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¿Rearme o Estado de bienestar? El gran dilema de Europa frente a la amenaza rusa

Los tambores de guerra suenan fuerte en el Viejo Continente y no hay semana en la que una autoridad no advierta sobre un posible conflicto con Rusia. Varios países han aumentado sus ejercicios militares, otros quieren reponer el servicio militar y algunos pretenden ampliar su red de búnkers. Todo esto, en un contexto de aumento del gasto en defensa que lleva a la encrucijada sobre cómo balancear su financiamiento con los gastos sociales.

Imagen del desarrollo de la exhibición militar organizada por la Armada Española y la OTAN en la Playa del Retín, a 28 de marzo de 2025 en Barbate, Cádiz. Foto: Europa Press Francisco J. Olmo / Europa Press

Prepárense para el conflicto con Rusia”, es el mensaje que cada semana emite algún funcionario o autoridad europea, algo que hasta hace unos años parecía imposible de imaginar. Sin ir más lejos, hace dos semanas el canciller alemán Friedrich Merz comparó la estrategia del Presidente ruso, Vladimir Putin, en Ucrania con la de Hitler en 1938, cuando se apoderó de la región germanoparlante de los Sudetes de Checoslovaquia antes de proseguir con la conquista de una gran parte del continente. “Si Ucrania cae, no se detendrá. Al igual que los Sudetes no fueron suficientes en 1938”, declaró el gobernante alemán en una conferencia de su partido.

Días antes, el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, pronunció un discurso en el que advirtió que “el conflicto está a las puertas” y que “debemos estar preparados para la magnitud de la guerra que sufrieron nuestros abuelos o bisabuelos”. Rutte afirmó que Rusia podría estar lista para usar la fuerza militar contra la Alianza Atlántica en cinco años. Por su parte, el jefe del Ejército francés, Fabien Mandon, declaró a fines de noviembre que Francia estaba en riesgo, “porque no está preparada para aceptar la pérdida de sus hijos”.

Al mismo tiempo, el jefe de las Fuerzas Armadas de Reino Unido, Richard Knighton, reconoció que la situación “es la más peligrosa que he conocido en mi carrera” y que los británicos deben estar preparados. “Más familias sabrán lo que significa sacrificarse por nuestra nación”, declaró.

Un vehículo militar pasa junto a los sistemas de defensa aérea Patriot instalados en el aeropuerto de Rzeszów-Jasionka al atardecer en Jasionka, sureste de Polonia, el 6 de marzo de 2025. Foto: Archivo SERGEI GAPON

En la misma línea, el jefe de su Servicio de Inteligencia Secreto, MI6, Blaise Metreweli, advirtió, en un discurso sobre la evaluación anual de las amenazas de Reino Unido, que Rusia seguirá intentando desestabilizar a Europa “hasta que Putin se vea obligado a cambiar de opinión”.

Las advertencias también llegan en momentos en que distintos países europeos se han visto enfrentados a lo que se conoce como la guerra híbrida rusa, que se ha manifestado con acciones de sabotaje, el envío de drones rusos a distintos países y una contundente campaña de desinformación. En medio de este contexto, varias naciones se encuentran tomando medidas ante un posible conflicto, las que van desde la construcción de búnkers hasta el reclutamiento del Ejército y la realización de ejercicios militares.

Todo esto ocurre en momentos en que el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, busca negociar el fin de la guerra en Ucrania, proceso que por el momento se encuentra estancado sin que se vislumbre un acuerdo de paz. Según los expertos, en Europa existe la preocupación de que Ucrania se vea presionada por Trump a aceptar un acuerdo que eventualmente envalentone a Putin y la haga vulnerable a un futuro ataque ruso. “Fundamentalmente, un alto el fuego liberaría recursos militares rusos para centrarse también en Europa, lo que podría allanar el camino para un futuro ataque en su flanco oriental”, escribió el diario The Wall Street Journal.

