El camino legal

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He participado en algunos debates sobre el proyecto de las 40 horas. En todos, algunas personas han argumentado un supuesto paternalismo de la "clase política" por querer elegir lo que es mejor para las personas, siendo que si negociara cada uno podría eventualmente decidir lo que es mejor para él o ella. El mismo argumento se ocupa cuando se está negociando el salario mínimo.

Efectivamente, hay países que no van por la vía legal, pero tampoco por la vía individual, sino por la de la asociación colectiva. En dichos países los/as trabajadores/as negocian sus condiciones laborales, sin embargo, en ellos se reconoce que cada uno no puede negociar individualmente porque no tendría ningún poder para hacerlo con su empleador/a. Así, lo que se ha hecho es extender la negociación colectiva para que los/as trabajadores/as, como grupo, tengan poder para negociar sus condiciones laborales, sus salarios y su jornada laboral. Un ejemplo que salió en esos mismos foros fue el de Alemania, en cuyo caso la ley establece que la jornada laboral debe ser de ocho horas al día, sin embargo, el sábado es día laboral, por lo tanto, el máximo legal a la semana es de 48 horas. Sin embargo, Alemania tiene las menores horas trabajadas anuales de los países de la OCDE, con 1.363 horas al año o 27 horas a la semana. El tema es que la jornada laboral en Alemania se negocia colectivamente por industria. Ahora bien, la cobertura de la negociación colectiva en ese país es casi del 60%, mientras que en Chile es de 17%. Además, aquí no hay negociación colectiva por industria y la legislación permite que haya varios sindicatos en una misma empresa, dividiendo entonces el poder negociador de los/as trabajadores/as.

Como en la vía legal chilena prima la vía individual, en el mercado laboral no se redistribuyen los beneficios de las actividades productivas. La Constitución Política diseñada en los años 80 estableció una legislación que no permite la distribución del poder y la toma de decisiones participativa y colectiva. Entonces, la única vía que queda disponible para mejorar las condiciones de vida de la ciudadanía es que la clase política cambie la vía legal.

La vasija está bastante rota y el agua se está filtrando por todas partes. La semana pasada se conformaron dos comisiones para la discusión de la jornada y el problema del agua. Esto se suma a la discusión sobre pensiones, los recursos de protección sobre la propiedad de los fondos, el conflicto entre la Corte Suprema y el Tribunal Constitucional, los millonarios recursos que está gastando el Estado (o sea, nosotros mismos) en privados para asegurar el derecho humano al agua, y contando.

La vía legal no será suficiente para resolver todos estos conflictos y lo que se hace cada vez más necesario en el país es un nuevo pacto social. Otra forma de tomar las decisiones. Se necesita incluir a las comunidades, a los/as ciudadanos/as, a los/as trabajadores/as, asociados colectivamente para redistribuir el bienestar en la sociedad.

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