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Sondeo global revela sombría mirada de chilenos con rumbo del país y estado de la sociedad

Según el Informe Ipsos Populismo 2025, sondeo que recoge la percepción de más de 23 mil personas en 31 países, el 57% de los ciudadanos cree que su nación está en declive, mientras que el 56% siente que la sociedad en la que vive está fracturada. Chile supera el promedio mundial en ambos temas, con un 64% y un 57%, respectivamente. Asimismo, el 65% de los encuestados chilenos afirmó que el país “sería más fuerte si paramos la inmigración”, 21 puntos porcentuales por sobre el promedio global.

Según el sondeo de Ipsos, un 57% de los chilenos siente que la sociedad local está fracturada y un 64% cree que el país está en declive.

“Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo”, escribió Karl Marx en las primeras líneas de su Manifiesto Comunista en 1848. Casi dos siglos después, el espectro ideológico que desafía a los políticos convencionales en Europa y en gran parte del mundo democrático ya no es el comunismo, sino el populismo.

Usado en exceso y a menudo mal definido, este término es invocado rutinariamente por políticos, periodistas y académicos para describir una amplia gama de partidos, figuras y movimientos, a veces radicalmente diferentes.

Pero más allá de la semántica, la última encuesta internacional de la empresa de investigación de mercados Ipsos arroja luz sobre las fuerzas más profundas que alimentan esta oleada populista. La sexta edición de su informe sobre populismo, que recoge la percepción de más de 23 mil personas en 31 países -entre ellos Chile-, ayuda a comprender, a través de la opinión pública, los problemas que conducen al aumento de este fenómeno.

De acuerdo con los resultados del Informe Ipsos Populismo 2025, el diagnóstico es que un profundo pesimismo y sensación de fractura social se está instalando alrededor del mundo, el cual está alimentado principalmente por tres temas: descontento económico, la brecha entre las élites y el pueblo, y una oposición a la inmigración.

La mayoría de los ciudadanos de todo el mundo (57%) cree que su país está en declive, mientras que el 56% siente que la sociedad en la que vive está fracturada. La sensación de fractura social está especialmente extendida en las democracias occidentales establecidas desde hace mucho tiempo, como Alemania (77%), Estados Unidos (66%), Reino Unido (65%) y Francia (65%). Pero está lejos de ser un malestar exclusivamente occidental: resuena en la mayoría de los países, incluso en el Sur Global.

Prueba de ello es que Chile supera el promedio mundial en ambos temas: un 57% siente que la sociedad local está fracturada y un 64% cree que el país está en declive (percepción que sube un punto respecto de 2023). Sobre esto último, los encuestados chilenos son quienes más consideran que su país está en decadencia en el concierto latinoamericano, por sobre Brasil (62%), Colombia (57%), Perú (56%), Argentina (55%) y México (44%).

En cambio, ante la consulta de si cree que la sociedad local está fracturada, Chile es superado en la región por Brasil (69%), Argentina (63%), Perú (61%) y Colombia (60%). Solo México (47%) se encuentra bajo nuestro país en este tema.

Al momento de poner en contexto estos índices, Nicolás Fritis, CEO de Ipsos Chile, explica: “Si bien la mayoría en nuestro país cree que la sociedad chilena está fracturada (57%), esto no se diferencia de la opinión promedio en 31 países (56%). Esta percepción ha mejorado 12 puntos desde 2021, momento que en Chile se desarrollaba el primer proceso constituyente fallido en medio de una pandemia. Los resultados muestran que el sentimiento de sociedad dividida viene disminuyendo en el país, aunque todavía distante de los países con mejores resultados, como Singapur (22%) o Suiza (32%)”, explica a La Tercera.

Respecto de la idea de que el país está en declive, Fritis señala que “el escenario es más pesimista: casi dos de cada tres chilenos (64%) así lo piensa, siete puntos más que el promedio global (57%), con el porcentaje más alto de América Latina”. Al momento de buscar una explicación para este fenómeno, dice que “una lectura posible de la fractura en nuestra sociedad es un sentimiento de pesimismo marcado, luego de años muy tumultuosos”. “Todavía estamos lejos de revertir una sensación general de años perdidos, sin mejoras en nuestro país”, apunta.