Soldados polacos a bordo de tanques participan en un desfile militar en Varsovia el Día del Ejército Polaco, el 15 de agosto de 2023, para conmemorar el aniversario de la victoria de 1920 sobre la Rusia Soviética en la Batalla de Varsovia durante la Guerra Polaca-Soviética. Foto: Archivo WOJTEK RADWANSKI

El Kremlin no ha ocultado su firme intención de reducir las fronteras de la OTAN y revisar la arquitectura de seguridad europea. Recientemente, Putin advirtió que si Europa iniciara una guerra, Rusia estaría dispuesta a luchar y no dejaría a nadie con quien negociar. A ello se suma la nueva estrategia de seguridad estadounidense, que se dio a conocer a principios de mes, en la que advierte de los peligros de la “borradura de la civilización” en el continente y afirma que el gobierno estadounidense buscará detener la propagación de la guerra en Europa y “restablecer la estabilidad estratégica con Rusia”. Por primera vez en los últimos años, no menciona a Rusia como enemigo.

Más gasto en defensa

El mensaje de Estados Unidos marca un cambio profundo para la Unión Europea, cuyo diseño original incluía prevenir las guerras como las que ocurrieron en el siglo XX. Fue así que bajo el paraguas de defensa estadounidense, los europeos redujeron su gasto militar después de la Guerra Fría y los fondos adicionales se destinaron al gasto social, que incluye las pensiones, junto a la salud, la educación y algunos servicios públicos, que constituyen los pilares del Estado del bienestar que Europa ha convertido en parte de su ADN.

Sin embargo, todo cambió con la invasión a gran escala de Rusia contra Ucrania en febrero de 2022. Ese hecho “ha sido el principal motor del aumento del gasto en defensa”, explicó a Euronews Business, Calle Håkansson, investigador de la Agencia Sueca de Investigación para la Defensa. “Aunque ya venían aumentando durante la última década, la guerra marcó un punto de inflexión”.

Militares españoles participan de una misión de la OTAN en Letonia en 2023. Foto: Europa Press EMAD

“La pregunta ahora es cómo financiar (el aumento del gasto en defensa). Para algunos expertos, la única manera de construir un Estado bélico que pueda disuadir a Rusia es recortar drásticamente el gasto social. Después de todo, según el argumento engañoso, los gobiernos de la década de 1990 malgastaron los ahorros de defensa en costosas promesas de bienestar social”, escribieron los investigadores Shahin Vallée y Joseph de Weck en el diario The Guardian.

Los Estados miembros de la UE gastaron 343.000 millones de euros en defensa en 2024 (lo que corresponde a un aumento del 19% respecto de 2023) y se proyecta que alcancen los 381.000 millones de euros en 2025. Mientras que la mayoría de los miembros de la OTAN superarán el antiguo punto de referencia del 2% del PIB, casi todos han firmado el compromiso del 5% para 2035 (divididos en 3,5% de defensa básica más 1,5% de gastos relacionados). “Si la experiencia pasada sirve de guía, muchos países no alcanzarán este objetivo o, en el mejor de los casos, tendrán que basarse en una contabilidad cuestionable para que parezca que lo han logrado”, escribió el historiador británico Mark Galeotti en la revista The Spectator.

La excepción es Polonia, que ya comprometió el 4,2% de su PIB a defensa, y una vez que haya completado su adquisición de tanques estadounidenses M1A1/M1A2 Abrams y surcoreanos K2 Black Panthers, contará con una flota de tanques modernos mayor que la rusa. A juicio de Galeotti, en parte esto “se trata de una maniobra geopolítica para posicionarse como el sustituto de Alemania como potencia de Europa Central, lo que podría explicar por qué Berlín ahora espera invertir el 3,5% para 2029”.

Para los expertos, los Estados de bienestar europeos, que se han visto mermados en las últimas décadas y especialmente tras la crisis de 2008, pueden encontrar en esta nueva fase de aumento en el gasto en defensa el revés definitivo a su sostenibilidad.

Y así lo reconocen los principales gobiernos europeos. Por ejemplo, el primer ministro británico, Keir Starmer, confirmó que doblaría su gasto en defensa para alcanzar el 5% del PIB al tiempo que anunció importantes alzas fiscales y recortes en materia social.

