Por David TralmaEl duro informe del PC donde se culpa a Boric y al comando de Jara por la derrota presidencial
La dirigencia del partido repartió, este martes, entre los integrantes del comité central las conclusiones del último pleno de la colectividad, desarrollado el pasado fin de semana. En el texto realizan severas críticas contra la estrategia de campaña, Darío Quiroga, y el rol de La Moneda.

Este fin de semana, el Partido Comunista abordó la fallida campaña presidencial de Jeannette Jara, militante de la colectividad, que el pasado 14 de diciembre perdió en el balotaje ante José Antonio Kast (Partido Republicano).
El mazazo electoral fue analizado el sábado por el comité central del PC, sin la presencia de la exministra del Trabajo. Como publicó La Tercera este lunes, el encuentro fue crítico en duros términos con la campaña, las estrategias que se tomaron y el rol del gobierno del Presidente Gabriel Boric. Todo esto, sin apuntar a Jara, a quien se decidió respaldar y agradecer por asumir el desafío presidencial.
Las severas críticas quedaron expresadas en un duro informe de 15 páginas -al que tuvo acceso La Tercera-, el que repartieron los comunistas este martes entre los integrantes de su comité central. El documento fue trabajado previamente por la comisión política del partido, que integran figuras que estuvieron en el comando de Jara, como la secretaria general, Bárbara Figueroa; el jefe de estrategia de primarias y el balotaje, Daniel Núñez; el encargado operativo, Javier Albornoz, y el integrante del equipo de despliegue de Jara, Óscar Aroca.

El mismo texto fue discutido y aprobado de manera unánime por el comité central, que componen 96 militantes y donde hay personeros cercanos a Jara, como el diputado electo Marcos Barraza; la exalcaldesa de Santiago, Irací Hassler, y otras figuras que no estuvieron presentes, como la ministra Camila Vallejo y la senadora electa Karol Cariola.
El texto empieza dando agradecimientos a Jara por asumir el desafío presidencial y, en su introducción, reconoce de entrada que “hemos sufrido una dura derrota. El resultado representa un hecho político de enorme preocupación”.
A continuación, el informe analiza el presente y futuro del PC, las elecciones parlamentarias y el contexto internacional. Luego, desde la página 9, se produce un mea culpa que no se ha visto en las dirigencias de los otros partidos. Esto, bajo la lógica de lo que se dice en un párrafo del documento: “Debemos mirar de frente la realidad, asumir con responsabilidad esta derrota y evitar cualquier autoengaño. Solo desde una evaluación honesta, crítica y autocrítica podremos extraer las conclusiones necesarias”.
Dardos a Boric
De entrada, lo primero que cuestiona el PC sobre la campaña fue el rol de Boric y su administración. Los comunistas expresaron que “un elemento que fue hábilmente usado por las candidaturas de la derecha es la pertenencia al gobierno de Jeannette (Jara) como exministra, al hablar de la candidata de ‘continuidad’”.
El texto indica que la frase usada por Kast en la campaña de que “Boric es Jara” logró “canalizar las críticas que la ciudadanía tenía contra el gobierno” y transformó el balotaje en un “pseudoplebiscito contra la actual administración”.
Eso sí, se valora el intento de Jara de despegarse del Ejecutivo, elemento que se identifica como el más dañino para la campaña. En ese sentido, se lamentan: “Pese a todos los esfuerzos, no logramos revertir esta percepción”.
“En ello tampoco contribuyó que fuese el gobierno quien se atribuyera la tarea de emplazar y cuestionar las propuestas del candidato de derecha mejor aspectado, lo que se tradujo en una confrontación del candidato con el Presidente y el gobierno, evitando así debatir de manera más directa con nuestra candidata y fortaleciendo el relato de la candidatura de continuidad”, se plantea, en referencia a las disputas que protagonizó Boric con Kast, como cuando cuestionó su medida de recorte fiscal en una cadena nacional.
La estrategia de Quiroga y el comando
Luego, el documento realiza duras críticas en contra del equipo de campaña de Jara, sin mencionar con nombre y apellido a sus principales rostros, pero sí identificando las falencias de cada área del comando.
Así, primero se parte con la estrategia que lideró el sociólogo independiente Darío Quiroga, quien se encargó de planificar la campaña en la primera vuelta, donde Jara se replegó para cuidar su primer lugar, y proyectar el diseño del balotaje, donde la exministra pasó a la ofensiva contra Kast.

