
Censura a Jimmy Kimmel pone en la mira la libertad de expresión bajo Trump
Según expertos, la decisión de la cadena ABC de suspender “indefinidamente” el programa del comediante ilustra la “eficacia” de la administración republicana para poner a los medios bajo control. Obama advirtió que Trump está llevando la cultura de la cancelación a “un nuevo y peligroso nivel”.

En enero pasado, cuando el presidente estadounidense Donald Trump regresó a la Casa Blanca por segunda vez, prometió, de manera inequívoca y enfática, que protegería la libertad de expresión y garantizaría que ningún estadounidense, incluidos sus críticos, fuera castigado por expresar sus opiniones.
Durante su discurso inaugural, el 20 de enero pasado, el mandatario republicano prometió “detener inmediatamente toda censura gubernamental y restablecer la libertad de expresión en Estados Unidos”. “Nunca más se utilizará el inmenso poder del Estado para perseguir a los oponentes políticos”, continuó Trump. Más tarde ese mismo día, firmó una orden ejecutiva que reforzaba esa promesa, declarando que cualquier tipo de censura de la expresión, incluso en nombre de combatir la desinformación, era “intolerable en una sociedad libre”.
Pero tras el asesinato de Charlie Kirk, el pasado 10 de septiembre en un campus universitario en Utah, esas promesas dieron paso a amenazas y pedidos de represalias, ya que los funcionarios del gobierno de Trump prometieron perseguir a cualquiera que acusen de hacer comentarios odiosos o incluso incivilizados sobre el activista conservador y sus aliados republicanos.
La última víctima fue el comediante Jimmy Kimmel. Su late show salió del aire “indefinidamente”, anunció la noche del miércoles la cadena ABC, propiedad de Walt Disney Pictures. La salida precipitada de Kimmel se informó horas después de que el presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC), Brendan Carr, lo acusara de realizar un “esfuerzo concertado para mentirle al pueblo estadounidense” sobre las creencias del asesino de Charlie Kirk.
Las palabras que disgustaron al círculo cercano de Trump fueron pronunciadas por Kimmel durante su monólogo de apertura del 15 de septiembre: “La pandilla MAGA (Make America Great Again) está intentando desesperadamente caracterizar a este chico que asesinó a Charlie Kirk como alguien distinto a uno de ellos, y está haciendo todo lo posible para sacar partido político con ello”, afirmó el comediante.
Avanzado el monólogo, Kimmel cuestionó la respuesta Trump a una pregunta sobre cómo se sentía tras la muerte de Kirk, quien era cercano al mandatario. “Muy bien”, expresó el republicano antes de comentar sobre una reforma del salón de baile de la Casa Blanca. A juicio del presentador estadounidense, “así no es como un adulto llora la muerte de alguien a quien considera amigo. Así es como un niño de cuatro años llora la muerte de un pez dorado”.
Trump apoyó la decisión de ABC de suspender el programa de Kimmel asegurando que el comediante, además de haber dicho “algo horrible sobre un gran caballero conocido como Charlie Kirk”, “no era una persona talentosa” y que “tenía muy malos índices de audiencia”. Más aún: sugirió que los presentadores nocturnos de NBC Jimmy Fallon y Seth Meyers serían los siguientes.
Sobre el rating, según los índices de audiencia de Nielsen, publicados por LateNighter, aunque el Late Show de Stephen Colbert lidera la franja horaria en cuanto a audiencia total, con 2,42 millones de espectadores, el programa de Kimmel promedió 1,77 millones de espectadores en el segundo trimestre de 2025, superando a Colbert en el grupo demográfico clave de 18 a 49 años. Si bien la audiencia de su programa disminuyó un 11% el mes pasado, Kimmel también cuenta con más de 20 millones de suscriptores en YouTube.
Para Jim Rutenberg, columnista del diario The New York Times, la decisión de ABC de suspender “indefinidamente” el programa nocturno de Kimmel “ilustra la eficacia de la administración hasta la fecha”. “Lejos de condenar el silenciamiento de un comediante, Trump celebró lo que calificó de ‘cancelación’ al declararlo ‘Gran noticia para Estados Unidos’ en Truth Social. Posteriormente, afirmó que las cadenas cuyos presentadores lo critican deberían perder su derecho a transmitir”, comentó.
Trump reiteró estas amenazas este jueves a bordo del Air Force One, en su vuelo de regreso a Estados Unidos luego de su visita de estado a Reino Unido, al sugerir que las cadenas de televisión que lo cubran “negativamente” podrían ser sancionadas por el gobierno. El presidente afirmó que las principales cadenas estadounidenses estaban “en su contra en un 97%”, aunque no ofreció pruebas que respaldaran esta cifra ni detalló cómo se evaluó esta conclusión. Aseguró haber leído la estadística “en alguna parte”, consigna The Guardian.
“De nuevo, 97% negativo, y aun así gané fácilmente. Gané en los siete estados clave”, argumentó Trump. “Solo me dan mala prensa. O sea, están obteniendo una licencia. Creo que tal vez deberían revocarles las licencias”, advirtió.
Sin embargo, la afirmación del presidente de que las cadenas de televisión estadounidenses necesitan una licencia del gobierno para operar es incorrecta, sostiene Th Guardian. Si bien las estaciones de televisión locales requieren una licencia de la FCC, la agencia dice claramente en su sitio web que “no otorga licencias a cadenas de televisión o radio (como CBS, NBC, ABC o Fox)”, detalla el periódico británico.
