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Lucía Dammert: “La ciudadanía recibe a Kast con una alta expectativa de rápida solución en los problemas de seguridad”

La socióloga y exjefa de asesores de Boric en el primer semestre del gobierno entrega su mirada sobre cómo lo ha hecho esta administración en el combate contra el crimen. Según la socióloga, la clave del éxito del presidente electo tiene que ver con que fue "muy eficiente en instalar la sensación de que va a poder tener mano dura".

Foto - Mario Tellez / La Tercera MARIO TELLEZ

La socióloga y experta en seguridad Lucía Dammert tiene un diagnóstico claro de lo que ha sido este gobierno en cuanto al combate contra la delincuencia. Pese a haber sido la jefa del Segundo Piso de La Moneda durante los primeros meses del gobierno del Presidente Gabriel Boric, no tiene complejos en reconocer los puntos débiles que ha tenido esta administración en esa materia.

Hay quienes creen que Kast es más creíble en temas de seguridad que Jara. ¿Qué piensa usted?

El candidato Kast ha estado una década instalando una temática de forma constante que es la autoridad, la necesidad de mayores niveles de control migratorio. Creo que ha sido bastante eficiente, más allá de si sus respuestas de política pública son viables o no, de instalar la sensación de que él va a poder tener mano dura y efectividad. Y yo te diría que esa eficiencia obviamente va en desmedro de cualquier otro candidato. Y si tú lo miras, el gobierno del Presidente Boric ha tenido leyes muy castigadoras, que ha tenido una agenda bien punitivista, pero parece que la gente no termina de creer y sigue pensando que los niveles de garantismo son muy altos. Por ende apoyan la candidatura de Kast.

¿Jara ha tenido que batallar con los complejos de la izquierda en seguridad?

No, la izquierda chilena dejó de tener complejos con la seguridad hace mucho tiempo. Este gobierno ha sido mucho más pro-Carabineros, ha sido un gobierno mucho más proinversiones en Fiscalía, es un gobierno que tiene militares en la frontera y que tiene militares en forma permanente en el sur. Ninguna de esas son medidas que uno podría haber pensado que las podría implementar un gobierno de izquierda. Lo que sí tiene Jara es que tiene que enfrentar una opinión pública que está convencida de que el mundo de la izquierda o de la centroizquierda es un mundo que es profundamente ineficiente en la lucha contra el crimen. En esa percepción ciudadana, que es una caricatura probablemente, la gente reconoce que en el candidato de la derecha los temas de seguridad son explicitados de una mejor forma.

Este gobierno partió con un diagnóstico de seguridad que cambió obligado por el golpe del 4-S y la llegada de la exministra Tohá. ¿Lo ve así?

La ministra Tohá llegó en el octavo mes de gobierno. Hubo como un semestre inicial que estuvo teñido muy fuertemente por lo que fue el proceso de la Convención Constitucional. Pero en la primera actividad de la segunda vuelta el Presidente fue a La Pintana y se reunió con familiares de personas que habían asesinadas. Ahí hay un punto de inflexión. Luego llegó la ministra Tohá y la agenda se concentró en la aprobación de leyes que son más duras. Pero al final del día se pasaron todas las leyes y no se convenció a la ciudadanía de que el gobierno o que el mundo de la izquierda podía tener una mirada más dura frente al delito. Yo creo que hay un fenómeno muy instalado de la percepción ciudadana y eso es probablemente lo que impacta negativamente en la candidatura de Jara.

¿Evalúa positivamente el despliegue del gobierno en seguridad?

El gobierno, en la agenda legislativa de seguridad, tuvo tres cosas positivas. Uno, que es una agenda concordada con la oposición. Dos, que instaló temas que parecían vedados para la izquierda. Y tres, que fue una agenda que permitió también “remirar” algunos temas más institucionales. Se creó el Ministerio de Seguridad, salió la Ley de Seguridad Privada, salió la Ley de Seguridad Municipal. Dicho eso, el gran pendiente de este gobierno en temas de seguridad probablemente son políticas públicas en que la ciudadanía reconozca que efectivamente les cambia la vida en términos de la seguridad que sienten en sus barrios. Me parece que las leyes sirven, por supuesto, pero que no necesariamente se hacen realidad en la vida cotidiana de las personas.

¿Cuál es su evaluación del plan Calle sin Violencia? Fue un plan estrella del gobierno, pero tuvo bastantes críticas.

Sí, es un plan que tuvo dos o tres redefiniciones en el camino. Es un plan demasiado amplio, que no termina de demostrar cuáles son los objetivos específicos. Calles Sin Violencia es un objetivo de largo plazo y que tiene algunas métricas que tienen que demostrarse. Y creo que no puso, probablemente, los énfasis en los temas preventivos, que hubieran ayudado mucho. Con este gobierno sí hay una disminución de las tasas de homicidios, no hay un aumento de las tasas de victimización. O sea, realmente hoy día probablemente la situación no es mucho peor de la que había unos años atrás. Pero lo que está clarísimo es que a la gente le falta un referente de política pública. Calles Sin Violencia no logró convertirse en ese referente.

¿El Presidente Boric entrega al país en una mejor o peor situación de seguridad?

Depende de cómo se entiendan los temas de seguridad. Si tú miras lo que era el país después del estallido social, del Covid, una sensación de polarización profunda, un país que votó a favor de unos cambios constitucionales que requerían una redefinición de la relación Estado-sociedad con mucha gente viviendo en las calles, me parece que esa situación ha sido enfrentada. Hoy día el país se enfrenta a otros problemas. Por supuesto hay robos, hay crimen organizado, pero el país no fue por una deriva de empeoramiento. Lo que sí tenemos es un problema más bien de mayores niveles de violencia, de hechos delictuales diferentes y de organizaciones criminales, que además es lo que pasa en casi todos los países de la región.

¿Cuáles serán los principales problemas que deberá abordar el próximo presidente en cuanto a seguridad pública?

El principal problema es ver cómo hace para que sus promesas se cumplan. Parte importante de por qué la ciudadanía vota como vota es porque hay un nivel de frustración frente a décadas de ofertas que no se terminan de concretar en muchas áreas. Una de ellas es la seguridad. Y ahora la expectativa que hay sobre el próximo gobierno es que ahora la ciudadanía recibe a Kast con una alta expectativa de rápida solución en los problemas de seguridad.

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