Columna de Gonzalo Restini: La gran fábula de “Los 30 años”

Gonzalo Restini

"Yo tuve la suerte de vivir los 30 años completos. Nadie me lo contó ni lo leí en un paper de una universidad, ni en una columna crítica del modelo extractivista. Entré a la década de los 90 con 19 años y toda mi vida adulta se desarrolló ahí. Puedo entonces decirlo con toda convicción: la fábula de los 30 años como fracaso es una falsedad total y absoluta".



El escorpión le pidió a la rana que lo cargara para cruzar el río, la rana le dijo: ‘¿Cómo sé que no me picarás?’. El escorpión respondió: ‘Porque haría que ambos nos ahogáramos’. Esopo.

Sabemos cómo termina la historia: el escorpión miente, pica a la rana y los dos mueren. Era su naturaleza y tuvo que mentir. Todas las mentiras son malas. Pero las que tuercen la historia, generan pobreza para millones de personas y malas decisiones para los países, son funestas.

Yo tuve la suerte de vivir los 30 años completos. Nadie me lo contó ni lo leí en un paper de una universidad, ni en una columna crítica del modelo extractivista. Entré a la década de los 90 con 19 años y toda mi vida adulta se desarrolló ahí. Puedo entonces decirlo con toda convicción: la fábula de los 30 años como fracaso es una falsedad total y absoluta. Una falsedad que debe ser combatida y desterrada del discurso público. No solo porque es una mentira histórica, una alteración de los hechos no soportada por ninguna evidencia, sino porque además socava la autoestima nacional y nos empuja a tomar muy malas decisiones. Nos pone en riesgo de terminar como la rana. Hundidos en el fondo.

Digámoslo fuerte para que no se nos olvide más: los 30 años fueron los mejores de la historia de Chile. La economía, medida en dólares, se multiplicó por 9, los ingresos tributarios por 13, la pobreza bajó de 40% a 8%, la desigualdad de 56 a 43, la esperanza de vida aumentó de 72,7 a 80,3 años, superando a Estados Unidos. Los años promedio de escolaridad pasaron de 9 a 11,5, el número de jóvenes que acceden cada año a la universidad se quintuplicó. Las exportaciones se multiplicaron por 7, doblando número de bienes y servicios exportados, diversificando la economía. ¡Chile pasó a ser líder en movilidad social de la santísima Ocde! Podríamos seguir sin parar y llenar 3 páginas de números de verdad, sin necesidad de hacer la gran cherrypicking.

El país mutó frente a nuestros ojos: llegaron las tiendas que antes se veían solo en las películas, cientos de pueblos se conectaron con caminos pavimentados, humildes vías de dos pistas dieron paso modernas carreteras con estándar europeo o americano. Playas antes vacías se llenaron de chilenos que pudieron acceder al sueño del auto propio. Se construyeron 5 nuevas líneas de Metro. 92 estaciones. Aparecieron aeropuertos dignos y bien equipados en todas las ciudades importantes. Se mejoraron los centros cívicos con cafés, parques, museos y bares. Se desarrolló un sistema financiero que permitió otorgar crédito a familias, empresas y Estado. Cientos de miles de familias viajaron y se maravillaron con el mundo. Se levantaron edificios, carreteras urbanas, túneles, centros comerciales, hospitales y colegios en todas las ciudades. Se desarrollaron los servicios, la agricultura. Explotó el sur con los salmones, Puerto Varas se transformó en un polo de desarrollo, Antofagasta atrajo a miles de proveedores y trabajadores buscando oportunidades como orgullosos mineros. Nuestras empresas conquistaron otros países, financiados por un robusto sistema financiero. Nuestros emprendedores crearon varios unicornios partiendo de cero. 1,5 millones de inmigrantes nos eligieron para ser su nueva patria.

La mayor parte de estos avances se lograron en los primeros 21 años, hasta el 2011, cuando asistimos a las protestas estudiantiles y la irrupción del FA. El vuelito duró un par de años más. Porque el Escorpión ya hablaba seductoramente al oído a la Rana: “No nos va a pasar nada. Son cuentos del Cuco”, decía para despejar los temores respecto a políticas públicas que consistentemente habían terminado mal.

El veneno fue administrándose en pequeñas dosis. E hizo su lento trabajo. A contar del 2014 se produce el estancamiento general, el descrédito de la política y la instalación progresiva de ideas polarizantes, anti-consensos, anti-números, anti-crecimiento y anti-progreso, que chantaron al país, frustraron a la población y terminaron en el Estallido del 2019. Ese, y no otro, fue el Modelo que realmente fracasó, a escasos 5 años de haberse instalado. El resto es una gran fábula.

Entonces la próxima vez que alguien hable de “los 30 años” con tono despectivo, contéstele que usted vio crecer este país bajo sus pies. Que a usted no le cuentan cuentos.

Y dígale también que, contra todo lo esperado, el final de la fábula cambió: “Cuando parecía que no había escapatoria, en el último segundo, la Rana se pegó un salto. Se sacudió fuerte y el Escorpión cayó. Quedó aturdido, flotando a la deriva…Y así, la Rana, al menos por un rato, se salvó.”

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