La forma correcta de medir el desempleo

El Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en el último boletín sobre el desempleo, reveló una tasa de desocupación de 6,2% en el trimestre septiembre-noviembre de 2016. Esta cifra da cuenta de una sorprendente resiliencia del empleo, en un contexto marcado por una aguda y persistente desaceleración económica, que llevó incluso a una contracción del Imacec en octubre.
No obstante, lo que puede parecer a primera vista como una gran fortaleza de la economía, esconde una realidad muy lamentable y preocupante. En un escenario en que la actividad económica va de más a menos, el ritmo al que la economía es capaz de crear empleos se ha deteriorado progresivamente. Se observa que la creación de empleos asalariados (de mayor calidad y sostenibilidad) crece a tasas significativamente inferiores en comparación con los ejercicios 2013-2015, llegando en este último trimestre a revelar una variación de apenas 0,6% en doce meses.
Si la economía no es capaz de crear empleos asalariados, y las empresas reducen su capacidad productiva, ¿por qué la tasa de desempleo no aumenta? Clave en explicar este fenómeno es la evolución de los empleos en la categoría de cuenta propia. El crecimiento de los empleos por cuenta propia promedia 6% los últimos doce meses, esto es el doble que el promedio entre 2013 y 2015. Lo que ha sucedido en la práctica es un traspaso de empleos asalariados a empleos por cuenta propia. En efecto, los mayores incrementos anuales se observan en empleos de esta última categoría, que se expandió 5,2% anual en el trimestre terminado en noviembre.
De acuerdo con la metodología de la encuesta de empleo del INE, basta con que una persona haya trabajado pocas horas a la semana para ser clasificada como “empleada”. De ahí que la cifra de empleados en cuenta propia haya aumentado notoriamente durante 2016, pues en su mayoría este aumento obedece a personas que han perdido su fuente laboral y han debido recurrir a empleos informales y precarios.
Un ejercicio simple nos permite dimensionar el impacto de este traspaso de empleos asalariados a empleos por cuenta propia. Si suponemos que el aumento anual por sobre el número de trabajadores por cuenta propia corresponde a desempleados que están trabajando pocas horas a la semana, mientras buscan un trabajo formal, y los agregamos a la cifra de desocupados informada por el INE, entonces obtenemos que la verdadera tasa de desempleo del trimestre terminado en noviembre es de 7,2%, esto es un punto porcentual superior al 6,2% informado por el INE para dicho período.
De acuerdo con la situación económica que experimenta Chile, sería difícil pensar que el mercado laboral presente mejoras en los próximos meses. Como ya ha quedado en evidencia, cuando la economía crece a un bajo ritmo, suele ir acompañada de un aumento en la tasa de desempleo, o de un eventual traspaso de empleos de mayor calidad a un empleo precario y vulnerable, que esconde la verdadera tasa de desocupación.
*El autor es economista del Instituto Libertad.
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