Cómo el uso de filtros en redes sociales está afectando el autoestima e identidad de las adolescentes




Querámoslo o no, las redes sociales forman parte importante de la vida de los y las adolescentes. Ya en 2018 un estudio realizado por Pew Research Center demostró que el 45% de los jóvenes entre 13 y 17 años están casi constantemente conectados a Internet, mientras que un 97% usa plataformas como YouTube, Instagram o Facebook.

En un comienzo, esta conexión casi permanente significó una preocupación para padres, madres y cuidadores por la cantidad de horas que pasaban conectados y cómo eso podía interferir con sus capacidades cognitivas a largo plazo, o incluso qué problemas les podía traer a la vista. Pero aunque estas preocupaciones no han desaparecido del todo, hay otra que está jugando un rol importante en todo este asunto, y esa es cómo las redes sociales -especialmente aquellas donde el foco central es la imagen de la persona- están interfiriendo en la configuración de la autoestima e identidad de sus hijos e hijas.

Una investigación realizada por el Programa para la Autoestima de Dove, demostró que el uso de las redes sociales por parte de niñas y adolescentes afecta en gran medida a su autoestima, lo que retratan en cifras alarmantes. Un 80% de las niñas de 13 años ha usado un filtro o una app con el objetivo de cambiar su apariencia en fotos, mientras que un 32% de ellas dijo que siempre cambia algo de su apariencia en las fotos que publica en redes sociales.

Y la asociación del uso de filtros con la autoestima no es una suposición solamente. Según el mismo estudio, el 52% de las niñas que pasa entre 10 y 30 minutos editando sus fotos tiene una autoestima baja.

Aunque la base de la autoestima se encuentra en la infancia, la adolescencia juega un rol fundamental en su configuración, pues marca un quiebre importante; padres y madres dejan de ser roles tan fundamentales para la vida de los niños y niñas, mientras que el trato y aceptación que reciben de sus pares pasa a cobrar mayor importancia.

“Las redes sociales han influido en la autoestima de los adolescentes”, asegura la psicóloga Pamela Larraín, y agrega: “Antes estaban enfrentados al mundo presencial, y dependía de las interacciones con su grupo cercano cómo la autoestima se iba viendo reforzada o no. Pero los adolescentes de hoy están con en una doble tarea; no solo se deben sentir aceptados por sus cercanos, sino que también en el mundo virtual”.

Pero resulta que lo que se publica en redes sociales, si bien es cercano a la realidad, es una verdad más bien filtrada, donde hay una selección detallada de lo que se va a exponer. “Y los adolescentes, al compararse con otros, van teniendo una sensación de inseguridad y de falla, al no sentirse a la misma altura o al no sentir que han alcanzado niveles de perfección que sus compañeros sí”, dice la psicóloga.

Según la investigación realizada por Dove, un 54% de las niñas con baja autoestima se preocupa de los comentarios negativos que podrían recibir si postearan una foto de ellas mismas no editada. Y agregan que un 29% se siente menos hermosa después de ver fotos de sus amigas.

Los adolescentes necesitan sentir que pertenecen a un grupo. Pero en el mundo virtual, esa pertenencia se mida de forma cuantitativa, a través de likes, comentarios y seguidores. Sin ir más lejos, de acuerdo a la información recabada en el estudio, de cada 5 niñas, 1 ha faltado al colegio por haber recibido comentarios negativos en sus redes. Con toda esa presión encima, difícilmente no se van a sentir tentadas por aplicar filtros con los que, a su juicio, pueden mejorar su apariencia o alcanzar esos estándares que se proponen en redes.

“El uso de filtros podría afectar en adolescentes de la misma forma en que, históricamente, los medios de comunicación han afectado en la autoestima y seguridad de todos, al publicitar estándares de belleza que son irreales”, dice Pamela y agrega: “Lo mismo pasa hoy en día con el uso de los filtros en redes sociales, donde se desvirtúa una realidad y se ejerce una presión de tener que alcanzar estos prototipos de belleza o de éxito”.

Aunque el panorama se vislumbra desolador, no es una pelea perdida. Un 34% de las niñas cree que sus padres no entienden la presión que sienten por verse perfectas en redes sociales, mientras que un 57% de las madres desea haber tenido las herramientas para educar a sus hijas sobre los potenciales daños a los que se exponen en esas plataformas. Y es que esta es, sin duda, una lucha que se tiene que enfrentar desde los distintos roles familiares, porque las niñas y adolescentes no tienen las herramientas suficientes para hacerlo solas.

“La clave está en la educación, en la conversación con los adolescentes, en mostrarles que las redes sociales muestran solo una parte de la realidad, y que esa parte es además editada”, recomienda Pamela Larraín, y añade: “Y sobre todo, estimular el contacto presencial, las relaciones reales. En la medida que sienta que pertenece a un grupo en su entorno cercano, lo que pase en las redes sociales va a tener menos relevancia para el adolescente”.

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