Avances de la matronería en Chile: Abortos provocados la única forma de regular natalidad hasta los años 60

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Las matronas y matrones han estado ligados al cuidado de la salud reproductiva de la mujer en Chile desde hace 185 años. Emergieron como profesionales de una necesidad de salud pública y de Estado que buscaba disminuir la altísima cantidad de muertes maternas e infantiles asociadas al embarazo y parto.

La asistencia profesional del parto que se instauró provocó un impacto impensado en estos índices. Esta titánica tarea fue llevada a cabo con más corazón que recursos y hoy tiene a nuestro país, con tasas bajísimas de mortalidad materna e infantil comparables a países desarrollados, que tienen muchos más recursos económicos y de infraestructura. Siempre enfocados en la vida ginecológica y sexual de la mujer.

En los años 60 la matronería fue invitada a un nuevo desafío: a participar activamente en el programa de planificación familiar, que tenía como propósito que toda mujer pudiera determinar el intervalo y cantidad de hijos que deseaba tener, como una decisión personal o familiar y no como una imposición "natural".

Esta medida tuvo un doble impacto en la salud de nuestro país. El primer impacto fue disminuir fuertemente la cantidad de mujeres muertas fallecidas o con secuelas por abortos provocados, que hasta esa fecha era la única forma de regular la natalidad.

Esta, realidad fue tan dramática, que se traducía en que una mujer durante su vida reproductiva podía haberse practicado hasta 30 abortos provocados, con todos los riesgos de mortalidad y morbilidad asociados a procedimientos clandestinos y en desamparo absoluto.

La segunda consecuencia importante fue reducir la cantidad de hijos por familia y por mujer, cuestión que repercutió, entre otros múltiples factores, a la disminución paulatina de la pobreza extrema y mortalidad infantil.

A casi dos siglos después de haber dado respuesta a grandes desafíos históricos, nos queda mucho por hacer. La matronería deberá seguir trabajando por la salud de nuestro país, reconociendo los cambios demográficos de nuestra población, que muestran una disminución importante en la natalidad, evento de la vida tan asociado a nuestra labor.

Hoy debe verse como una oportunidad de resituar al embarazo y al parto como el proceso fisiológico que es, volviendo a entregarle a la mujer y su familia el espacio de intimidad y protagonismo que merece, donde matronas y matrones tienen mucho que aportar y acompañar de una manera respetuosa y expectante.

Por otro lado, la esperanza de vida de las mujeres ha aumento mucho, por lo que mejorar la calidad de vida ginecológica y sexual de la mujer es un gran desafío, haciéndose cargo de pesquisar y participar en la prevención y recuperación de las patologías ginecológicas y gineco-oncológicas que las afectan.

Otra hermosa tarea que seguirá construyéndose junto a los avances tecnológicos, será el cuidado de los recién nacidos, en especial de los prematuros que representan el 10 % de los niños y niñas que nacen cada día y que requieren de más esfuerzos multidisciplinarios para su recuperación y crecimiento.

Por eso las esperanzas seguirán puestas en una matronería cercana, que valore y mire a los ojos a quien trata. Que tenga la humildad de reconocer sus limitaciones, que sea mediadora y no protagonista de la recuperación. Que tenga siempre presente que sus técnicas y procedimientos pueden tener consecuencias deletéreas en quien las vive y que intente por todo los medios disminuir al máximo el sufrimiento y el dolor de quien busca nuestra ayuda, considerando que cada persona posee un historia y un nombre que la hace única, irrepetible y dignataria del mayor de los respetos.

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