Además, Anna Gómez, la única comisionada demócrata de la FCC, dijo a CNN que “la Primera Enmienda -que protege, entre otras, las libertades de expresión y de prensa- no le permite a la FCC decirle a los radiodifusores qué pueden transmitir”.
Lo que sí puede es retener la licencia a una cadena de radio o televisión que no favorezca el interés público, un argumento con el que Carr podría impulsar en el futuro vetos como el impuesto a Kimmel, destaca France 24.
Y Carr, quien fue designado por Trump en enero de 2025 para presidir la FCC, ya ha sugerido que podría tomar esa vía. “En la FCC vamos a imponer la obligación del interés público. Si hay difusoras a las que no les gusta, pueden entregar su licencia”, dijo al ser entrevistado en el podcast del comentarista conservador Benny Johnson.
En esa misma entrevista, emitida horas antes de la suspensión de Jimmy Kimmel Live, Carr instó a ABC y sus afiliadas a “encontrar formas de cambiar su conducta y tomar medidas contra Kimmel”. Y agregó: “Podemos hacer esto por las buenas o por las malas”.
Después de que Carr atizará el fuego contra Kimmel, el operador de televisión Nexstar Media Group, que trabaja con más de 20 cadenas afiliadas de ABC, calificó los comentarios del comediante como “ofensivos e insensibles” en un momento “crítico” del “discurso político nacional”. Minutos después, ABC comunicó la suspensión de Jimmy Kimmel Live.
Da la casualidad de que “Nexstar se prepara para una fusión de 6.200 millones de dólares con su competidor Tegna, que requeriría la aprobación regulatoria de una administración que ha demostrado su disposición a instrumentalizar el poder gubernamental para favorecer su agenda”, apuntó Eoin Higgins, columnista de The Intercept.
Pero el caso de la censura al show de Jimmy Kimmel no es un hecho aislado. Los señalamientos contra Trump por presiones a los medios de comunicación acumulan varios casos desde que el republicano regresó al poder. Así, para autorizar su fusión con Skydance Media, el presidente exigió (y obtuvo) de Paramount el despido de uno de sus presentadores estrella, Stephen Colbert, y el ajuste de la línea editorial de los informativos de la cadena CBS, que aceptó abandonar las políticas de diversidad, equidad e inclusión proscritas por Washington.
Desde que Carr está a la cabeza de la FCC, la entidad ha iniciado investigaciones contra CBS, NPR, PBS y ABC por “distorsión de noticias” y por emitir contenido “no acorde con los valores de la comunidad”.
Hace solo semanas, Trump abrió un litigio por 15.000 millones de dólares contra The New York Times, cuatro de sus reporteros y Penguin Random House por el libro Lucky Loser (Un perdedor afortunado), que cuestiona la historia del magnate en el mundo de las finanzas.
Sin embargo, un juez federal de Florida desestimó este viernes la demanda por difamación de Trump contra The New York Times cuatro días después de su presentación, calificándola de “inapropiada e inadmisible” en su forma actual. El magistrado dio 28 días a los abogados del presidente para presentar una enmienda a la demanda.
El mandatario también ha demandado a CBS, The Des Moines Register, Gannett y el Centro Pulitzer.
En marzo pasado, la Casa Blanca prohibió por 74 días el acceso a periodistas de la agencia informativa Associated Press (AP) a espacios como la Oficina Oval, el avión presidencial y eventos de la Administración. Ello, debido a la negativa de AP a referirse al Golfo de México como el Golfo de Estados Unidos, tal como había decretado Trump.
A raíz de la censura al show de Jimmy Kimmel, un grupo de senadores demócratas emitió un comunicado en el que definen la medida como “un ataque contra el derecho a la libertad de expresión”, garantizado por la Primera Enmienda de la Constitución.
El expresidente Barack Obama instó a los medios de comunicación a no ceder ante la coerción gubernamental. “Tras años de quejarse de la cultura de la cancelación, la actual administración la ha llevado a un nuevo y peligroso nivel al amenazar sistemáticamente con medidas regulatorias contra los medios de comunicación a menos que amordacen o despidan a los periodistas y comentaristas que no le agradan”, declaró Obama en un comunicado.
Incluso, el senador republicano Ted Cruz se sumó a las críticas. Este viernes denunció las amenazas del presidente de la FCC, Brendan Carr, de retirar la licencia de transmisión de ABC como “increíblemente peligrosas” y comparó parte de su retórica con tácticas “mafiosas”.
En un episodio de su podcast, Verdict with Ted Cruz, publicado el viernes, el republicano por Texas se mostró “encantado” de que Jimmy Kimmel fuera retirado del aire por ABC por sus comentarios sobre el influencer conservador Charlie Kirk. Sin embargo, expresó su total desacuerdo con la intervención gubernamental, afirmando que podría volverse en contra de los conservadores cuando los demócratas retomen el poder.
“Odio lo que dijo Jimmy Kimmel. Me alegra mucho que lo hayan despedido”, dijo Cruz. “Pero les digo algo: si el gobierno se mete en la rutina de decir: ‘No nos gusta lo que ustedes, los medios, han dicho. Les vamos a prohibir salir del aire si no dicen lo que nos gusta’, eso acabará mal para los conservadores”, advirtió.
Aunque los comentarios de Carr han generado una condena generalizada en la izquierda, las declaraciones de Cruz representan una de las denuncias más enérgicas de las amenazas contra las emisoras por parte de un conservador electo, destacó CNN. Cruz también preside el Comité Senatorial de Comercio, Ciencia y Transporte, que tiene amplia autoridad sobre la FCC.
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