Más vale tarde que nunca.Pienso en eso ahora que Ruiz es una leyenda y cuando se sigue sintiendo esa incomprensión a su cine o la falta de respeto comercial de nunca exhibir sus películas, sin embargo saber que es el más reconocido, galardonado y celebrado cineasta chileno. Más vale tarde que nunca tratar de saber humilde y contemplativamente algo de su obra, porque habla de una visión particular, íntima y de Chile, un cine aislado, de una visión curiosa, llena de humor, irónico, sensible. Emociona todo lo que fue su partida, sus funerales, el hecho de que seguía trabajando. Es lindo leer e 'don' antes de su nombre o ver videos de gente gritándole maestro. Él, enganchando y con alguna respuesta precisa. 70 años bien vividos, gozados, realizados. Salud por el hombre que retrató Chile, por esa mirada, ese amor al cine, su bigote y apariencia como de otra época. Sobre todo por esa mente llena de autores y toda esa obra que todavía podemos ver.

Jorge Arriagada

Chileno que desde los 70 hizo la música de las películas de Ruiz. Un bien emocional capaz de transmitir y complementar las más multifacéticas historias. Hoy Jorge es un seco que vive en Francia, ha hecho más de 60 bandas sonoras con  trabajos realmente preciosos. Personalmente me gusta la música de la Isla del Tesoro, Tiempo Recobrado y lo poco que he escuchado de Misterios de Lisboa, la última película de Ruiz, que como ya se ha dicho y lo repito es hora de que la traigan a Chile.

Tómese una copa de vino

El día que Ruiz murió y en su honor medios y personas hablaban de su gusto por el vino y de brindar por él. Ruiz vivió y amó países de grandes botellas: la madre vitivinícola Francia, la fresca y particular Portugal con ese tan clásico oporto y el vino verde de Alentejo, y el nuestro, claro. Levanto 3 botellas chilenas por Ruiz, hechas por MOVI (Movimiento de Viñateros Independientes) que andan con paso propio y que fantasiosamente le hubiese regalado.

Cabernet Frac de Gillmore:

una maravilla nacida del Maule, parras injertadas y antiguas, con harta historia. El sabor del campo en una botella, con frutas, aroma y elegancia jovial, suave y por lo tanto imposible soltarlo. Para un charquicán, carbonadita o la maravilla de la cazuela que cada día me enamora más.

La Vinoteca.

Facundo de Bravado Wines:

ensamblaje hecho por una pareja de enólogos apasionados, Felipe García y Constanza Schwaderer, quienes con uvas del Maule, Itata y Colchagua lograron un vino frutoso y potente. Mitad Carignan, la nueva joyita chilena, con Petit Verdot y Cabernet Sauvignon. Ideal para un plato de osobuco. El Mundo del Vino.

Syrah, Trabun Wines:

del Cachapoal, hecho por un apasionado baterista que puso los ojos y el corazón en ese valle. Marcado, escandaloso y potente. Un vino con harta fruta morada y ese zapateo tan rico propio de la cepa. Una plateada al horno cocinada bien lento con puré de garbanzos.  El Mundo del Vino.

los esenciales

Sebastián Lelio, director de La Sagrada Familia, Navidad y El Año del Tigre, película que recién está mostrando en festivales (hay que esperar hasta marzo para verla), fanático de Ruiz, es quien nos habla de 3 esenciales del director.

1. TRES TRISTES TIGRES

Ópera prima de Ruiz. Película visionaria y fundacional que en 1968 abre una veta expresiva importantísima (junto a El Chacal de Nahueltoro) que amplía los límites de lo posible para el cine chileno. Entre el documental y la ficción, se adelanta 30 años a Dogma y logra crear desde la urgencia y la precariedad destellos de belleza puramente chilena.

2. PALOMITA BLANCA

Su clásico. El blockbuster que nunca fue y una leyenda antes de filmarse. Se perdió luego del golpe y reapareció tarde a demostrar que lo había vaticinado todo. La secuencia de improvisación del profesor divagando frente a las alumnas es un poema parriano a la chilenidad, de una contingencia aterradora. La banda sonora de Los Jaivas es mítica. Palomita Blanca filma la hermosa fragilidad de un mundo inocente segundos antes de romperse en mil pedazos.

3. DIÁLOGO DE EXILIADOS

Su primera película 'francesa'. Comienza su exilio con esa obsesión por encontrar a Chile en todas partes. Se ríe de lo más sagrado, la causa, cuando era peligroso. Pero lo hace desde una distancia exquisita, con afecto y ternura. La película se construye de emociones difíciles de nombrar, pero el goce está en esa extrañeza familiar. Tiene esa belleza del cine 'posible', hecho entre amigos. La actuación de Sergio Hernández es tan delirante como inolvidable.

El Parrón

Una serie de mitos se dice de El Parrón, donde Ruiz se juntaba con sus amigos. Ir antes de que no exista ni en la memoria, una última carnecita o una vaina en la parte del bar.
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