Descontento económico

A nivel global, al momento de buscar las razones para esta sensación de colapso, el estudio de Ipsos reconoce que “el panorama es complejo”. Pero de los datos se desprenden tres temas. Uno de ellos apunta al descontento económico. “Incluso cuando la inflación retrocede desde los máximos históricos del período 2021-2023, la ansiedad económica sigue siendo generalizada. Muchos se sienten dejados atrás o expuestos a una creciente inseguridad financiera, temores que a menudo se ven intensificados por las recientes políticas económicas y comerciales, en particular las asociadas con la administración Trump”, destaca el informe de la empresa de investigación de mercados. “La percepción de un empeoramiento del panorama económico sigue erosionando la confianza pública”, advierte.

Muchos se sienten dejados atrás o expuestos a una creciente inseguridad financiera, temores que a menudo se ven intensificados por las recientes políticas económicas y comerciales, en particular las asociadas con la administración Trump, señala Ipsos. Foto: Archivo Brian Snyder

Según el sondeo, la creencia de que la economía está manipulada muestra pocos cambios en una década. Esta creencia (68%) está correlacionada con estar a favor de un líder fuerte que recupere el país de los ricos y poderosos (64%), pero resuena mucho más en las economías emergentes de Asia (Indonesia, 81%, Tailandia, 77%, Malasia, 76%) y en Sudáfrica (77%).

En el caso de Chile, un 72% afirma que “la economía está manipulada para favorecer a los ricos y poderosos”, percepción que ha crecido siete puntos desde 2023 y que también supera en cuatro puntos el promedio mundial (68%). En tanto, un 58% de los chilenos cree que “se necesita un líder fuerte para recuperar el país de los ricos y poderosos”.

Un aspecto muy extendido del enfoque populista de la economía, apunta el estudio de Ipsos, es la contradicción entre las peticiones de aumento del gasto y las demandas de bajada de impuestos. En 31 países, el 57% rechaza el aumento de los impuestos destinados a financiar el gasto público adicional, pero la mayoría apoya el aumento del gasto en todos los servicios públicos.

Si se pregunta sobre las medidas que debería tomar el gobierno, el 55% de los chilenos está en contra del aumento de impuestos para financiar gasto público. Sin embargo, hay un fuerte apoyo a invertir en salud (86%), seguridad pública (85%), creación de empleos (79%), educación (78%) y a reducir la pobreza y la desigualdad social (72%).

Resultados preliminares de los candidatos Karol Nawrocki (izq.), apoyado por el partido derechista Ley y Justicia (PiS), y Rafal Trzaskowski, alcalde de Varsovia y miembro del partido centrista gobernante Coalición Cívica, en el Teatro Mala Warszawa de Varsovia, durante la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Polonia, el 1 de junio de 2025. Foto: AFP WOJTEK RADWANSKI

Otro de los temas que el estudio pone de relieve es la brecha entre las élites y el pueblo. En ese sentido, señala que existe la creencia generalizada de que las élites tradicionales se han distanciado del pueblo. El 64% de los encuestados está de acuerdo en que “a los partidos y políticos tradicionales no les importa la gente como yo”, mientras que el 62% cree que “los expertos en este país no entienden la vida de personas como yo”. Más sorprendente aún, el 68% dice que “la principal división en nuestra sociedad es entre los ciudadanos comunes y la élite política y económica”. Estos puntos de vista son compartidos por una clara mayoría en casi todos los países y atraviesan generaciones y clases sociales.

En Chile, un 76% de las personas cree que “los partidos tradicionales y políticos no se preocupan de personas como yo”, 12 puntos por sobre el promedio global (64%) y ubicando al país como el tercero con mayor acuerdo entre los encuestados, solo superado por Perú (85%) y Sudáfrica (77%). En tanto, un 71% de los chilenos está de acuerdo con la afirmación de que “los expertos en este país no entienden la vida de personas como yo”. Y un 72% considera que “la principal división en nuestra sociedad es entre los ciudadanos comunes y la élite política y económica”.

