¿Por qué han aumentado los sueños eróticos en cuarentena?




Según lo que han registrado los estudios recientes, los sueños se han vuelto más vívidos desde que empezó la pandemia. En Estados Unidos, la búsqueda en Google por el significado de los sueños aumentó en cuatro veces durante las primeras semanas de mayo. Y muchas de esas búsquedas tenían que ver con los sueños eróticos. Incluso, la tienda española de juguetes sexuales, SexPlace, realizó un estudio en el que se dio cuenta de que habían surgido nuevas fantasías durante los meses de pandemia, protagonizadas por personajes con los que nunca antes habíamos interactuado, tales como el vecino o el repartidor de comida.

Como explica Patricia Vargas, psicóloga clínica de la Universidad Adolfo Ibáñez y especialista en psicología analítica junguiana, lo primero que hay que saber para entender un sueño –o las imágenes que emergen del sueño– es que casi nunca son neutros y responden más bien a una carga emocional. “Toda imagen onírica es la representación simbólica de necesidades, de movimientos internos del mundo psíquico y de acciones. Acciones que pueden darse o no mientras estamos en la vigilia”, dice.

En segundo lugar, según la especialista, está el hecho que aunque se trate de una imagen onírica universal como lo puede ser el encuentro sexual, para interpretarlo hay que combinar distintas variables, tales como la personalidad individual del soñante, el contexto en el que se encuentra y su historial con respecto a sueños eróticos. Porque el erotismo, tanto en el mundo físico como en los sueños, nunca se trata de algo aislado, sino que un aspecto integral de la vida del ser humano que puede también tener que ver con otras necesidades, tales como el tomar poder sobre un otro; fusionarse con otro; o, naturalmente, una vía de expresión y comunicación que permite descargar energía física.

Las personas que por lo general –independiente del contexto de pandemia– suelen tener sueños eróticos con más frecuencia, son personas cuya dimensión existencial se juega en la sexualidad más que en otros espacios, como el intelectual o espiritual. O, como explica Vargas, son personas que vibran más con la dimensión sexual y que canalizan estados de ansiedad y tensión mediante la descarga sexual.

En este sentido, que en la pandemia hayan aumentado los sueños eróticos responde a una serie de factores: por un lado, según explica Vargas, que esas personas ya tengan una dimensión sexual desarrollada; por otro lado, que el sueño erótico cumpla en ellos una función de canalizar las ansiedades y tensiones que están sintiendo –es decir, que todas las emociones se encaucen a través del impulso sexual–; y, por último, que la necesidad de descarga sexual haya aumentado en compensación de todas las otras actividades que han disminuido. Si antes destinábamos nuestra energía psíquica a otras áreas, ahora la dirigimos hacia la necesidad sexual. “Nuestra vida cotidiana suele ser rica en experiencias y motivaciones, pero en estos meses las actividades físicas se han reducido y así también las actividades psíquicas. Es decir, nuestra vida psicológica se limita a las motivaciones más básicas, como lo pueden ser el comer, dormir y la descarga sexual”, explica Vargas.

Según la especialista, de hecho, son muchas las personas que están administrando el ocio y tiempo de espera de la cuarentena a través de la sexualidad. “No es extraño entonces que aumenten los sueños eróticos para compensar el contacto físico y emocional que no estamos teniendo o como forma de sobrellevar la tensión y ansiedad”, señala. “Aunque es importante recalcar que no es algo que se de de igual manera para todos, el encuentro sexual tiene una función arquetípica: es un encuentro con el otro a través de la unión y a veces esa necesidad se representa a través del sueño erótico, que es, finalmente, la dimensión psíquica espiritual de la sexualidad”, concluye Vargas.

Para Felipe Matamala, psicoanalista y docente de la Universidad Diego Portales, es importante recalcar que los sueños eróticos muchas veces pueden responder a un deseo desplazado que puede o no materializarse en la vida cotidiana; también pueden guardar ciertos significados relacionados al miedo y la angustia; pero, por sobre todo, no deben interpretarse de manera literal. “Para Freud los sueños eróticos tenían que ver con un deseo reprimido que de adultos desfiguramos. Por lo tanto, alojan una necesidad inconsciente. Y no porque soñemos ciertas experiencias, van a ser iguales en la realidad, más bien pasan por un proceso de deformación o condensación, en la que se agrupan varios significados”.

Aun así, en su ensayo Más allá del principio de placer (1920), Freud escribió que en tiempos de crisis y amenaza exterior, los sueños adquieren una connotación distinta a la que suelen tener. Si en contextos típicos son una expresión y vía directa a nuestro inconsciente –que en su proceso de formulación mezcla los restos de nuestra cotidianidad y los deseos que han sido reprimidos–, frente a situaciones en las que impera una realidad difícilmente procesable, suelen ser un intento de representación de lo que se vive internamente, a nivel individual y colectivo.

En ese sentido, tener sueños eróticos en estos tiempos de pandemia podría tener que ver, según explica Matamala, con nuestras propias preocupaciones respecto a nuestra sexualidad a nivel individual. “Pueden tener que ver con lo que estamos viviendo, con cómo estamos cuestionando nuestra sexualidad, cómo estamos viviendo el tránsito de la realidad en nuestra psiquis, cómo la estamos procesando a nivel erótico y como esto está marcando ciertas pautas en torno a nuestros comportamientos y maneras de relacionarnos con nosotros mismos y los demás”.

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