Imagen del desarrollo de la exhibición militar organizada por la Armada Española y la OTAN en la Playa del Retín, a 28 de marzo de 2025 en Barbate, Cádiz. Foto: Europa Press Francisco J. Olmo / Europa Press

En Francia, el gobierno de François Bayrou cayó en septiembre pasado, tras menos de un año de gestión, al no conseguir apoyos suficientes para su plan de austeridad extrema; un recorte a las cuentas públicas de 44.000 millones de euros (1,3% del PIB) que incluía la eliminación de 3.000 empleos públicos, la supresión de dos días festivos y la congelación de las pensiones. Esto, mientras el Presidente Emmanuel Macron anunciaba un aumento del gasto militar, llegando a 64 mil millones de euros en 2027. “Para ser libre en este mundo, hay que ser temido. Para ser temido, hay que ser poderoso”, argumentó.

Y en Alemania, el gobierno de Merz tiene un conflicto para equilibrar su presupuesto. Las cuentas sociales, debilitadas por cinco años de crecimiento lento y un envejecimiento poblacional acelerado, han reducido cada vez más el margen de maniobra. Como resultado, el canciller declaró a finales de agosto que el Estado de bienestar “ya no es económicamente sostenible con lo que producimos como economía nacional” y pidió un “otoño de reformas”, iniciando un amplio debate nacional. Esto, en medio de la aprobación del gasto en defensa.

En España, las políticas sociales acapararon seis de cada 10 euros del último presupuesto del Estado aprobado correspondiente a 2023, y las cuentas están prorrogadas desde entonces, indicó el diario El País. Las previsiones auguran una curva de gasto ascendente por el envejecimiento de la población.

(De izq. a der.) El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez; el primer ministro sueco, Ulf Kristersson; el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan; el primer ministro británico, Keir Starmer; el presidente estadounidense, Donald Trump; el secretario general de la OTAN, Mark Rutte; y el primer ministro neerlandés, Dick Schoof, asisten a una sesión plenaria de la cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en La Haya, el 25 de junio de 2025. Foto: Archivo JOHN THYS

“El conflicto entre rearme y Estado de bienestar no es un planteamiento caprichoso de la izquierda, sino una cuestión matemática. Sin embargo, existe un gobierno europeo que se empeña constantemente en negar dicho conflicto; hablamos del gobierno español. Pedro Sánchez insiste en presentar la cuestión como una falsa dicotomía. Según sus declaraciones, no hay incompatibilidad entre gastar en armamento y hacerlo en políticas sociales. Pero los números dicen lo contrario”, escribió el analista español Pablo Hurtado en Diario Red.

“La prueba de que el Sánchez no se cree su propio relato es que, a pesar ser muy dado a los grandes anuncios, el gobierno está ejecutando sus planes de aumento del gasto militar en silencio y por la vía del Consejo de Ministros, maniobra que esquiva el debate parlamentario sobre estos planes. Así lo demuestran los datos recogidos por La Vanguardia en un artículo publicado este fin de semana”, añadió.

Tambores de guerra

En medio de este contexto, los países más cercanos a Rusia ya se encuentran tomando medidas. La cadena CNN reportó el martes que guardias fronterizos finlandeses están entrenando para un posible conflicto con Rusia. Y por eso se llevan a cabo ejercicios más allá del Círculo Polar Ártico, cerca de la frontera rusa. Finlandia -que comparte 1.340 kilómetros de frontera con Rusia y cedió una décima parte de su territorio a la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial- se prepara así para el peor escenario posible, con ejercicios centrados en las duras condiciones del Ártico.

El Presidente ucraniano, Volodimyr Zelensky, junto al primer ministro de Reino Unido, Keir Starmer, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el canciller alemán, Friedrich Merz. Foto: Europa Press CUENTA EN X DEL PRESIDENTE DE UCRANIA.

Este país, por ejemplo, nunca dejó de construir refugios subterráneos, a diferencia de otros países europeos. Helsinki, por ejemplo, cuenta con 5.500 refugios de defensa civil que pueden albergar a todos los residentes, con espacio de sobra.

Noruega, por su parte, está preparando planes de evacuación para civiles en caso de guerra. En esta iniciativa participan las autoridades militares, policiales y de defensa civil. Las autoridades están evaluando las zonas vulnerables, especialmente en el norte de Noruega, cerca de la frontera con Rusia, y en los alrededores de las instalaciones militares. Noruega está aprovechando las lecciones de la invasión rusa de Ucrania al elaborar los planes, incluyendo la alta probabilidad de ataques a la infraestructura energética.

