¡Es la política, estúpido!
El impacto de la política en los mercados no se queda sólo en un ámbito anecdótico. Algunos análisis han permitido identificar un impacto medible que se puede atribuir a mayor incertidumbre en contraste con factores ligados a expectativas de crecimiento de utilidades de las empresas.

A comienzos de la década de los 1990s, el entonces poco conocido candidato demócrata Bill Clinton le ganaría la presidencia de EE.UU. a un popular presidente George H.W. Bush al enfocar la elección exclusivamente en la debilitada economía en ese momento. Para ello acuñó el ya famoso lema de campaña "¡Es la economía, estúpido!" que sintetizaba de manera magistral como es la economía la que suele mover la política.
Casi 20 años después, parece que lo inverso se está imponiendo como una realidad ineludible. Que la política es la que, en gran medida, está moviendo a la economía y, por cierto, los mercados financieros.
En el reciente informe de mitad de año del BlackRock Investment Institute (BII) (ver https://www.blackrock.com/cl/vision-de-mercado/blackrock-investment-institute/outlook#themes) identificamos un incremento de las presiones proteccionistas como una fuerza clave en definir la dirección de los mercados financieros en el corto plazo y la economía global en el largo plazo. Los vaivenes de los índices bursátiles durante este año, reflejando los altibajos de las relaciones sino-estadounidense, es clara evidencia de ello. Lo son también lo observado en fenómenos políticos más acotados, como es el caso del reciente cambio de liderazgo político en el Reino Unido, ante un inminente Brexit, que se ha trasladado en empujar a la libra esterlina a niveles mínimos contra el dólar en los últimos 35 años.
El fenómeno también es claramente observable en nuestra región de América Latina. Lo interesante es que se observa en distintas direcciones. Es decir, los mercados reaccionan negativamente ante incrementos de riesgo político, pero también ocurre lo contrario. Cuando es posible identificar avances en reformas políticas que mejoran las perspectivas de las finanzas fiscales o establecen fuentes de mayor crecimiento potencial, los mercados reaccionan de forma positiva, ya sea empujando al alza el precio de la renta variable o validando tasas de interés más bajas por un mayor tiempo.
Este año lo último ha sido claramente observable en el caso de Brasil. A pesar de que los activos brasileños han sido afectados por la mayor incertidumbre global que ha traído consigo la guerra comercial, ha podido despegarse parcialmente de la suerte de otros mercados al constatarse avances en reformas, incluyendo la que se centra en su sistema de seguridad social.
El impacto de la política en los mercados no se queda sólo en un ámbito anecdótico. Los análisis realizados por BII en el comportamiento de renta variable de países desarrollados, han permitido identificar un impacto medible que se puede atribuir a mayor incertidumbre –por lo general derivado de episodios de corte geopolítico- en contraste con factores ligados a expectativas de crecimiento de utilidades de las empresas listadas en bolsa. Ello se ilustra en el cuadro a continuación.

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