
El repliegue forzado de Diego Paulsen en el comando de Matthei tras la llegada de Sutil y Coloma
Con la llegada de los "Juanes" al equipo de la exalcaldesa, su nombre ya no figura en las grandes decisiones de Enrique Foster 203. Aunque mantiene el cargo de jefe de campaña, en el último tiempo se ha dedicado a labores enfocadas en el despliegue territorial, alejado de la estrategia.

Cuando Diego Paulsen aterrizó en la campaña de Evelyn Matthei, a fines de abril, lo hizo con credenciales que lo avalaban para asumir como jefe de campaña: expresidente de la Cámara de Diputados, militante de Renovación Nacional y una figura joven con llegada transversal en Chile Vamos.
Hoy aunque mantiene el cargo, la llegada de Juan Sutil y Juan Antonio Coloma lo ha relegado de la primera línea de la candidata.
En ese entonces Matthei buscaba ordenar la estructura de su comando, imprimir ritmo a su despliegue y proyectar la idea de renovación generacional. “Es un hombre joven, un gran líder, una persona muy trabajadora, dialogante, con capacidad de armar equipos”, dijo Matthei en ese entonces.
Así, en las primeras semanas Paulsen asumió su rol, reuniéndose con parlamentarios y fijando una consigna que él mismo transmitió en su debut ante las bancadas: “No polemizar” y mantener el orden en los mensajes.
Su figura se volvió notoria. Su nombre aparecía en reuniones con alcaldes y dirigentes regionales, y era quien al interior del comando intentaba mantener los equilibrios entre los partidos del bloque. Pero ese escenario comenzó a tambalear a medida que la carrera interna en la derecha se volvía más exigente.
Pero el debate en torno a su figura se sinceró definitivamente luego de una entrevista en La Tercera, donde sindicó a José Antonio Kast como “adversario electoral”.
Las encuestas marcaban un estancamiento, las comparaciones con la candidatura de José Antonio Kast se repetían y las críticas por la falta de un relato claro -y, con ello, a Paulsen- empezaron a colarse entre los dirigentes de Chile Vamos. El golpe de timón llegó a comienzos de agosto. La propia Matthei decidió incorporar nuevos nombres.
Llegaron el senador UDI Juan Antonio Coloma, para hacerse cargo de la coordinación política, y el empresario Juan Sutil como responsable de la estrategia. Ambos desembarcaron con tareas definidas: afinar el relato, dotar de mayor estructura el funcionamiento de Enrique Foster 203 y reforzar el vínculo con los partidos, conteniendo los descuelgues. Ese “ajuste mayor” marcó el inicio de una segunda etapa de la campaña.

Desde entonces el peso de Paulsen dentro del comando ha cambiado.
Aunque su cargo formal no se ha modificado -sigue figurando como jefe de campaña-, su campo de acción se ha ido estrechando. Hoy concentra sus esfuerzos en el área territorial, donde coordina los despliegues en terreno junto a Felipe Valdovinos y Claudio Pontillo -ambos de la UDI-, además de la reciente incorporación de Guido Benavides, de RN.
Desde ese espacio trabaja con otras cinco personas -entre encargados regionales y enlaces-, quienes están divididos por zona del país: norte, Región Metropolitana y sur. Una labor más discreta, enfocada en la activación local de apoyos y en la organización de la presencia de Matthei en regiones.
En el comando aseguran que ya no participa en la primera línea estratégica. Aunque sí se ha mantenido a cargo de diversos temas operativos: de la coordinación de las instancias de debate donde participa Matthei, de la distribución de la propaganda electoral y de los presupuestos, junto al equipo de la administración electoral.
Otros afirman que también se ha encargado de conseguir respaldo financiero para la candidata.
Las decisiones sobre el relato político, los ejes comunicacionales y los movimientos de mayor peso pasan ahora por Coloma y Sutil. Son ellos quienes han articulado la ofensiva de los últimos días para proyectar una imagen de liderazgo con experiencia de la exalcaldesa de Providencia, reactivando una fuerte arremetida contra José Antonio Kast.
En esa nueva estructura Paulsen asumió un rol más operativo, con menos exposición mediática -un aspecto que nunca le agradó del cargo de generalísimo- y menor influencia en las definiciones que marcarán el rumbo final de la candidatura.
En Chile Vamos sinceran que ese reordenamiento era inevitable. Los partidos, especialmente la UDI, buscaban un enlace político de mayor peso. Mientras que en RN se miraba con cierta incomodidad el giro hacia una estructura dominada por figuras externas, como la notoriedad que alcanzó en su minuto el publicista ecuatoriano Daniel Pérez Pallares.
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