá está lo bueno, lo dicen sus caras, lo grita el lugar y lo avala el cariño con el que reciben.
Dirección:
Av. Costanera 879, Pichilemu.
Teléfono:
Reservas al 9-333 9146 o
Mail:
costalunarestaurante@gmail.com
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