Pololear potencia el rendimiento académico y la resiliencia
El beneficio es mayor para los varones, quienes tienden a subir sus notas, imitando los hábitos de estudio de las niñas.

Pololear es parte importante de la vida de los jóvenes. Los adolescentes, y sobre todo las niñas, pueden pasar horas conversando o simplemente pensando en alguien del sexo opuesto. Hasta cinco horas al día en el caso de los varones de 17 años y 10 horas en el de las mujeres. De allí que no sólo se trate de una experiencia pasajera o superficial, como muchos adultos creen.
Estudios recientes demuestran que influye significativamente en el rendimiento académico, de manera similar a la participación en talleres extraprogramáticos o en grupos deportivos fuera de la escuela.
Una investigación del Departamento de Sociología de la Universidad Estatal Bowling Green, de Estados Unidos, señala que las notas de las parejas adolescentes son similares entre sí. Y no sólo porque entre iguales se atraigan, sino porque el rendimiento de uno influye en el otro. Ello, especialmente, a mayor edad (después de los 14 años), cuando las relaciones se vuelven significativas y estables.
PARTE DEL CAPITAL SOCIAL
En la adolescencia, los pares son los principales referentes en cuanto a comportamientos, ya que en esta etapa se está formando una identidad propia, lo que conlleva al alejamiento de las figuras paternas.
Los estudios han concluido que esa interacción también se da a nivel escolar: las actitudes en torno al estudio y las calificaciones de los amigos influyen en el rendimiento del adolescente, a tal punto, que mientras el involucramiento de los padres no se relaciona con mejores notas en esta etapa de la vida, sí lo hacen las notas y actitudes en torno a la escuela de los amigos y pareja.
Por eso, diversos autores incluyen a los amigos dentro del capital social de un alumno: los amigos predicen el aprendizaje, tal como lo hace la cantidad de libros en casa. Las parejas se encuentran dentro de esos pares e, incluso, pueden ser los más influyentes.
El estudio señala, en ese sentido, que son los hombres los que más varían su rendimiento. "Las mujeres tienen mejores habilidades comunicativas y de relación y guían la relación de pareja. Y como ellas casi siempre tienen mejores notas, ellos se esfuerzan por aparecer como un buen prospecto ante sus ojos", señala Peggy Giordano, autora del estudio.
Verónica Gaete, especialista en adolescentes y directora del centro Ser Joven, concuerda. "A los niños les cuesta más comprometerse, pero cuando se enganchan, las mujeres dominan la situación y los niños aprenden hábitos de estudio de sus parejas".
Las niñas no se escapan a los efectos de las primeras experiencias amorosas. Estudios anteriores han señalado que puede existir un efecto negativo si la relación es muy absorbente: se genera dependencia emocional y los jóvenes dejan de hacer actividades habituales, entre ellas, estudiar.
"En el pololeo se ponen en juego habilidades sociales. Los niños que desarrollan una dependencia extrema es porque tienen una necesidad de apego por problemas en el entorno cercano", dice Ximena Bugueño, de Valoras UC.
Pero el estudio de Giordano señala que el monitoreo de los padres -saber dónde y con quién están sus hijos- puede moderar este efecto.
MEJORA LA RESILIENCIA
No sólo en las notas se puede notar el efecto del pololeo. También se ha demostrado que una relación sana -sin violencia o celos incontrolables- ayuda a los adolescentes a mejorar sus habilidades no cognitivas, como la capacidad de comunicación, de negociación y la empatía.
También mejora la resiliencia (capacidad de sobreponerse a la adversidad), ya que cuando la relación se acaba, los jóvenes deben aprender a recuperarse. Las habilidades no cognitivas influyen directamente en el desempeño, ya que indican la persistencia y constancia de los alumnos.
Aunque si los jóvenes no han conseguido una buena adaptación con sus pares, la relación de pareja no les ayuda a mejorar. Es lo que demostró un estudio de la Universidad de Montreal, Canadá, que explica las razones: si los jóvenes no han desarrollado relaciones positivas con sus amigos, el pololeo no se construye sobre una base emocional sólida.
LAS DUDAS DE LOS PADRES
No existe una estrategia única, pero el consejo de los expertos es conversar abiertamente el tema con los hijos.
1. ¿Y si mi hijo baja las notas por pololear? Ximena Bugueño, psicóloga de Valoras UC, aconseja conversar de manera abierta con los hijos para que vean que están usando todo su tiempo en esto y han dejado de lado otras actividades.
2. Prohibir es la peor estrategia, porque "los padres ya no manejan esta parte de la vida de sus hijos", dice Verónica Gaete, de Ser Joven. Señala que hoy es más común ver a niños de 12 años "pololeando", aunque estas son relaciones más bien superficiales.
3. Muchos padres piensan que el pololo o polola es mala influencia para sus hijos. "La culpa no siempre es del que está afuera", dice Gaete. Por eso, recomienda averiguar qué hizo que un joven se fijara en alguien que en apariencia le perjudica.
4. Cuándo conocerlos. Ximena Bugueño señala que a medida que se vaya notando el incremento en el interés de los hijos, es bueno plantear conocer a la persona. Aunque, en general, son los hijos los que dan el paso y llevan a la pareja a la casa.
5. Los estudios plantean que a medida que crecen, los alumnos buscan pareja que tenga un rendimiento similar al propio: les importa más el rendimiento, porque, sobre todo en el caso de las niñas, les importa más el futuro.
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