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Espíritu mediterráneo

En Salento, cerca de la localidad de Salve, justo el taco de la bota itálica a tan solo unos pocos kilómetros del mar y en medio del campo, se levanta esta casa diseñada por el estudio de arquitectura de Massimo Iosa Ghini. Tradiciones locales y tecnología sostenible se combinan para crear un refugio perfecto, confortable, eficiente y respetuoso de su entorno.

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El sol del Mediterráneo despunta en un límpido cielo azul. Abajo, la piedra rústica y matérica de muros y suelos crea un escenario estupendo, amplios espacios para disfrutar las brisas, el aire de campo de antiguos olivos y pinos marítimos. Un paisaje típico de campiña mediterránea que se integra con la tierra misma de Salento.

Realizada por el arquitecto Iosa Ghini, con oficinas en Bologna y Milano, en el caso de esta vivienda se adoptaron técnicas de trabajo y materiales bien autóctonos considerando las sugerencias  de los artesanos y constructores de la zona, el Salento, en la región de Puglia.

El proyecto  se caracteriza, por ejemplo, por el uso de la piedra local chianca para los suelos externos,  ‘tufo di Acquarica’ para los revestimientos de la fachada, piedra leccese (de Lecce) para la chimenea y grandes paneles de porcelanato gres para los interiores.

Una mención especial merece la antigua ‘pajara’, pequeña estancia separada de la casa, una construcción típica de la zona -como el trullo, que en origen se utilizaban como refugios temporales y bodegas para guardar la paja-, pero que en este caso ha cobrado nueva vida con un uso mucho más gozoso: la habitación de invitados cuyo techo abovedado  está hecho ‘a secco’, sin aglutinante, con piedras del lugar.

La belleza del pasado y sus tradiciones locales se combinan con la eficiencia de las tecnologías de hoy, dotando la casa de técnicas de control activo -por ejemplo, los paneles fotovoltaicos- y técnicas de control pasivo como vidrios de bajas emisiones, brisse-soleil (pantallas solares), pérgolas verdes, o el aprovechamiento de la sombra natural que regalan los árboles circundantes en un  terreno de más o menos una hectárea de extensión.

Inspirada en la ‘masseria’, la granja salentina, la casa se pensó con respeto a la vegetación ya presente en el lugar para integrarse y gozar el entorno. Por ejemplo, la zona al aire libre que se proyecta delante del living -la parte más amplia de la casa- utiliza una estructura en madera tratada con ácidos, sirve de pérgola y sostén para las ramas de los árboles al tiempo que genera una amplia y agradable área de relax, un espacio de encuentro protegido, pero en contacto con la naturaleza, diseñado para vivir el campo. Cómodas poltronas, sillones y una hamaca, todos en un look más artesanal, se mimetizan con el espíritu distendido del Mediterráneo.

Dentro, una gran sala orientada al sur reúne en un solo espacio el área de la cocina, el living y el comedor, es el centro de la casa y punto de encuentro de la familia. Desde ahí se distribuyen alrededor cuatro habitaciones, todas bien equipadas con baños y vestíbulos. Son espacios acogedores, pero vestidos con lo mínimo y esencial porque aquí se ha querido, como dicen los arquitectos, que los  grandes protagonistas sean la luz, el sol generoso que ingresa por los amplios ventanales a toda la casa y la naturaleza serena que enmarca el mare nostrum.

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