En todo caso, se valora la estrategia que lideró Daniel Núñez en las primarias y se cuestiona lo que vino después, cuando el senador dio un paso atrás y Quiroga tomó las riendas: “No se logró consolidar de manera nítida una estrategia de campaña por parte de la conducción del comando, lo que derivó en improvisaciones y un relato que no lograba tener la consistencia que demostramos en la primaria”.

“Desde la conformación del comando en agosto, los datos advertían un escenario adverso para una eventual segunda vuelta, lo que exigía una campaña audaz orientada a crecer desde la primera. Se optó por una estrategia defensiva y reactiva, sin un antagonismo claro, lo que debilitó el posicionamiento de la candidatura”, destaca el documento.
Y agrega:“(Esto) limitó la capacidad de ampliar la base electoral”.
Por el tono de primera vuelta, se acusa que la estrategia “que se asumió de no confrontar a las candidaturas de derecha, apostando por un tono más conciliador y constructor de acuerdos, terminó transformándose en una camisa de fuerza”.
Luego se realizó la crítica más dura, apuntando a la inexperiencia del equipo de Jara en la primera vuelta: “Contar con un comando donde gran parte de sus integrantes no tenían experiencia en campañas presidenciales, no permitió que se tomasen decisiones rápidas y efectivas para corregir los déficits ni actuar con celeridad en una estrategia para llegar a los nuevos votantes, votante obligado o indeciso”.
“Los déficits en el relato comunicacional reflejaban de manera nítida esta tensión. La campaña comenzó a perder sello, identidad y consistencia, llevando incluso a disminuir la adhesión a nuestra candidatura. Puso bajo sospecha el atributo de credibilidad que nuestra candidatura había logrado consolidar”, se lee en otro párrafo.
Luego se procede a apuntar otros aspectos de la campaña. Sobre lo territorial, liderado por Nicole Cardoch (PS), se sostiene que el despliegue “por regiones extremadamente desgastante para la candidata, le restó visibilidad pública en la primera etapa de la campaña de primera vuelta” y que no tuvo “un efecto concreto en mayor adhesión electoral”.

Sobre lo programático, que encabezó Camila Miranda (FA), se pone sobre la mesa que “el crecimiento en primera vuelta requería un programa audaz y comunicable, centrado en el costo de la vida y el castigo a los abusos. Aunque el ingreso vital se mantuvo como propuesta ancla, faltaron iniciativas contundentes en materia antiabuso”. También se cuestiona que hubo un “giro que dimos en las propuestas de la primaria a la primera vuelta”.

En lo comunicacional, que lideró Susana González (PC), plantean que “mientras la derecha aprendió de las estrategias digitales de sus aliados en el mundo, nosotros tuvimos una estrategia digital que no logró ser suficientemente efectiva para captar nuevos votantes”.

Cruces con el PC y ajuste tardío
En el documento no se omitieron los cruces de Jara con el PC: “No podemos abstraernos de las declaraciones públicas del comando que cuestionaban cada pronunciamiento de nuestro partido”. En esa línea también se sostiene que “si bien se buscó incidir en los espacios de resolución del comando, fue complejo concretarlo dado el permanente cuestionamiento sobre la ‘excesiva’ presencia del PC en la campaña”.
Sobre eso, se acusa que se “terminó desdibujando el rol de los partidos, así como la propia autonomía que se le entregó a nuestra candidata, a lo que se suma el excesivo celo de los equipos de apoyo en el control de la agenda y actividades en las que se debía o no participar”.
Para finalizar, se plantea que la salida de Quiroga por Núñez de cara al balotaje y el cambio de estrategia fue tardío: “Los ajustes realizados para la segunda vuelta, si bien permitieron detener la caída de nuestra intención de voto, ya proyectaba Kast la sensación de una candidatura consolidada y triunfante”.
“La segunda vuelta estuvo marcada por la dificultad de recuperar el tiempo perdido durante la primera. El retraso en el cambio de conducción del comando redujo significativamente el margen de acción, obligando a concentrar en pocas semanas la instalación de un antagonismo que no se había construido previamente. Esto tensionó la narrativa de la campaña y forzó a la candidata a un giro confrontacional acelerado”, cierra el escrito.
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