Opinión

Cortoplacismo delirante

Foto: Andrés Pérez Andres Perez

Nuestra sociedad está absorbida por la coyuntura, inmersa en contingencias diarias y exigencias inmediatas, a veces delirantes. Sin darnos ni cuenta, nos hemos ido convenciendo de que la realidad es solamente lo que hace noticia, lo que podemos consumir para satisfacer nuestros deseos, o lo que dictan los algoritmos alienantes de las redes sociales. Esta inmediatez ha adormecido nuestra capacidad reflexiva, impidiendo que veamos la trascendencia de los cambios de paradigma que estamos enfrentando. Estamos en un punto de inflexión histórico y no nos enteramos.

La progresiva transformación demográfica que afecta a Chile -y a gran parte del mundo- no parece quitarle el sueño nadie, pese a las profundas consecuencias que la baja natalidad tendrá en las condiciones de vida de la mayoría de los ciudadanos en el futuro. Con poco más de 1,1 hijos por mujer (casi la mitad de la tasa de reemplazo), no seremos capaces de sostener económicamente a una sociedad que envejece. ¿Qué haremos? ¿Legaremos esta mochila a las próximas generaciones? ¿O solo nos interesa el impacto individual de esta tendencia, en cada persona que lee estas líneas?

La irrupción de las nuevas tecnologías genera más asombro que preocupación, más complacencia que proactividad. Herramientas como ChatGPT, Gemini, Sora o Copilot despiertan curiosidad y muchas personas las ven como novedades pasajeras, sin percibir aún su verdadero impacto en ámbitos laborales y cotidianos. En vez de ser observadores o turistas de la IA, debemos aprovechar de transformarla en una herramienta que genere nuevas y mejores oportunidades. Si el aumento del desempleo nos alarma y buscamos culpables, ¿seremos capaces de proyectar cuántos y quiénes se verán afectados en el futuro cercano por la tecnología? ¿Qué haremos al respecto?

Dado que nuestra sociedad envejece y que la transformación digital y tecnológica se acelera a un ritmo mucho mayor del que podemos imaginar, ¿no sería oportuno aplicar una estrategia nacional de capacitación en nuevas tecnologías a personas de distintas edades? Así se está haciendo en Singapur, Japón y Corea, entre varios otros países, aumentando su productividad e integración social. Quizás sea el momento de dejarnos de mirar al espejo -o las redes sociales en el smartphone- para levantar un poco la vista. Las decisiones que tomemos hoy definirán la sociedad que seremos a futuro.

Quizás el individualismo excesivo en que vivimos nos ha insensibilizado ante cuestiones que afectan a los demás, a la sociedad en su conjunto, al impacto de las decisiones actuales en las generaciones futuras. El cortoplacismo en que estamos inmersos no nos deja prepararnos para el futuro, ni tampoco vivir bien un presente para todos.

Por Lucas Palacios Covarrubias, Rector INACAP

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