Columna de Pía Mundaca: Nuevos mínimos comunes



Luego del apabullante triunfo del Rechazo en el plebiscito de salida, una de las tantas preguntas abiertas ha sido cómo seguir con el proceso constituyente. Si en octubre de 2020 algunos defendían la idea de “rechazar para reformar”, bajo la convicción que no era necesario un nuevo texto constitucional, sino que se podía reformar el actual, hoy pareciera haber un claro acuerdo entre los actores políticos que Chile sí necesita una nueva Constitución. Para lograr lo anterior fue crucial el plebiscito de entrada, en el cual un 78% optó por el camino de una nueva Constitución.

Pese a que el texto propuesto por la Convención Constitucional (CC) fue rechazado por la ciudadanía, creer que este proceso ha sido en vano desconoce desde donde hoy nos paramos, lo cual dista con creces a lo que teníamos hace solo un par de años. Muchas veces la intensidad del debate, la fragilidad del momento y el foco -siempre necesario- en aquello que debe ser reparado nos quita perspectiva para evaluar lo avanzado. Sin embargo, tenemos buenos elementos que reconocer. Un buen ejemplo de esto es la paridad de género. Lograr la paridad en la CC no fue fácil, fue el esfuerzo de un grupo de mujeres que concilió visiones políticas diversas en torno a la imperiosa necesidad que nosotras estuviéramos igualmente representadas en un momento único. Lo que en esas semanas fue una negociación intensa y con posibilidades débiles, terminó con un buen final, y hoy muy pocos se atrevieron a poner en duda la paridad en la continuidad del proceso. Es cierto que cuando hablamos de los derechos de las mujeres hay que estar siempre en situación de alerta, pero no deja de ser un buen motivo de alegría que lo que ayer costó tanto hoy pareciera estar más plantado.

Otro buen avance de la discusión de estos años ha sido el Estado social y democrático de derechos. Lo que en la reforma constitucional del año 2005 fue rechazo por la derecha, hoy pareciera ser una bandera enarbolada por la gran mayoría de los actores políticos. De hecho, la declaración de los partidos de Chile Vamos en la que se comprometía a continuar con el proceso en caso de ganar el Rechazo comienza con dicho compromiso.

Lo que sigue pendiente es la forma en que el proceso va a continuar. Ayer, por algunas horas fue posible creer que había un acuerdo, sin embargo, los partidos de Chile Vamos publicaron una declaración que señalaba que no era tal. Esos vaivenes inexplicables, que generan la sensación de que en política las chambonadas están a la orden del día, refuerzan el sentimiento de muchas personas que el último informe del proyecto Tenemos que Hablar de Chile señala: una sensación de molestia, de inquietud o disconformidad, por lo que perciben como una baja calidad de la política.

La tarea hoy es lograr marcos políticos adecuados para los tiempos que vivimos que a su vez logren adelantarse a los desafíos futuros; sin maximalismos, pero tampoco sin la torpeza de llegar siempre 15 años tarde.

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