
Alexander Stubb, el Presidente de Finlandia y amante del golf que habría convencido a Trump para negociar la paz en Ucrania
El mandatario nórdico no parece tener nada en común con su homólogo estadounidense: habla cinco idiomas, defiende a la OTAN y es un acérrimo crítico de Vladimir Putin. Pero en un golpe de suerte para las relaciones transatlánticas, es “un muy buen jugador" en el campo, según Donald Trump.
En abril pasado, el Presidente estadounidense Donald Trump dijo en una entrevista con NBC que estaba “furioso” y “muy enojado” con el mandatario ruso, Vladimir Putin, después de que este último criticara el liderazgo de su par ucraniano, Volodymyr Zelensky. Sólo un par de horas antes, Trump se había reunido con su homólogo de Finlandia y amigo reciente en el campo de golf: Alexander Stubb, quien instó al inquilino de la Casa Blanca a poner una fecha límite para un alto el fuego en Ucrania.
Stubb había hecho una visita sorpresa a Estados Unidos. Se reunió con Trump en Florida, donde discutieron el fortalecimiento de las relaciones bilaterales entre los dos países mientras jugaban un torneo de golf en el campo de West Palm Beach. Desde entonces, el político nórdico se levanta casi todas las mañanas a las 5 de la mañana para entrenar en triatlón, ir a la sauna y, últimamente, recibir una llamada de su nuevo amigo.
La floreciente amistad entre los dos jefes de Estado con llamadas y mensajes a deshoras parecía improbable. El finlandés de 57 años, con su erudición política, defiende la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), habla cinco idiomas y ha advertido constantemente sobre la amenaza de Rusia. Afortunadamente para las relaciones transatlánticas, Stubb también es un excelente golfista, destaca el diario estadounidense The Wall Street Journal.
Y de hecho hoy forma parte de la delegación europea que acompañará al Presidente ucraniano, Volodimyr Zelensky, en su visita a la Casa Blanca.
Después de su reunión sorpresa, Stubb dijo a los periodistas finlandeses que los dos líderes discutieron la guerra en Ucrania -reiterando su apoyo a Kiev- así como su opinión de que el conflicto fue instigado únicamente por Rusia. También les comentó sobre su llamado a Trump a establecer un plazo para el cese de hostilidades: “Nuestra conclusión es que el 20 de abril sería un buen momento para un alto el fuego total sin condiciones”, declaró entonces.
No resultó, pues los dos países se acusaron mutuamente de violar la “tregua de Pascua”. Pero de todos modos, Stubb fue elegido, en colaboración con funcionarios en Berlín, Londres, París y Kiev; para comunicar las opiniones de Europa a Trump. Y se esperaba que su rol fuera un canal clave para los funcionarios europeos que buscaban influir en la cumbre del republicano con el presidente ruso en Anchorage, Alaska, el viernes pasado.
“Sureño por la gracia de Dios”
Stubb creció en Lehtisaari, un suburbio de Helsinki, donde su padre trabajaba como jefe de veedores europeos de la Liga Nacional de Hockey. A los 13 años, visitó Nueva York con su equipo de hockey sobre hielo, lo que despertó una fascinación permanente por Estados Unidos y su política.
Pasó varios veranos en Estados Unidos y Canadá, incluyendo un año de intercambio en Daytona Beach, Florida, para poder jugar al golf todo el año. Con la intención de convertirse en golfista profesional, se matriculó en la Universidad de Furman, en Greenville, Carolina del Sur, donde se sumergió en la política estadounidense y las relaciones internacionales, además de los Papeles Federalistas y la literatura sureña.
Es, como suele decirles a los estadounidenses con un marcado acento, “finlandés de nacimiento, sureño por la gracia de Dios”.
Tras trabajar en Bruselas para la Comisión Europea, Stubb se incorporó a la política en 2004 como miembro del Parlamento Europeo. Conservador de centroderecha, defensor de la adhesión de Finlandia a la OTAN, ascendió rápidamente en la jerarquía política, regresando a Helsinki para ejercer como ministro de Asuntos Exteriores (2008-2011) y posteriormente como primer ministro (2014-2015).
Stubb abandonó la política en 2017 para dedicarse a las finanzas y la academia, en parte debido a su frustración por la firme oposición pública en Finlandia a unirse a la OTAN. Pero siete años después, la invasión rusa de Ucrania impulsó a Helsinki a unirse a la alianza y devolvió a Stubb a la política.
Durante su candidatura a la presidencia, cargo que lo convierte en comandante en jefe de la Fuerzas Armadas, Stubb abogó por un mayor gasto en seguridad y vínculos más estrechos con Estados Unidos.
Su estilo seguro de sí mismo sobresalió en el discreto mundo de la política finlandesa. Sus oponentes lo acusaron de arrogancia, criticándolo por usar pantalones cortos y decir palabrotas durante reuniones diplomáticas. Ganó la presidencia en 2024 en una de las elecciones más reñidas de la historia del país.
Su postura a la defensiva con Rusia
En febrero pasado, el Presidente finlandés pidió fortalecer las capacidades militares de Ucrania y mantener la máxima presión sobre Rusia antes de que comenzaran cualquier negociación de paz, delineando un enfoque detallado de tres fases para posibles conversaciones de paz.
