Mi mundo, tu mundo
Élodie Sire es arquitecta y diseñadora de interiores. Para formular esta casa en París decidió tomar de lo suyo, más fragmentos de los que allí habitan. Dos universos extraños que comulgan para contar una historia añosa, moderna y que habla también de libertad.


En cada espacio de esta casa, proyectada en Saint-Germain-des-Prés, hay buen diseño y toques de colores intensos en sofás, sillas y otros detalles.
La informalidad, elemento esencial para el carácter ecléctico del lugar, se pasea entre los objetos vintage y los tesoros de los mercados de pulgas. Un retrato de Desiree Dolron y un dibujo de Philippe Pasqua forman parte de su colección visual.
La vida está llena de contrastes. Una noche estrellada, las risas, los lugares comunes, el llanto, el sol de la playa, los viajes, las pérdidas, los nacimientos. Es imposible observar esta casa perdiendo de vista la definición de esa palabra. Para ser francos, habría que escribirla con mayúsculas.
En París, la diseñadora de interiores y arquitecta Élodie Sire trabajó para convertir la vivienda en un espacio calmo, pese a estar ubicado a menos de cinco minutos a pie del movimiento de los restaurantes y las galerías de arte de la zona. Unió antigüedades y maderas viejas, fusionó lo bruto con piezas refinadas y dejó en claro que elegancia no es sinónimo de aburrimiento. Aquí la historia de la familia habla y conversa con el pragmatismo de Élodie, un diálogo que se mueve al son de la construcción del presente.
Conformado por cinco plantas conectadas a través de una imponente escalera de caracol y un jardín privado, el lugar se dispuso, luego de eliminar varias paredes, para crear áreas más fluidas y luminosas. La casa estaba abandonada y luego de replantearse nuevamente los espacios, se optó por dejar vigas y ladrillos a la vista y así obtener su esencia.
Luego el blanco profundo en los muros, y el suelo, una capa seria e importante. Se rescataron antigüedades arquitectónicas revirtiendo su lenguaje original, como es el caso de los espejos del vestidor y los del baño, que sustituyen las baldosas. El antiguo lavabo de alguna escuela parisina y una fuente española que se convirtió en el lavamanos del baño principal. Reutilizar, obtener, recabar. Tomar elementos del pasado, de lo tuyo y de lo mío, para complacerse ante el atardecer de un sábado en París.
El dormitorio principal , al fondo, fluye entre el espacio y las hermosas vistas hacia el jardín y la terraza. La fotografía es de Nick Brandt, las planchas de metal vintage de Sabatier y las pinturas, de Jorge Estévez.
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