La app que asiste a personas con discapacidad visual

Fotos: Pablo Sanhueza.

Bajo el concepto de ciudades inteligentes y a través de fuentes de datos abiertas, realidad aumentada y tecnología de punta, Lazarillo entrega accesibilidad a sus usuarios en más de 50 países para facilitar su desplazamiento en los espacios públicos y privados, con acceso a la información de manera justa, rápida y sencilla.


Para René Espinoza (29), creador de la app Lazarillo, fue un paso natural enfocar su carrera al impacto social. A los 13 años, luego de perder a su abuela, decidió que quería estudiar algo que le permitiera trabajar en salud y bienestar. Fue así como, a través de la ingeniería eléctrica, pudo llegar a hacer programación aplicada a personas, trabajando en un centro médico, lo que derivó rápidamente en lo que se especializa ahora: tecnología asistida para personas con discapacidad visual.

“Tuve la suerte de trabajar con un neurólogo en un centro médico llamado Cetram, donde podíamos hacer tecnología asistida de bajo costo. Es esa tecnología médica que no te cura la enfermedad, sino que te hace la vida más fácil”, explica el fundador. De esa idea nació Lazarillo. Después de haber trabajado con personas con discapacidad visual, se preguntó si podría hacer una aplicación accesible, tomando como primer problema el acceso a la información.

“En Chile hay más de 800 mil personas con discapacidad visual, y en ese entonces habían pocas políticas o regulaciones de inclusión. Fue por eso que decidimos probar diferentes prototipos para ayudar en ese camino”, explica René Espinoza. Cuenta que en su trabajo en el centro médico conoció al profesor de Tecnología Asistida Miguel González, profesional que tiene discapacidad visual y que hoy es el director de experiencia de usuario de la aplicación Lazarillo.

Su encuentro con él logró generar un feedback directo de cómo estos prototipos iban avanzando al producto final, ya que él también tenía mucha más cercanía con gente que era ciega o tenía baja visión. Entonces, después de un proceso largo de adaptación, en 2016 por fin el proyecto vio la luz con el impulso de un fondo de innovación social de CORFO.

Lazarillo salió al mercado cómo una app que, a través de la tecnología y el mapeo integrado, algo que llaman “Smart Cities”, una persona podía orientarse mejor y acceder a información del ambiente de forma automática, trabajando en conjunto con locales y empresas que quisieran poner su información propia dentro de la aplicación. La respuesta positiva fue inmediata, generando una gran cantidad de usuarios que hoy suman más de 25 mil en Chile, y llamando la atención de empresas públicas y privadas que querían trabajar de la mano con Lazarillo en diferentes partes del mundo.

La app cuenta con una gran cantidad de usuarios que hoy suman más de 25 mil en Chile.

Cómo funciona la app

La funcionalidad de la aplicación creada por la startup chilena es muy sencilla de entender. A través de fuentes de datos abiertas y pagadas, la aplicación es capaz de mapear el entorno, dando la información al usuario con discapacidad visual en tiempo real sobre sus lugares cercanos para hacer rutas, tomar decisiones, saber por donde va caminando y qué opciones hay a su alrededor de diferentes servicios.

“Funcionamos con fuentes de datos que son abiertas, y está conectado a muchas fuentes como Google Maps y otras tres redes de esas características, donde la gente va validando la información. También está integrada a otras apps como Uber, que hacen que la persona pueda desplazarse por la ciudad”, comenta el director. Todo esto se traduce a audio y sirve para cualquier persona que quiera ubicarse, incluso gente sin discapacidad visual, ya que también puede verse en la pantalla. Utilizando el concepto de Smart Cities y realidad aumentada a través de esta app y software, la empresa apunta a hacer ciudades más amigables gracias a la tecnología con impacto social.

Pero el verdadero valor que tiene Lazarillo está dado por las empresas que deciden ocuparlo para integrar su propia información allí. Por un lado está la aplicación para usuarios, que se descarga en el celular, y por otro lado está la plataforma, que sirve para que exista un trabajo colectivo con aquellos que efectivamente ocupan la ciudad con sus espacios, sean estos supermercados, locales, restoranes, bancos, museos u hospitales.

“Cuando alguna empresa compra nuestro servicio de plataforma, ellos le están dando acceso a más gente para llegar a sus propios servicios”, explica. Esto significa que la persona que interactúa con la app pueda conocer en mucha más profundidad los lugares por los que está pasando, ya que no sólo indicaría dónde se está, sino que se tendría información extra.

Integrando el entorno digital

Gracias a su plataforma de tecnología avanzada, Lazarillo vincula a empresas de todos los rubros para generar contenido adecuado a personas con diferentes grados de visión reducida y ceguera. Este trabajo puede ser contenido del espacio físico, como saber si un centro comercial tiene rutas especiales para gente con discapacidad, saber si un resotrán cuenta con un menú en braille o si hay asientos en un lugar específico. Pero el más interesante es el espacio digital. “La digitalización del espacio permite muchas cosas, pero hoy esas cosas siguen siendo un problema para las personas con discapacidad. Por ejemplo, también trabajamos en crear un e-commerce amigable y compatible, o tours guiados en museos, donde la app no solo te diga que estás frente a un cuadro, sino que sea una experiencia completa”, afirma Espinoza.

Estos espacios digitales aún se están comenzando a expandir para la inclusión, y están más atrasados que los espacios físicos en el país. Existen herramientas múltiples para poder ubicarse en espacios de la ciudad, sin embargo, Lazarillo está enfocado en satisfacer otras necesidades también, donde tomar una hora al médico de forma online en un hospital o comprar un producto en internet a través de la aplicación, sea una realidad. “Esto al final del día ayuda a los locales y empresas a integrar los espacios cada vez más, al mismo tiempo que le da independencia al usuario, que es lo esencial”.

