
El alto vuelo de los drones en Chile: una empresa china pide licencia para probar un aerotaxi autónomo
Asiática EHang quiere demostrar las bondades de su dron de pasajeros en octubre, en medio del auge del sector: la DGAC ha recibido casi 2.500 solicitudes para operar drones de diverso tipo; hay 164 escuelas donde sacar la “licencia” y algunas de estas naves ya se están empezando a fabricar en el país para operar como limpiavidrios, vigilantes, fumigadores e inspectores de obras y zonas remotas. El negocio está en pleno despegue, empujado también por los municipios y otras entidades públicas.

“Mientras tanto, estamos en proceso de obtener la certificación en Brasil y un permiso de vuelo especial en Chile. En Oriente Medio, el EH216-S ha recibido la aprobación para vuelos con tripulación en Catar, y actualmente estamos preparando rutas y el despliegue de aeronaves”, informaba a fines de agosto pasado a unos satisfechos inversionistas, Huazhi Hu, fundador y CEO de EHang Holdings Limited, una firma china de drones que cotiza en el Nasdaq, la bolsa tecnológica de Estados Unidos.
El EH216-S es el primer avión eléctrico de despegue y aterrizaje vertical (eVTOL) de pasajeros sin piloto del mundo, un dron taxi fabricado por la propia EHang y que puede transportar hasta a dos pasajeros a 130 kilómetros por hora, con un alcance de 35 kilómetros. En marzo lo probaron en México también.
EHang pidió autorización a la DGAC para hacer una demostración de su taxi volador en la Expodron que se realizará a mediados de octubre en Santiago. En las redes sociales se comentaba esta semana que la firma probablemente no presentará su eVTOL o que podría llegar otro modelo, pero hasta el cierre de esta edición no fue posible conseguir una versión final por parte de la compañía asiática.
164 escuelas
La decisión de elegir a Chile para una de las pruebas en América Latina del EH216-S, es también un reflejo del dinámico momento por el que atraviesa esta industria que ya comienza a emerger como un nuevo sector económico propiamente tal.
Se trata de un despegue, casi en vertical, coinciden en la industria y en la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), donde han debido pedir más personal para el área, a fin de enfrentar este sostenido aumento. La entidad detalló a Pulso que armó un equipo especial de personas para asesorar a tantos interesados en el proceso de obtención de las autorizaciones.
Aunque en Chile se están volando drones al menos desde 2012, en 2015 comenzó a operar la norma que regula el uso del espacio aéreo para estos aparatos, autorizados para moverse a una altura máxima de 130 metros. La regulación establece -entre otros requisitos -que se debe obtener una credencial o licencia para pilotar drones, conocidos como RAPS, sigla de Remotely Piloted Aircraft System (Sistema de Aeronaves Pilotadas a Distancia).
“Primero hay que considerar que la actividad de los RPAS en Chile data del año 2012, donde se gestionaron sólo 4 autorizaciones (de vuelo), en comparación al 11 de septiembre de 2024 (última data) donde se han autorizado 2.454 operaciones de RPAS en áreas no pobladas, sin dejar de considerar las 1.574 operaciones que se han autorizado en áreas pobladas desde que se publicó en el año 2015 la Norma DAN 15”, dicen en la DGAC, donde además contabilizan 164 escuelas de pilotos de dron, autorizadas para impartir instrucción a lo largo de todo Chile.
Eso, porque la DGAC exige a todos quienes quieran operan un dron (solo los que tienen un peso de despegue de 750 gramos o más) que lo inscriban en el Registro Especial de RPA que lleva la entidad y además rindan una prueba de conocimientos específicos para obtener la licencia.
Flotas de drones
En los registros de la DGAC hay empresas que ya poseen flotas enteras de drones operando en sus instalaciones como las mineras Carmen de Andacollo, El Abra, Angloamerican, Quiborax, Escondida, SQM y Codelco.
También figuran en la misma situación las agrícolas Monsanto y Summit Agro; las firmas de servicios públicos Aguas Antofagasta y Enel; Ferrovial, Enami y Enaex; la concesionaria Sacyr; salmonera Mowi, Megamedia, los condomios Golf Lomas de La Dehesa y Hacienda Chicureo, entre varios otros. Incluso, la ONG ambiental Island Conservation maneja su flotilla.
En el mundo minero, Chile es reconocido como uno de los países más activos en el uso de drones para seguridad y reducción de accidentes e incidentes en sus enormes instalaciones.
