Tiempos de cambios
La sociedad vive una crisis en todos sus niveles. El sistema económico ha explotado desmedidamente los recursos del planeta, creando además un individualismo desmesurado en las personas que lo habitamos. Sus ciclos naturales están viviendo un desequilibrio y también nosotros, en medio de un escenario antagónico donde siempre unos ganan y otros pierden. En un momento en que hacemos algo o nos vamos a pique, surgen movimientos y filosofías; como las Transition Town, comunidades alrededor del mundo que a partir de la resiliencia local y la autosuficiencia apuestan por un cambio de raíz.


Nuestra civilización está cambiando, el mundo está cambiando. Está mutando nuestra relación con la naturaleza, nuestra relación con el otro, y nuestra relación con nosotros mismos; este patrón vuelve a aparecer una y otra vez conectando quehaceres, esquemas y procesos en todos los niveles. Es más bien un cambio de época, un cambio de paradigma frente a un ambiente competitivo, depredador, creador de basura -no solo la literal-, frente a una sociedad individualista en la que unos ganan y otros siempre pierden. Estamos en una época de transición, como la llaman los autores especialistas en el tema, en donde la humanidad intenta dejar atrás un período de barbarie en cuanto al mal uso -y al abuso- de los recursos naturales y socioculturales. Es un período de transición en donde el humano quiere volverse más sustentable de un modo holístico, abarcando un cambio que va desde una pequeña conversación, un momento espiritual, hasta el cómo creamos sociedades más justas para el planeta. Se trata de generar resultados más acordes a lo que gastamos. Si analizamos cifras, solamente la industria del cemento genera el 7% de la liberación de CO₂ en la atmósfera, mientras que la explotación de los combustibles fósiles, como el petróleo, el gas y el carbón, además de explotarse de manera desmedida aplastando la naturaleza que los rodea, produce enfermedades al emanarse gases tóxicos durante su explotación. El sistema económico predominante, dicen los expertos, es el principal precursor del individualismo en nuestro planeta, lo que nos ha conducido a serias luchas de poder y a constantes guerras -hasta de combustibles- que hoy por hoy nos tienen al borde de una crisis nefasta.
Los tres grandes cambios
En un café de Santiago nos juntamos con Ronald Sistek, constructor civil, profesor universitario, consultor, entrenador de comunidades y practicante especialista de metodologías que facilitan el desarrollo de este período de transición en el que estamos insertos. Durante los últimos 3 años ha tenido la oportunidad de capacitar a más de 2 mil personas en torno al Dragon Dreaming en Chile, Argentina, Uruguay, Perú, Ecuador y Brasil. Hoy nos cuenta sobre los dos grandes cambios que ha pasado la humanidad, y por cierto del tercero, en el que estaríamos insertos.
“El primer gran cambio que sufrió la humanidad fue pasar de ser cazadores recolectores a ser agricultores, y eso pasó hace 10 mil años, de hecho hay todavía algunas etnias que son cazadoras recolectoras en algunas partes del mundo como en Papúa Nueva Guinea. Lo interesante de eso es que fue un cambio profundo que duró mucho tiempo.
El segundo gran cambio fue cuando pasamos de agricultores a una sociedad de crecimiento industrial, en la que habitamos hoy en día. Este fue un gran cambio, porque, entre otras cosas, y a propósito de esta temática de la transición, comenzó la explotación de los combustibles fósiles, como el petróleo, el gas y el carbón, y la sociedad de crecimiento industrial fue transformando algunas teorías en doctrinas y eso no nos permitió reflexionar sobre los fundamentos de lo que estaba pasando. El sistema neoliberal es el principal precursor del individualismo y de una serie de temas que hoy día nos tienen al borde de una crisis. Entonces, si uno piensa en las características que hemos desarrollado en los últimos 500 años, el segundo gran cambio, a diferencia del primero, es un cambio que ya ha durado algunas centenas de años, desde el año 1400 hasta ahora, pero cuya característica principal es que en los últimos 200 años ha logrado intervenir de manera superdramática los ciclos que sostienen la vida sobre la tierra, como el ciclo del agua. Los próximos 5 años va a haber grandes problemas de agua, no solo por la contaminación de ella, sino también por los grandes procesos de minería, por ejemplo, que requieren una cantidad altísima de agua para desarrollar sus actividades. El ciclo del agua, que es el más antiguo, está en un serio problema. El ciclo del dióxido de carbono es lo mismo, la liberación de CO₂ que hoy día tiramos a la biosfera, el aumento progresivo que hemos tenido de este los últimos 50 años, para poder aterrizarlo en la tierra -que es donde debería estar-, necesitamos 1,5 veces el planeta, y ya quedamos chicos.
Luego está el ciclo del ozono; hay hoyos en él que se abren y cierran, produciendo los cánceres de piel, las alergias, el cambio climático. Después el ciclo del suelo, que si uno reflexiona un poco, las grandes extensiones de monocultivos que están desarrollados con agroquímicos degradan la tierra a niveles como nunca antes lo habíamos hecho, donde en 3 o 4 años destruirán todos los microorganismos que están en el suelo.
El último ciclo es el ciclo de los bosques, que es el que asegura el oxígeno en el planeta. La deforestación, sobre todo en el Amazonas, cada día aumenta en cerca de 4 mil hectáreas.
