Columna de Gonzalo Cordero: La parábola de San Lorenzo



En una reciente intervención pública, el Presidente Boric relató la historia de San Lorenzo, mártir de la Iglesia Católica, pero lo hizo de una manera que me recordó los viejos programas de Chespirito que representaban humorísticamente ciertos sucesos “no como fueron, sino como pudieron haber sido”. Así, el santo que murió sufriendo la tortura por orden de las autoridades del Imperio Romano, se transformó en víctima de las luchas intestinas de la Iglesia, ejecutado por disposición del Papa.

Un error lo comete cualquiera y los gobernantes, expuestos a diario al escrutinio público, se arriesgan más que nadie a este tipo de fallos. Sin embargo, en este caso creo que hay algo más profundo, que esta distorsión puntual es un signo más en una serie de dichos que revelan, en la mayoría de quienes nos gobiernan, una disociación esencial e insalvable entre la realidad y su proyecto político. De hecho, me parece, es tan esencial que los lleva frecuentemente a alterar el orden racional que debe existir entre los hechos y las opiniones que se elaboran a partir de ellos.

La sociedad, heteropatriarcal primero y capitalista después, habría generado una organización social injusta, en la que una clase de hombres, dueños del poder, impusieron sus creencias y diseñaron instituciones que les permitieron someter a todos los demás seres humanos. Así, indígenas del continente americano, mujeres, minorías sexuales y raciales, han soportado la injusta sumisión que ellos vienen a superar. Lo de ellos no pretende ser simplemente un paso adelante en el Chile de hoy, sino que se inserta en un cambio de época en la que los “millennials” repararán las injusticias construidas durante milenios.

De esta manera, el ministro Jackson nos recuerda que sus valores son otros o la ministra Siches, ministra de la cartera que ejerce el control diario de Carabineros y que en pocas semanas deberá elaborar, para presentar al Presidente de la República, una propuesta de los generales que pasan a retiro y de los coroneles que ascienden, afirma que esa institución es autónoma. Estuvo tanto tiempo marchando y reclamando sus “abusos” que ahora, que ella es responsable del orden público y se ve obligada a resolver entre la realidad de su cargo y la idea del orden social que ella imaginó, hasta convertirla en una verdad inamovible, no puede evitar que prevalezca esta última. Podría seguir con otros ejemplos, pero el espacio me lo impide.

La realidad, eso que se puede verificar empírica o racionalmente, tiene las piernas muy largas, es imposible huir de ella, siempre nos alcanza. El próximo año, cuando nos esté azotando la recesión que ya golpea nuestra puerta, es probable que la diputada Jiles exija un nuevo retiro para ayudar a los desempleados; entonces, el ministro de Hacienda le dirá al Presidente Boric que eso es populismo y una irresponsabilidad a la que el gobierno debe oponerse. Entonces, ojalá, el Presidente vea que la historia no es tan simple y crea que a San Lorenzo no lo mató el Papa.

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