A la fecha existen 468 entidades (personas, empresas, instituciones públicas) que cuentan con Certificado de Operador Aéreo (AOC) y en el mercado apuestan a que el año cerrará levemente arriba de los 500. ¿De dónde tanto interés?: además de grandes empresas y entidades públicas como municipios (para seguridad vecinal), hay decenas de emprendedores de diversos mundos apostando por el rubro.
En el mercado comentan que el negocio es cada vez más competitivo: audiovisuales, agrónomos, geólogos e ingenieros de distintas especializaciones están fichando por la actividad. En algunas empresas ya existen los cargos de piloto de dron, especialista en RPAS o jefe de RPA. En Cencosud, por ejemplo, hay una división dentro de su área de “delivery” que ya trabaja para el uso de drones.
“Lo interesante es que las empresas ya no ven solo el hardware, sino la solución completa: desde el vuelo hasta el procesamiento de datos. Y lo que se viene apunta a operaciones automatizadas, con estaciones remotas que permiten trabajar de manera continua sin depender de un piloto en terreno”, anticipa Antony Melville, de Dronestore, la firma que distribuye la firma china DJI; líder de la industria comercial y civil con más del 70% del mercado global.
El ejecutivo dice que el dron dejó de ser solo un equipo recreativo y hoy está entrando con fuerza en sectores como la minería, la agricultura de precisión, la construcción y la inspección de infraestructura crítica.
Drones públicos
Además, cada vez más ministerios, secretarías regionales ministeriales y servicios estatales están comprando su propia tecnología y formando a sus propios pilotos para labores como inspecciones, producción audiovisual y seguridad en zonas sensibles. Solo para hacerse una idea: el 10 de septiembre pasado, la división de Catastro del Ministerio de Bienes Nacionales inscribió una flota de 16 drones que operarán en todo el territorio nacional.
Semanas antes, las municipalidades de Futrono, Villarrica, Yungay, Paillaco, Limache, Villa Alemana, Melipilla, Recoleta, Ñuñoa, Puente Alto, Angol, Quilicura Los Andes, Puerto Mont, Máfil, entre otras, recibieron autorización para operar sus drones. También lo hicieron Sernageomin, la Dirección General de Aguas del Ministerio de Obras Públicas y el Serviu del Biobío. En varias de esas entidades además se hicieron inversiones en estaciones de carga y accesorios para labores de vigilancia y control.
Según la normativa, todos los drones deben pagar un seguro de responsabilidad civil por daños a terceros. La firma más activa en ese mercado es Renta Nacional, del grupo Errázuriz, seguida de Southbridge, del grupo canadiense Fairfax Financial Holdings Limited.
Made in Chile
“Los drones están comenzando a realizar labores que son peligrosas para las personas, como la limpieza de máquinas en altura, toma de muestras de agua en piscinas de sal y tranques de relave, moviendo carga, e incluso, como aspiradoras industriales”, explica Alberto Munizaga, el fundador de Robomotic, una firma chilena que fabrica y vende drones para diversas faenas en el país.
Partieron en 2016 y hoy están en pleno proceso de expansión, aprovechando el nuevo vuelo del sector. Munizaga cuenta con orgullo a Pulso que hace dos años lograron exportar dos drones para delivery a Uruguay, que podían llevar 4 kilos por 20 minutos cada uno. Los aparatos fueron fabricados en Chile con componentes internacionales. “Hoy nos estamos consolidando como un fabricante local, con diversos proyectos ya a nivel privado, público y en las FF.AA. Con lo anterior, buscamos poder salir a nuevos mercados internacionales con la experiencia ya demostrada en Chile”, añade el ejecutivo sobre sus planes. Tras lo de Uruguay han estado concentrados en el mercado local.
Munizaga empezó a fabricar sus propios drones cuando se dio cuenta de que los drones comerciales eran muy limitados para adaptarlos. “Vimos la oportunidad de empezar a fabricar y convertirlos en máquinas de producción, con un inmenso potencial para salvar vidas y dinero”, explica.
En la carpeta de la firma están drones para operar como limpiavidrios, vigilantes, fumigadores e inspectores de obras y de zonas remotas. El ejecutivo dice que el avance tecnológico permite cada vez vuelos más largos y pesados. Se queja, eso sí, de que la regulación todavía no permite el uso de drones en zonas pobladas, paso clave para el delivery y otros negocios. “Chile está atrasado varios años en este ámbito. La dirección hacia donde van los cambios son las correctas, pero el tiempo que toman estos cambios es mucho”. Anticipa una explosión de aplicaciones y beneficios una vez que se amplíen las autorizaciones a la industria. Dice que ahí sí que el mercado de los drones agarrará un vuelo mayo que el de ahora.
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