La industria energética se debate entre el ecologismo y la seguridad energética

Algunas compañías petroleras estadounidenses registraron beneficios récord mientras los precios nacionales de la gasolina alcanzaban máximos históricos el año pasado. FOTO: ELI HARTMAN/ASSOCIATED PRESS

Las presiones contrapuestas del clima y la seguridad energética son temas de la reunión de esta semana. A partir de este lunes, los ejecutivos del sector petrolero, los defensores del clima y los funcionarios públicos están reunidos en Houston en la cumbre anual sobre energía más importante del sector.


Mientras la carrera por desarrollar energías más limpias se intensificaba el año pasado, surgió un incómodo consenso en una vía paralela: Al menos a corto plazo, el mundo también necesita más petróleo y gas.

A partir de este lunes, los ejecutivos del sector petrolero, los defensores del clima y los funcionarios públicos están reunidos en Houston en la cumbre anual sobre energía más importante del sector.

Para una industria acostumbrada a ciclos extremos de auge y caída, el entorno actual es menos binario y más complejo de lo habitual. Incluso cuando las mayores empresas registran beneficios récord, persisten grandes interrogantes.

Se espera que la Secretaria de Energía, Jennifer Granholm, hable de la aplicación de incentivos a las energías limpias. FOTO: ASSOCIATED PRESS

En particular, los reajustes geopolíticos y de mercado que siguieron a la invasión rusa de Ucrania han impulsado a la industria a reevaluar cómo funcionará la transición energética, dijo Dan Yergin, vicepresidente de S&P Global, que organiza la conferencia conocida como CERAWeek de S&P Global.

“Vamos a oír a las empresas hablar más de descarbonización y de sus estrategias de bajas emisiones de carbono, aunque también hablen de aumentar la inversión convencional para satisfacer las necesidades de un mundo que de repente se ha vuelto bastante inseguro en cuanto al suministro de energía”, explicó Yergin.

Los directores ejecutivos de Exxon Mobil Corp, Saudi Aramco y NextEra Energy Inc, así como funcionarios estadounidenses como la secretaria de Energía, Jennifer Granholm, y el asesor de energía limpia de la Casa Blanca, John Podesta, comparecen ante delegados de unos 90 países.

Las autoridades estadounidenses están dispuestas a utilizar la conferencia como plataforma para exponer sus planes de aplicación de la legislación aprobada el año pasado, conocida como Ley de Reducción de la Inflación, que se espera impulse las inversiones en energías limpias mediante créditos fiscales y financiación.

La legislación ha despertado el entusiasmo de los beneficiarios, como los promotores de energía solar y eólica, pero también ha suscitado la preocupación del sector por el hecho de que el aumento de las inversiones en energías bajas en carbono pueda elevar los costos de los proyectos y tensar aún más las cadenas de suministro.

Poco se sabe aún de cómo se aplicará la legislación, pero lo que está claro es que la política gubernamental desempeñará un papel mucho más importante en la actual transición energética que en los cambios anteriores a lo largo de la historia, que estuvieron impulsados por la economía y la tecnología, afirmó Yergin, autor de “El nuevo mapa: energía, clima y choque de naciones”.

Otro tema clave es cómo las empresas de petróleo y gas integran la transición energética en sus negocios. Los ejecutivos petroleros afirman que el año pasado las conversaciones con los inversores se centraron menos en las directrices medioambientales, sociales y de gobierno corporativo, o ESG, que consumieron 2021, y en cambio se concentraron en la rentabilidad financiera.

Hace un mes, BP PLC redujo sus planes de una ambiciosa transición hacia las energías limpias y dijo que destinaría más dinero a la producción de petróleo y gas. El CEO de BP, Bernard Looney, señaló que la empresa estaba “respondiendo a lo que quiere la sociedad”. Exxon y Chevron Corp., que se han mostrado más conservadoras en sus estrategias de bajas emisiones de carbono, registraron beneficios récord en 2022, impulsados por los precios del petróleo y el gas más altos de los últimos años.

La cuestión de si podrán repetirse esos beneficios planeará sobre la conferencia, entre otras cosas porque los precios del gas natural se han desplomado un 54% en los últimos meses, lo que ha llevado a los productores a recalibrar sus planes de perforación.

Dado que las sanciones occidentales han dividido los mercados mundiales del petróleo y el gas natural, se espera que en la conferencia se aborden temas como la creciente dependencia de Rusia respecto a China y la importancia estratégica de los envíos de gas natural licuado estadounidense para Europa.

Para Mark Brownstein, vicepresidente del Fondo de Defensa Medioambiental, las experiencias del año pasado apuntan a la necesidad de acelerar el abandono de los combustibles fósiles, por el bien de la estabilidad climática y como forma de evitar la volatilidad de precios que sacudió los mercados mundiales el año pasado.

“Habrá mucha gente en la conferencia demostrando nuevas tecnologías y hablando de nuevos modelos de negocio que están a nuestra disposición hoy en día para acelerar la transición”, comentó Brownstein.

Rebekah Hinojosa, representante de campaña en el Sierra Club, está ayudando a organizar una marcha prevista para este miércoles desde la conferencia por el centro de Houston hasta las oficinas de las principales empresas energéticas y otras instituciones implicadas en el apoyo a los proyectos de exportación de GNL propuestos en la costa del Golfo.

“Las comunidades de la costa del Golfo están hartas de que se las sacrifique por la continua expansión de los combustibles fósiles”, aseguró Hinojosa.

Pro en cierto modo, las mareas políticas parecen estar cambiando a favor de las petroleras.

Las ya tensas relaciones entre las petroleras estadounidenses y el gobierno de Biden se agravaron aún más el año pasado, cuando algunas empresas registraron beneficios récord y los precios nacionales de la gasolina alcanzaron máximos históricos. Las autoridades estadounidenses afirmaron que las empresas se habían centrado erróneamente en recompensar a sus inversores mediante la recompra de acciones, en lugar de inyectar dinero en el sector petrolero para ayudar a reducir los precios.

En un momento fuera de guión durante su discurso sobre el Estado de la Unión el mes pasado, el Presidente Biden, que había hecho campaña con la promesa de tomar medidas enérgicas contra el fracking, dijo: “Todavía vamos a necesitar petróleo y gas durante un tiempo”. También propuso cuadruplicar el impuesto sobre la recompra de acciones corporativas, para empujar a las empresas a inyectar capital en la producción de petróleo.

Dan Pickering, fundador y director de inversiones de Pickering Energy Partners, con sede en Houston, sostuvo por su parte, que parece que la presión de los inversores sobre ESG se ha estancado por ahora, pero las compañías petroleras han hecho progresos en la reducción de emisiones y ya no están detrás de la curva. Cada vez más ejecutivos apoyan la descarbonización mundial, ya que se han reducido los dos polos opuestos: los escépticos del cambio climático y los partidarios de abandonar inmediatamente los combustibles fósiles.

“Hay un impulso mucho más amplio para la descarbonización a nivel mundial, y también hay una comprensión mucho más amplia de que estamos ‘atascados’ con los hidrocarburos hasta que podamos lograr esa descarbonización”, comentó Pickering. “Mucha más gente está diciendo que va a llevar tiempo”, concluyó.

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