Hoy Lazarillo tiene clientes en Chile, Costa Rica, México, Estados Unidos y Qatar. En el caso nacional, la startup trabaja con distintas empresas como Sodimac, que tiene un servicio de compra en línea en Lazarillo. También trabajan con la Universidad Católica, donde todo el campus de San Joaquín está mapeado e integrado. En hospitales como UC Christus y varios Cesfam tienen centros mapeados. “Trabajamos con muchas entidades. El Museo de la Araucanía y el Museo de la Memoria tienen tours guiados en Lazarillo. Municipalidades quieren integrar sus oficinas municipales al mapeo de la app, y BancoEstado, que hoy tiene cajeros audibles donde hay una entrada para audífono, con la app se pueden encontrar en la ciudad”.

Lazarillo está enfocado en satisfacer diferentes necesidades además del típico mapeo de ciudades a través del concepto "Smart Cities".

Una idea de exportación con potencial en Chile

Fuera de Chile, Lazarillo opera en diferentes países y ciudades. En Detroit, Ford financió el funcionamiento de la app chilena para que un barrio completo fuese integrado, con sus negocios, plazas y espacios. Ahora, el estado de Michigan financió la extensión de este proyecto a tres barrios más, quienes sí contaban con la app (ya que funciona a nivel mundial) pero que, gracias a este trabajo conjunto, contará con mucha más información relevante.

“En Qatar trabajamos con el metro para mejorar la movilidad. Cada estación tiene 6 pisos, y sus especificaciones. Por su cultura hay vagones para mujeres, para hombres y para familias. Todas las rutas, información de trenes y espacios dentro de ese metro están en Lazarillo. Al mismo tiempo, en Costa Rica, trabajamos con entidades como bancos y el mismo gobierno”, cuenta René Espinoza. Es parte de muchos proyectos que están haciendo fuera del país gracias a las regulaciones que existen con respecto a la inclusión.

En Estados Unidos, un restorán que no tiene su menú en formato accesible, puede arriesgar una demanda de 25 mil dólares, esa realidad le da un espacio amplio a aplicaciones como Lazarillo, que ofrecen su plataforma para facilitar la accesibilidad de forma bidireccional. También tiene que ver con la cantidad de población. En términos de cifras, Estados Unidos tiene más de 60 millones de personas con discapacidad, más que toda la población de Chile.

De todas formas, desde que partió su trabajo en 2016, han existido varios cambios en esta materia a nivel nacional. Una evolución lenta pero progresiva de la inclusión y accesibilidad de las personas con discapacidad, por ejemplo la Ley de Inclusión Laboral, que entró en vigencia en abril de 2018, la que establece que los organismos públicos y las empresas con 100 o más trabajadores y trabajadoras deberán contratar al menos el 1% de personas con discapacidad, las que tendrán garantías.

“Ahora también hay una ley que establece que los contratos de entidades bancarias con consumidores tienen que ser accesibles. En ese sentido nosotros podemos ayudar en ese proceso de adaptación, por lo que Lazarillo tiene un gran potencial. Además, se espera que en el futuro se regule la accesibilidad digital”, explica el fundador.

El mismo caso de la empresa es un ejemplo positivo de lo que podría pasar en el futuro. En la actualidad cuentan con trabajadores con discapacidad visual. Profesionales de ventas y comunicaciones, entre otras. “Nuestra idea es tener un gran porcentaje de gente con discapacidad visual en la empresa para que sea representativo de nuestra misión y de lo que queremos que pase en el mundo, mucho más del 1% actual”.

El futuro de Lazarillo

En la actualidad, la app cuenta con 25 mil usuarios en Chile, pero hay más de 800 mil personas con discapacidad visual en el país. Y a nivel mundial tienen 240 mil usuarios, en una realidad donde existe más de un millón de personas con problemas de visión que no se pueden corregir con lentes, baja visión y ceguera. Esta premisa es el impulso que determina los nuevos objetivos de la empresa: llegar a mucha más gente, con la ayuda de una plataforma automatizada.

“La app se usa en todo el mundo, pero nuestra meta es poder integrarnos con las entidades de esos países para prestarles nuestros servicios de integración de contenido, para trabajar en conjunto pero de manera más automatizada, donde solo prestemos software sin tanta asistencia, una plataforma que no requiera un humano detrás. Un proceso que nos facilitaría el camino”, explica Espinoza. Para eso, Lazarillo está haciendo una ronda de financiamiento de un millón de dólares, en donde buscan iniciar la plataforma de autoservicio para hacer crecer las ventas y la cantidad de países involucrados.

Él junto a su equipo ven un futuro próspero con respecto a su idea y su marca, ya que han podido ver el impacto en la comunidad. Según ellos, la gente constantemente está agradeciendo, algo que se puede reflejar en las reviews de la Play Store, el lugar donde se puede descargar la app. “Incluso hay tutoriales en YouTube de cómo usar Lazarillo en diferentes idiomas. Son tutoriales hechos por los usuarios, quienes le encuentran valor a la app y la incluyen en sus ránkings de aplicaciones que ayudan a gente con discapacidad visual”. En general, como empresa manejan un promedio alto de personas que han reducido su tiempo de trayecto de 2 horas a media hora gracias a la app, entre otros beneficios.

La reflexión final, que es la que impulsa a este equipo a creer en el potencial de su producto, radica en la independencia que le da a los usuarios. “El entorno es el que genera la discapacidad en este caso de las personas con ceguera o visión reducida. Es un concepto importante, porque una persona que tenga los accesos posibles puede hacer absolutamente todo, y a eso hay que avanzar, no a ser el mejor gps del mundo, sino que entregar independencia”.

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