“Necesitamos rearmar a Ucrania y poner máxima presión sobre Rusia, lo que significa sanciones, lo que significa activos congelados, para que Ucrania comience estas negociaciones desde una posición de fuerza”, dijo en la Conferencia de Seguridad de Múnich, que tuvo lugar apenas unos días antes del tercer aniversario de la guerra entre Rusia y Ucrania.
El líder finlandés, basándose en la propia experiencia histórica de su país con Rusia, advirtió contra la repetición de errores pasados. Destacó cómo Finlandia, durante la Segunda Guerra Mundial, “mantuvo su independencia”, pero tras una invasión soviética, “perdió la soberanía para decidir en qué organizaciones queríamos participar y, por lo tanto, perdimos el 10% de nuestro territorio”.
Y rechazó firmemente cualquier idea de permitir que Rusia estableciera esferas de influencia en Europa, describiéndola como una “fantasía rusa de un nuevo orden de seguridad indivisible”, según informó en aquella ocasión la Agencia Anadolu.
Stubb tiene una amplia experiencia negociando con Rusia. Y en los últimos meses, “ha sido un conducto, un puente, entre Europa y Trump”, afirmó al Journal el senador Lindsey Graham (republicano por Carolina del Sur), quien comentó que suele hablar con Stubb dos veces al día. “Diría que Alex probablemente ha sido el más directo día a día: le escribe mensajes, le informa sobre lo que está pasando y le da consejos”.
Para Stubb, como para muchos finlandeses, la amenaza rusa tiene una dimensión profundamente personal. Tanto su abuelo como su padre nacieron en ciudades que Finlandia se vio obligada a ceder a la Unión Soviética en 1940 y que hoy forman parte de Rusia.
Stubb no se atribuye la responsabilidad del cambio, y queda por ver si Trump persistirá en presionar al Kremlin para un alto el fuego. Sin embargo, altos funcionarios europeos afirman que la disposición de Trump a coordinarse con sus homólogos europeos es un cambio positivo con respecto a hace tan solo unos meses.
Los funcionarios europeos han señalado que Trump responde mejor a las opiniones de Europa al frente de un país pequeño. Admira al Ejército finlandés y respeta las décadas de experiencia de Stubb en el trato con Moscú, según afirman los funcionarios. Desde que conoció a Stubb, Trump también comenzó a elogiar a los barcos rompehielos finlandeses, llamándolos el “rey de los rompehielos”.
Cómo el golf afianzó la amistad
A los pocos meses de iniciar su mandato, Stubb conoció al senador Graham cuando éste se encontraba en Helsinki. Conectaron gracias a sus vínculos con Carolina del Sur, el golf y sus esfuerzos por armonizar la política estadounidense-europea respecto a Rusia. Graham fue el que sugirió que Trump y Stubb jugaran alguna vez. El finlandés, que no había jugado al golf en años, empezó a practicar en un campo de golf cubierto para retomar el ritmo.
Unas semanas después, reservó el vuelo de última hora a Miami y desayunó con Trump en su club de golf, junto con Graham, el excongresista republicano de Carolina del Sur Trey Gowdy y la leyenda del golf sudafricano Gary Player. El juego de golf de Stubb impresionó a Trump, según otros presentes.
Entre tiro y tiro, ambos líderes conversaron sobre diversos temas, desde la época estudiantil de Stubb en Estados Unidos hasta los rompehielos, la silvicultura y la experiencia de Finlandia con Rusia en la Segunda Guerra Mundial. Durante el almuerzo, Trump le preguntó si podía confiar en Putin. “No puedes”, le respondió Stubb, explicando que el líder ruso solo entiende de fuerza y abogando por sanciones más severas y una fecha límite firme para un alto el fuego.

Trump le dio a Stubb un juego de palos nuevo para reemplazar el que trajo de hace 20 años. Una foto de ambos publicada en Truth Social los mostraba sonriendo y sosteniendo trofeos iguales que habían ganado en un torneo de socios e invitados. “Es un muy buen jugador”, escribió Trump. Stubb añadió diplomáticamente que el golf del republicano es “mucho mejor de lo que la gente cree”.
Así, Trump y Stubb comenzaron a enviarse mensajes y llamarse regularmente fuera de las reuniones formales. A veces se escriben sobre torneos de golf, otras veces Trump se ha comunicado con él antes de hablar con Putin. “Puedo comunicarle a Trump lo que piensan los europeos o (Volodymyr) Zelensky, y luego puedo comunicarle lo que Trump piensa a mis colegas europeos”, declaró Stubb al Journal en una entrevista el 31 de julio.
Es un rol de mediador que Stubb no podría haber previsto cuando llegó a Estados Unidos con el sueño de convertirse en golfista profesional. En aquel entonces, contó, su padre le dijo que las habilidades golfísticas le serían útiles, incluso si nunca se convertía en profesional. “Pensé que era su manera de decirme que nunca sería lo suficientemente bueno”, relató. “Cuando jugué con Trump, me envió un mensaje: ‘Te lo dije’”.
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