Según la mayoría de la opinión pública chilena (63%), “la élite política y económica tiende a tomar decisiones basadas en sus propios intereses, mientras que las necesidades del resto de la gente en Chile no importan”. Así, el país está en el quinto lugar de los que tienen mayor desconfianza con las élites, solo superado por Hungría (69%), Perú (66%), Brasil (65%) y Argentina (64%). El promedio global alcanza al 52% en este tema.

Inmigración: línea divisoria

La inmigración se ha convertido en otra poderosa línea divisoria. Una pluralidad de ciudadanos (44%) cree que su país “sería más fuerte si detuviéramos la inmigración”, solo el 28% está en desacuerdo. Las opiniones antiinmigración han ganado terreno en los últimos años, a menudo estrechamente entrelazadas con los temores económicos. El 60% está de acuerdo en que “cuando los empleos son escasos, los empleadores deben priorizar la contratación de personas de este país sobre los inmigrantes”.

Un agente del Departamento de Seguridad Pública de Texas hace guardia mientras familias migrantes se rinden tras cruzar el río Grande hacia Estados Unidos desde México en Eagle Pass, el 29 de julio de 2023. Foto: Archivo ADREES LATIF

Un 65% de los encuestados afirmó que “Chile sería más fuerte si paramos la inmigración”, lo que significa que hay 21 puntos porcentuales por sobre el promedio global, sólo después de Turquía (78%) y Tailandia (71%). En tanto, en Chile hay un 65% de respaldo a la declaración “Cuando escasean los puestos de trabajo, los empresarios deben dar prioridad a contratar a gente de este país antes que a inmigrantes” y un 51% a la frase “los inmigrantes les quitan el trabajo a los verdaderos chilenos”.

“La primera vez que se publicó este estudio, en 2016, ya estaba extendido un sentimiento antiinmigración en el mundo, aunque estaba lejos de ser mayoritario. Casi 10 años después, se ha acentuado considerablemente, con Chile como uno de los países más influido por ese sentimiento”, destaca Fritis.

“Hoy por hoy, los chilenos creen que la inmigración no le favorece particularmente a nuestra sociedad, como lo muestra también nuestra última encuesta local de ‘Claves’ (que revela que sólo el 44% está de acuerdo con la idea de que el Estado debe proteger y respetar los derechos humanos de los migrantes sin importar su condición migratoria). Incluso, registramos el tercer porcentaje más alto (65%) de 31 países que creen que el país sería más fuerte si se detuviera la inmigración, y superamos los indicadores globales en cada una de las preguntas respecto del sentimiento antiinmigración”, añade.

Quizás el hallazgo más sorprendente de la encuesta de Ipsos es la coexistencia de dos demandas aparentemente contradictorias. Por un lado, una parte significativa de los ciudadanos (47%) dice que quiere “un líder fuerte dispuesto a romper las reglas” para arreglar su país, lo que indica una clara atracción por las formas “iliberales” de democracia. Por otro lado, una mayoría aún más grande (58%) cree que los asuntos políticos más importantes deben ser decididos por el propio pueblo, a través de referendos, no por representantes elegidos. “Esto apunta a un deseo de democracia directa, uno que parece difícil de reconciliar con la demanda de un poder fuerte y personalizado”, destaca el estudio.

El informe de Ipsos muestra que un 37% de los chilenos dice que quiere “un líder fuerte dispuesto a romper las reglas” para arreglar el país, al tiempo que un 57% cree que las decisiones más importantes deben ser tomadas por el propio pueblo. “La idea de tener un líder fuerte, que se enfrente a las élites, está más aceptada en el mundo que uno que rompa las reglas, porque implica una posibilidad de mayor equidad sin necesariamente dañar la institucionalidad. En esto Chile no es la excepción, con un 58% de quienes respaldan lo primero, frente a un 37% respecto de lo segundo. Por esa misma razón fuimos capaces de pasar de un estallido social a un proceso constituyente”, concluye Fritis.

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