Columna de Daniel Matamala: Aquí está metido medio Chile
Son tantas las revelaciones, son tantas las frases para el bronce (“cuatro ucranianas, tres polacas”, “me ponís un yate, me ponís langosta”, “agarrar los pitos y a Jamaica”), que es fácil quedarse en la anécdota y convertir el escándalo Hermosilla en una sucesión de memes.
Y así olvidar lo más relevante: que Hermosilla dio y recibió dinero, influencias, información y favores, desde y hacia las más altas instancias del poder político, judicial y policial del país.
Como dijo el propio Hermosilla en el célebre audio: “Aquí está metido medio Chile”.
Es que sus redes no tenían límites: desde defender al jefe de asesores del presidente Boric, Miguel Crispi, hasta recibir alertas en su teléfono del Fiscal Regional de Aysén sobre un caso de drogas.
El nudo principal de esa red está en la estrecha relación política, humana, profesional y comercial entre Luis Hermosilla y Andrés Chadwick, que cruza ambos gobiernos de su primo, Sebastián Piñera.
No hubo nadie más influyente en el piñerismo que Chadwick, hombre fuerte de La Moneda entre 2011 y 2014, primero como vocero y luego como ministro del Interior, cargo que repetiría entre 2018 y 2019.
Y no hubo colaborador más íntimo de Chadwick que Hermosilla, su socio, “amigo y compañero de toda la vida”, según las palabras del político.
En estos períodos, Hermosilla y su estudio jurídico recibieron al menos $239 millones en fondos públicos, entregados por trato directo, por asesorías y convenios.
El flujo de dinero se prolongó hasta los últimos días del gobierno de Piñera. El 2 y el 7 de marzo de 2022, Hermosilla recibió contratos por $21,6 millones para defender a autoridades y exautoridades del gobierno saliente en diversas querellas.
“El gabinete ministerial estaba integrado por la periodista María José Gómez y el abogado Luis Hermosilla, ambos históricos colaboradores de Andrés Chadwick”, relata en su libro “La vuelta larga” Gonzalo Blumel, sobre su llegada al Ministerio del Interior, cuando reemplazó a Chadwick en 2019.
Hermosilla operaba en la práctica desde un alto puesto de gobierno, pero sin someterse a las normas de transparencia y conflictos de interés de un cargo como ese.
Y usó esa posición para tejer una intrincada red de favores y dineros corriendo en ambas direcciones: de la empresa a la política y viceversa, de las platas privadas a las públicas y viceversa, y de un “amigo de toda la vida” al otro.
El jefe de la PDI, Sergio Muñoz, le filtraba información reservada de la investigación de la Fiscalía contra el presidente Sebastián Piñera por la compraventa de la Minera Dominga, datos que a su vez Hermosilla reenviaba a Chadwick.
Según el abogado de Muñoz, Hermosilla le confió que él “estaba a cargo de determinadas causas del Ministerio del Interior, del gobierno y del presidente”.
El dinero corría en ambas direcciones. Hermosilla no sólo recibió $239 millones en fondos públicos. En paralelo, el abogado le entregó a Chadwick $226 millones.
Entre 2020 y 2022, Hermosilla hizo al menos 17 transferencias por un total de $190 millones al exdiputado, exsenador y exministro. En las mismas fechas, giró 11 cheques por $36 millones a Chadwick, uno de los cuales, según publicó Ciper, fue cobrado por un carabinero que prestó servicios en La Moneda. (Chadwick asegura que los pagos están “debidamente justificados” con boletas de honorarios).
Poco antes, la defensa de Chadwick en la acusación constitucional en el Congreso había sido pagada con recursos que, según la Fiscalía, fueron generados en operaciones ilícitas. Esto incluye 25 mil euros pedidos por Hermosilla a Daniel Sauer, cabecilla de la empresa Factop, y que este transfirió a un académico alemán como pago por un informe en derecho.
A ello se suman $14 millones para el abogado Jean Pierre Matus, quien hoy es ministro de la Corte Suprema. “No hay ningún whatsapp mío, yo se los desmiento”, dijo Matus.
Pero los mensajes sí existieron, y en ellos Matus y Hermosilla coordinaban los pagos para la defensa de Chadwick.
Si en 2019 Matus ayudó a Hermosilla en la defensa de su amigo (con un generoso pago de por medio, claro), en 2021 llegó la vuelta de mano. Matus postulaba a la Corte Suprema y buscó el respaldo del poderoso abogado. “Lo puse al tanto de los antecedentes, dada su cercanía con el presidente Piñera, quien tenía que proponer uno de los nombres de esa quina al Senado”, reconoció.
La gestión dio resultados: Matus fue propuesto por Piñera, y ratificado por el Senado como ministro de la Corte Suprema, cargo que ejerce hoy.
Hay más. Según la Fiscalía, Hermosilla era el “operador político” del empresario Álvaro Jalaff, otro de los involucrados. Ambos hablan de organizar una cena con Piñera, a través de Chadwick “para que sepan de tu poder”, según dice el operador a su cliente.
“Me lo comentó ACH, que me pidió que lo acompañara. SP está en llamas. Weon, te mueres la convocatoria. Yo hablé con ACH para que haya un reconocimiento público para ti”, dice Hermosilla a Jalaff, quien le pide lograr “un reconocimiento secreto con SP y que podamos trabajar juntos”.
“ACH” fue el padrino político de Sebastián Sichel, y el impulsor de su carrera en el gobierno de su primo. Cuando “SP” designa a Sichel al mando del BancoEstado, Hermosilla le dice a Jalaff que ese nombramiento es “no bueno, demasiado bueno. Íntimo, íntimo de ACH cuando quieras. Sichel irá a la oficina, ahí tenemos que hacer cosas seguras”. Ambos hablan de lograr de BancoEstado un crédito de 11 millones de dólares. “Le escribí a Andrés para que me ayude con Sebastián S.”, es el texto (el crédito no se entregó).
Esta semana, Sichel trató a Hermosilla de “charlatán”. Pero en 2020, bajo su dirección, según Bío Bío, BancoEstado le pagó $21,6 millones por representarlo en una querella.
Hermosilla y Jalaff también se felicitan por el nombramiento de Felipe Ward como ministro de Vivienda y por cómo esto podría ayudar a un proyecto (“Parque Capital”) que termina siendo aprobado.
Hasta qué punto Chadwick y los demás mencionados estaban al tanto o eran parte de estas operaciones, es materia de investigación.
Y eso es lo más relevante: que las maniobras de Hermosilla llegan al Poder Ejecutivo, el Poder Judicial, la Policía de Investigaciones y la Fiscalía. Ahora sabemos que, cuando decía que “aquí está metido medio Chile”, Hermosilla no exageraba.