Paula Garda de la OCDE sobre Chile: “El riesgo de no llevar a cabo una agenda de reformas es volver a la situación prepandemia, de bajo crecimiento y altas desigualdades”

Desde su punto de vista, es importante que el nuevo Congreso, pese a su fragmentación, acuerde al menos algunas reformas, para elevar el crecimiento potencial al que el país retornará en los próximos años. Dice que en el sobrecalentamiento de la economía es una de las causas de la mayor inflación.


La recuperación postpandémica es sólida en Chile de acuerdo a los pronósticos de la OCDE, que duplicó esta mañana su pronóstico de crecimiento desde 6,7% a 12% para este año. En ese escenario, Paula Garda, economista del organismo que sigue la región, considera que los desafíos son no retornar a los mismos problemas que se enfrentaban previo a la crisis sanitaria.

Reformas de todo tipo considera necesarias en el país: educación, salud, infraestructura, transferencias y, “por supuesto”, una tributaria que contribuya a disminuir las desigualdades y a conseguir más recursos permanentes. Las protestas sociales, a juicio de Garda, ya han dejado claro qué es lo que se arriesga si no se avanza en esa dirección.

¿A qué atribuyen la mejora en las perspectivas para el crecimiento de Chile este año? ¿Cómo este nuevo pronóstico da cuenta tanto de una robusta recuperación como de riesgos de sobrecalentamiento?

-El crecimiento de 6% que estábamos estimando hace 6 meses fue previo al tercer retiro y antes del IFE universal y el IFE laboral. Fueron cambios muy importantes que explican esta mejora, casi duplicada.

Claramente la recuperación en Chile va muy bien en términos económicos, entendiendo que si uno mide la actividad económica hoy día está un 6% por encima de lo que estaba prepandemia y previo a los eventos sociales. Esa es una muy buena noticia.

Por supuesto, esto ha ido acompañado de dos cosas. En primer lugar, un mercado laboral que aún no se recupera del todo. Falta recobrar empleos y sobre todo hay una participación en la fuerza laboral que aún es baja. Aunque es normal que el mercado laboral va un poco más rezagado qué la actividad económica, es algo que hay que tomar en cuenta y monitorear.

Por otro lado, debido a este repunte muy fuerte este año, que viene sobre todo de la demanda doméstica es lo que ha generado las alzas. Si uno revisa cuáles son las causas de esa inflación, si bien hay componentes globales, con esto me refiero a los precios de la energía y los cuellos de botella que hay a nivel internacional, también hay factores domésticos que la están impulsando. Es ahí cuando uno se refiere al sobrecalentamiento, en el sentido que es la demanda doméstica, qué está muy fuerte sobre todo en el consumo de los hogares, lo que ha hecho que aumenten los precios.

Creemos, eso sí, que para el año que viene esto gradualmente va a desaparecer. Primero porque la política fiscal va a ser mucho menos expansiva, eso está en el presupuesto para 2022 que ya se aprobó. Por otro lado, si no se aprobara un cuarto retiro de nuevo cambia el escenario. Pero incluso aunque se aprobara ese cuarto retiro ya va a estar muy focalizado en los hogares de mayores ingresos, que tienen menor propensión de consumir y qué tal vez destinarán una menor parte al consumo que lo que han hecho hasta ahora.

Por eso el crecimiento se acelera fuertemente. Esto también junto a las alzas de la tasa de interés del Banco Central y la incertidumbre que reina hacen que se determine una desaceleración el próximo año y el siguiente.

¿La desaceleración hasta 2% el 2023 les parece sana para la economía chilena?

-Nosotros acá tenemos cálculos de crecimiento potencial para la economía chilena un poco por debajo del 2%. Es decir está desaceleración lo que hace es llevar el crecimiento de la economía chilena a su crecimiento potencial, el cual es relativamente bajo.

Creemos que hacen falta reformas que permitan aumentar la productividad y el crecimiento a largo plazo para tener un crecimiento mayor y de esta manera se pueda disminuir las desigualdades más rápido, se pueden tener más ingresos fiscales para financiar necesidades de gastos...

Por supuesto, nosotros tenemos el discurso de que si bien el crecimiento es necesario y hay que aumentarlo, hacen falta reformas estructurales que permitan que ese crecimiento sea inclusivo, se ha compartido por todos, que haya más redistribución.

¿En qué reformas estructurales están pensando?

-Nosotros hace tiempo, en varios estudios económicos, estamos diciendo que Chile necesita reformas en varias áreas. La educación es una muy importante, porque es el sistema educativo el que hace que las desigualdades perseveren a través del tiempo. Se necesita más educación y de calidad desde muy temprana edad para permitir que ese círculo vicioso se rompa.

Se requieren reformas en salud, en pensiones, en infraestructuras físicas e infraestructuras digitales... Se necesita una reforma en todo el sistema de protección social, lo que incluye salud y pensiones pero también el sistema de transferencias, que si bien es bueno en Chile y ayuda a disminuir la pobreza y la desigualdad, la cobertura - antes de covid - era poca y los beneficios no muy generosos. Debería ampliar todo eso para tener un mayor impacto.

Por supuesto, también se requiere una reforma tributaria, para abordar dos objetivos. Primero se requiere un sistema tributario que permita una mayor redistribución. Hoy en día el sistema tributario redistribuye y contribuye muy poco a disminuir las desigualdades de ingreso. Por otro lado, para aumentar la recaudación, porque para hacer todas las otras reformas por supuesto que el crecimiento económico es muy importante pero también lo es la necesidad de gasto público permanente que solo puede financiarse con recursos permanentes que tienen que venir de una reforma tributaria.

Se anticipa difícil el paso de reformas en la nueva configuración del Congreso. ¿Qué arriesgas Chile si no atiende estas tareas pendientes?

-El riesgo de no llevar a cabo una agenda de reformas es volver a la situación prepandemia, de bajo crecimiento y altas desigualdades. En este momento hay una oportunidad para no volver a los desafíos preexistentes. Es una oportunidad para que el Congreso, aún cuando esté fragmentado, se pueda poner de acuerdo y llegue a consensos en al menos algunas reformas.

El año que viene Chile y la región retornará a un bajo crecimiento, pero esta vez con alta inflación. ¿Qué tan preocupada está al respecto?

-De hecho es uno de nuestros mensajes en este lanzamiento de nuevas perspectivas económicas, que en América Latina estamos arriesgando retornar crecimiento prepandémico. En términos de la inflación nosotros creemos, como en el caso de Chile, vemos que las expectativas son que la inflación retorne gradualmente a sus objetivos, a medida que todas estas fuerzas que la están impulsando se disipan. Sin embargo, ciertamente hay riesgos de que sea más persistente y esto va a requerir mayores aumentos de tasas de interés, al menos en algunos países y tal vez perjudicando esta recuperación que se está dando.

La región también enfrenta la incertidumbre política y las tensiones sociales. No hay que olvidar qué las protestas ya han tenido lugar en varios países latinoamericanos, con el descontento de economías que no crecieron lo suficiente y estamos arriesgando volver a eso. Hay que considerar que la pandemia ha añadido más incertidumbre, más pobreza y el riesgo de inestabilidad social sigue siendo alto.

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