Entonces esta sociedad de crecimiento industrial lo que ha hecho durante los últimos 100 o 200 años es poner en peligro la vida”.
¿Y el tercer gran cambio?
“Se habla de que este tercer gran cambio es un cambio que nos va a obligar a, por un lado, volver a nosotros mismos; por otro lado, a abrirnos a trabajar colectivamente, a entender que todo está íntimamente relacionado; desde una sociedad de crecimiento industrial hacia una sociedad que sostenga la vida, como señala la ecologista estadounidense Joanna Macy; desde una mirada cartesiana hacia una mirada ecológica que nos integra horizontalmente con todos los seres vivos, como plantea el físico austriaco Fritjof Capra.
Este tercer gran cambio lo que tiene que lograr es transformar esta conciencia de crecimiento perpetuo en un planeta que es finito, en una conciencia de asegurar la vida sobre la tierra. Entonces cuando hablamos de sistemas para enfrentar esta crisis o llevar a cabo esta ‘misión’ están las Transition Town o las Ciudades en Transición -como la existente en Chile, El Manzano-, los sistemas de coworking o de cohousing. Así también existen metodologías que facilitan este desarrollo, como el Dragon Dreaming Project Design, la Teoría U, El Art of Hosting, el Design Thinking, metodologías de innovación social, la ecología profunda, la comunicación no violenta y otras que están emergiendo, que son un apoyo profundo y necesario al nuevo entendimiento del mundo.
Es importante recalcar que estos sistemas y metodologías abarcan el tema de una manera mucho más sistémica, porque todo está mucho más interrelacionado de lo que pensamos. Por ejemplo, pensar en hacer un proyecto que solo me genere rentabilidad económica, eso no va a existir dentro de poco. Así lo sugiere el periodista y ecologista, autor del libro “La ecología del comercio: una declaración de sostenibilidad”, Paul Hawken, que señala que debemos pasar de un mundo creado por el privilegio a un mundo creado por la comunidad.
Además algunos autores sostienen que este crecimiento perpetuo hay que transformarlo en un decrecimiento, pero teniendo el desarrollo y la vida como centro, no el crecimiento”, finaliza el experto.
Lo que significa el decrecimiento
El decrecimiento es un nuevo paradigma que surgió como solución a la realidad que estamos viviendo. El ritmo de crecimiento ilimitado que rige la economía está destruyendo el planeta, y según el economista y sociólogo francés Serge Latouche, en una entrevista que dio a la revista Viernes del diario La Segunda a principios de año, hay argumentos de peso que dicen por qué el mundo debe dejar de crecer. “Hoy estamos viviendo el colapso de la civilización del crecimiento. La solución a la crisis antropológica actual solamente puede ser ‘el decrecimiento o la barbarie’. Finalmente, las sociedades azotadas por catástrofes de todo tipo (económicas, ecológicas, sociales, culturales y, finalmente, de civilización) y amenazas que podrían ser peores, tienen dos opciones: encontrar los recursos necesarios para reinventarse en sociedades ecológicas y con buena convivencia, o sucumbir a las peores formas de totalitarismo que saldrán de ese caos, si es que pudiéramos sobrevivir a él. Por lo tanto, el decrecimiento va inevitablemente en contra del capitalismo. No porque denuncie sus contradicciones o sus límites ecológicos y sociales, sino porque interroga su ‘espíritu’”.
Además añade un punto interesante. Dice que para llegar a este decrecimiento debemos aplicar una teoría que denomina la ‘de las 8 R’, que es: revaluar, reconceptualizar, reestructurar, redistribuir, relocalizar, reducir, reusar y reciclar. Cada una de estas 8 R debe aplicarse en el mundo de distintas maneras bajo los criterios de sensibilidad y programación.
Las Ciudades de Transición: de la dependencia del petróleo a la resiliencia local
Inspirado por el peak de la industria petrolífera, y que puso fin a la extracción del petróleo barato, el británico Rob Hopkins decidió iniciar el sistema de organización y desarrollo frente a la problemática actual ‘Transition Town’ o ‘Ciudades de Transición’. La primera fue el año 2006 en Totnes, Inglaterra, pero hoy su fuerza y su planteamiento poderoso -mucho más allá del raciocinio ecológico, sino que también abarca soluciones desde la perspectiva económica de la que hablamos antes- convocan comunidades en todo el mundo, pasando por Australia, Irlanda, Canadá, EE.UU., España, Italia y Chile -El Manzano, ubicada en la Región del Biobío-. Sus planteamientos radican en la resiliencia local, el decrecimiento económico, la autosuficiencia local, la permacultura, la comunidad y el comportamiento grupal antes que el individual, una mirada holística de la vida, entre otros. En el libro escrito por Hopkins ‘The Transition Handbook-from oil dependency to local resilience”, él describe el movimiento como “una pequeña colección de individuos motivados dentro de una comunidad que se unen bajo una preocupación compartida: ¿Cómo una comunidad responde a los desafíos y las oportunidades del peak del petróleo y el cambio climático?
COMENTARIOS
Para comentar este artículo debes ser suscriptor.
Lo Último
Lo más leído
2.
4.
Este septiembre disfruta de los descuentos de la Ruta del Vino, a un precio especial los 3 primeros meses.
Plan digital + LT Beneficios$3.990/mes SUSCRÍBETE