Incierto escenario en Argentina

FILE PHOTO: Argentine President Alberto Fernandez and Vice-President Cristina Fernandez de Kirchner attend Argentina's state energy company YPF centennial celebrations, at the Tecnopolis Park, in Buenos Aires, Argentina June 3, 2022. REUTERS/Agustin Marcarian/File Photo

La salida del ministro de Economía no solo pone en cuestión los acuerdos alcanzados con el FMI, sino que aumenta las dudas sobre el verdadero poder del Presidente Alberto Fernández.


Desde marzo hasta el pasado domingo 3 de julio, el Presidente de Argentina, Alberto Fernández, y su vicepresidenta, Cristina Fernández, no habían conversado y solo en una ocasión habían estado juntos: en el acto por los 100 años de YPF, a comienzos de junio. Una señal que además de revelar la severa crisis política que atraviesa ese país, también da cuenta del conflicto que ambos mantienen sobre el rumbo que debe seguir la economía trasandina y los alcances del acuerdo alcanzado con el FMI. El diálogo de hace poco más de dos semanas decantó definitivamente la disputa entre ambos a favor de Cristina Fernández. Una victoria que había quedado clara un día antes con la renuncia del ministro de Economía Martín Guzmán, cuya salida venían pidiendo los sectores afines a la expresidenta.

Con ello, la crisis argentina entra en un periodo de aún más incertidumbre por el rumbo que puede seguir la economía, tras la designación -en reemplazo de Martín Guzmán- de Silvina Batakis, una economista de bajo perfil y cercana al sector más duro del kirchnerismo. La salida del ex ministro de Economía se explica, entre otras razones, por la imposibilidad de contar con todos los instrumentos necesarios para el manejo de la economía, como él mismo lo deslizó en su carta de renuncia al pedir que su sucesor sí contara con esas facultades. En especial, no dispuso de la capacidad y el apoyo del Presidente para intervenir en el sector de energía y poder así subir las tarifas para cumplir con uno de los compromisos asumidos con el FMI, debido a que esta área es controlada por figuras afines a la vicepresidenta. Un hecho que da cuenta de la disfuncionalidad del actual gobierno.

Pero más allá de que el reforzamiento del poder de la vicepresidenta ha llevado a algunos a levantar la tesis de que podría ser el primer paso para desplazar al actual Mandatario del cargo, el hecho es que el nuevo escenario político trasandino abre serias interrogantes sobre el futuro del país, a poco más de un año de las próximas elecciones presidenciales. Si bien el saliente ministro de Economía había cumplido con las revisiones trimestrales del FMI, muchos dudan de que su sucesora pueda seguir ese camino de no materializarse acciones concretas en el corto plazo, entre ellas, la revisión de las tarifas eléctricas. Más aún cuando sectores kirchneristas y de La Cámpora insisten en la idea de impulsar un ingreso universal y aumentar las transferencias sociales, acrecentando los desequilibrios fiscales.

Con una inflación que supera el 50% y que se prevé llegue a más de 70% a fines de año, y un dólar paralelo que se duplicó en relación al oficial tras la salida de Guzmán, avanzar por ese camino solo ahondará la crisis. Y si bien tras la conversación de la nueva ministra de Economía con la directora gerente del FMI esta última calificó el diálogo de “muy bueno”, las presiones por distanciarse de los compromisos acordados adelantan inevitablemente una tensa relación a futuro. El camino para salir de la grave crisis económica que atraviesa el país no pasa por insistir en recetas fracasadas que solo profundizarán el déficit y presionarán la inflación, sino por mantener los compromisos con el FMI e impulsar ajustes fiscales que ayuden a contener los graves desequilibrios fiscales.

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