La tecnología ayudará a reducir la inequidad en salud



Cuanto más bajo es el nivel socioeconómico de una persona, mayor es el riesgo de una mala salud.

Según la OMS, las inequidades sanitarias –diferencias sistemáticas observadas entre distintos grupos de la población– tienen un profundo costo social y económico para las sociedades y los individuos. Sin importar el nivel de desarrollo de sus países, millones de personas se ven afectadas por estas brechas.

Factores como el nivel de ingreso, el sexo y el origen étnico, entre otros, contribuyen a seguir agrandándolas. Por ello, mejorar la salud exige un esfuerzo colectivo, interdisciplinario y transversal. Y en este desafío estructural, las tecnologías de información y comunicación están jugando un rol importante… y lo seguirán haciendo en un escenario post pandemia.

La salud, sabemos, no es solo curativa, sino también preventiva. Hoy, no hay sistema capaz de hacer frente a una ola de pacientes en estados tardíos de una enfermedad con necesidad de atención urgente. Debemos avanzar hacia fortalecer la atención primaria con un enfoque preventivo. Insertos en el territorio, estos centros son quienes mejor conocen a los pacientes.

La tecnología puede ser una herramienta clave, por ejemplo, en establecer mejores sistemas de monitoreo y un empoderamiento de los pacientes sobre su propia condición sanitaria.

Pero en Chile, romper la inequidad en la salud es también romper la inequidad en el acceso a la información. Y es que la desigualdad en salud también parte cuando el paciente no tiene acceso a una sólida educación sanitaria. Todo lo que rompa esa asimetría contribuirá a mejorar la calidad y el acceso a prestaciones médicas.

El usuario necesita ser escuchado. Tener un problema y que nadie responda, o que esa respuesta tarde más de la cuenta, provoca frustración. Los sistemas de información, o herramientas como Inteligencia Artificial o de automatización (algunas ya incorporadas en otras industrias), van a permitir agilizar esa comunicación, evitando la saturación de los hospitales. Los avances del país en fibra óptica y 5G son noticias positivas en esa dirección.

El gran desafío pasa por adoptar un cambio cultural, mirar de otra forma la salud. Una de las grandes brechas es que seguimos abordando los problemas desde silos aislados, que no conversan.

En las últimas semanas, el Centro Nacional en Sistemas de Información en Salud ha impulsado, junto a otros 30 actores latinoamericanos, el Movimiento Salud 2030, una alianza para potenciar la transferencia de innovación a los sistemas sanitarios en ámbitos como interoperabilidad, capital humano avanzado y plataformas tecnológicas.

En línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, esta instancia colaborativa busca transferir nuevas plataformas y herramientas a comunidades que habitualmente no son protagonistas de estas transformaciones. Creemos que actuar de manera conjunta puede ser el camino para impulsar cambios significativos.

Como país continuamos estancados en esta evolución, careciendo de una agenda de transformación digital que sea una política de estado y de largo plazo. Más allá de las contingencias, más allá de los gobiernos. La salud no puede seguir esperando y la pandemia abrió una ventana de oportunidad para acelerar los cambios que todos anhelamos. Las TICS están disponibles para contribuir en este proceso.

* Presidente del Directorio del Centro Nacional en Sistemas de Información en Salud

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