Socialista nacido en España intentará sacar a flote al alicaído gobierno francés
Manuel Valls, del ala más conservadora del PS, es uno de los políticos más populares del país.

Acusando el golpe obtenido en las elecciones municipales de los pasados días 23 y 30 de marzo (ver recuadro), el Presidente francés François Hollande anunció ayer en cadena nacional la remodelación de su gabinete, que en adelante será liderado por una de las figuras mejor evaluadas dentro del socialismo francés: el ministro del Interior nacido en España Manuel Valls.
"He entendido el mensaje y es muy claro. Hacen falta más reformas", enfatizó ayer el gobernante cuya comparecencia tuvo lugar después de que el Ejecutivo liderado desde mayo de 2012 por el ahora ex primer ministro Jean-Marc Ayrault renunciara en pleno. El domingo Ayrault -a quien el 74% de los franceses quería ver fuera del gobierno, según un sondeo BVA- había asumido toda la responsabilidad de la debacle sufrida en las urnas, que hizo descender a la izquierda al segundo lugar de las preferencias políticas. Valls podría dar a conocer los nombres de sus ministros entre hoy y mañana.
Valls es uno de los políticos franceses con mayor apoyo (53% de popularidad, según la agencia Efe). Analistas citados por el diario español El País sostienen que el nombramiento de este político de 51 años nacido en Barcelona y fanático del Barça, marca un claro giro a la derecha por parte del gobierno de Hollande. El medio sostiene que su "espíritu es social-liberal, cercano a los laboristas británicos". Valls ha sido alcalde de Evry (un suburbio de París) y diputado por Essonne (lugar cercano a la capital). Aunque auspicioso, el nombramiento de Valls como primer ministro podría sacar chispas entre los ecologistas y algunos socialistas de la coalición de gobierno, que le critican su postura rígida respecto de la seguridad. Otros lo acusan de ser demasiado conservador como para estar en el PS. Además, ha tenido duras posturas frente a la inmigración ilegal.
Según dijo ayer Hollande, con Valls el gobierno francés iniciará una "nueva etapa", la misma que contará con tres objetivos: devolver al país su fuerza económica, poner énfasis en la justicia social e incrementar el poder adquisitivo de los franceses. Prometió, además, que para 2017 habrá una disminución de los impuestos y de las cotizaciones que pagan los trabajadores. La baja popularidad de Hollande (al borde del 20%) y las continuas críticas por el incumplimiento de las promesas de campaña, entre otros factores, hacían prever hace días un cambio de gobierno, según la prensa local. A la fecha Hollande no ha logrado bajar el desempleo del 10%, no ha renegociado el pacto presupuestario europeo y la economía no repunta.
Por si el retroceso en las municipales no fuera poco, el Ejecutivo galo recibió ayer malas noticias económicas. En 2013 Francia registró un déficit público de un 4,3% del Producto Interno Bruto (PIB), seis puntos menos que en 2012, pero superior a la meta gubernamental de un 4,1%. En cuanto a la deuda pública, el año pasado se elevó a un 93,5% del PIB cuando la meta era contenerla en 93,4% (en 2012 fue de un 90,6%), informó France Presse.
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