En Alemania, el ministro de Defensa, Boris Pistorius, del Partido Socialdemócrata (SPD) de centroizquierda, planea lanzar el nuevo servicio militar voluntario, con mejores condiciones y salarios que el servicio militar tradicional, a principios de enero. Los partidos gobernantes han estado enfrentados en los últimos meses sobre si las Fuerzas Armadas podrían reclutar suficientes voluntarios para satisfacer las necesidades de defensa del país.

Además, al igual que Estonia, está elaborando planes para ampliar rápidamente su red de búnkeres y refugios a prueba de bombas, dijo el funcionario de protección civil de mayor rango del gobierno, advirtiendo que el Estado necesita estar preparado para un ataque de Rusia dentro de los próximos cuatro años.

Francia, a su vez, va a introducir un servicio militar voluntario de 10 meses, destinado principalmente a los jóvenes de 18 y 19 años. Macron dijo a fines de noviembre que el servicio comenzaría a mediados de 2026 y ayudaría a Francia a responder a las “amenazas aceleradas” en el escenario mundial. “Francia no puede permanecer de brazos cruzados”, indicó.

FILE -A pumpjack of Wintershall DEA extracting crude oil at an old oil field in Emlichheim, Germany, Friday, March 18, 2022. The German government said Wednesday it was triggering the early warning level for gas supplies amid concerns that Russia could cut off supplies unless it is paid in rubles. (AP Photo/Martin Meissner,file) Martin Meissner

Mientras que Estonia, Letonia y Lituania están elaborando planes de defensa civil a gran escala para prepararse para posibles evacuaciones masivas en caso de un aumento o ataque militar ruso, según informó Reuters en octubre.

Consumo energético

A juicio de la experta austríaca en geopolítica Velina Tchakarova, “las élites políticas e institucionales europeas se enfrentan a un nuevo dilema tridimensional que rara vez reconocen: la tensión entre la priorización de las deficiencias en defensa, la desindustrialización y la agenda de descarbonización”. “Para reconstruir la fuerza militar y preservar la competitividad industrial, Europa debe invertir billones de dólares anuales en industrias de doble uso, materias primas y seguridad energética. Sin embargo, cada euro desviado a la industria o a la defensa socava el calendario del ‘Pacto Verde’ de la Comisión Europea. Por otro lado, cada restricción regulatoria relacionada con el clima acelera la desindustrialización, según los actores industriales”, escribió en un análisis publicado en The Republic.

La Unión Europea está siguiendo estrategias para reducir su dependencia de los combustibles fósiles en medio de las actuales tensiones geopolíticas con Rusia, indicó un análisis en el sitio The Conversation.

“La invasión rusa de Ucrania expuso a muchos países a interrupciones del suministro y agitación geopolítica, y desencadenó una crisis energética mundial a medida que los países que antes dependían del petróleo y el gas rusos se apresuraban a encontrar alternativas”, añadió.

“El alarmismo climático está perdiendo rápidamente la batalla narrativa. Incluso, Bill Gates causó revuelo recientemente al afirmar que si bien el cambio climático traerá graves perturbaciones, no provocará la desaparición de la humanidad, e instó a un cambio de enfoque hacia el bienestar humano y la innovación”, indicó Tchakarova.

Lo cierto es que los objetivos climáticos de Europa ya se están redefiniendo bajo la presión de los Estados miembros, y esto se hizo evidente cuando el Parlamento Europeo, con una mayoría de centroderecha y populista de derecha, aprobó objetivos diluidos para 2040 y pospuso disposiciones clave del Pacto Verde antes de la COP30.

“La dependencia de Europa de insumos externos, desde tierras raras hasta semiconductores, pasando por fertilizantes y sistemas energéticos, sigue siendo estructural. Sin embargo, la diversificación y la autonomía estratégica en los tres ámbitos clave (gasto de defensa, reindustrialización y descarbonización) requerirán al menos una década de inversión masiva y sostenida, y determinación política. Algo tiene que ceder en esta ecuación imposible”, concluyó Tchakarova.b

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