El eclipse que no podré ver

FOTO: HANS SCOTT/AGENCIAUNO

Si bien hoy en día un eclipse total de sol ha perdido gran parte de su interés científico por el hecho que existen instrumentos que permiten realizar mediciones y estudios del sol mejor que durante un eclipse, el eclipse sigue siendo un evento absolutamente extraordinario.

En ello admiramos en primer lugar la insólita coincidencia por la cual el diámetro aparente del Sol es casi idéntico al diámetro aparente de la Luna. Es decir que, si bien estos cuerpos celestes tienen dimensiones físicas muy distintas, se hallan a las distancias precisas para aparecer del mismo tamaño en el cielo y es gracias a esta coincidencia que puede producirse una superposición casi perfecta.

Secundariamente es admirable la extraordinaria capacidad que hemos adquirido de calcular y predecir este tipo de eventos con altísima precisión. Finalmente, presenciar el día que se convierte improvisamente en noche, la superficie del sol que se oscurece, la aparición de la corona solar y las muy insólitas circunstancias que se generan en el breve lapso de la totalidad, es una experiencia extremamente potente y emocionante. Definitivamente un evento grandioso.

Por todas estas razones, al igual que muchos, desde meses ya tenía planificado viajar a la región de la Araucanía para el imperdible evento astronómico. Para la ocasión había preparado dos telescopios, una cámara, un potente lente, los filtros necesarios para obtener las mejores fotografías. También se trataba de una oportunidad para salir de Santiago con la familia, por primera vez después de 10 meses de encierro forzado que, sin duda, han sido muy difíciles para todos. Esto hasta que el aviso del retroceso de la región metropolitana a fase 2 derrumbó todos los planes.

Ahora leo en las noticias que las autoridades están justamente preocupadas frente al rebotar en las redes sociales de avisos e invitaciones para “fiestas del eclipse”, supuesta convocatorias masivas para congregar grandes cantidades de personas en distintos sitios de Pucón, Villarrica y lugares aledaños, todo en evidente contravención de las normas sanitarias, las recomendaciones de los expertos y el más básico sentido de prudencia que todos deberíamos haber desarrollado en estos meses. Por esto PDI y carabineros deben invertir recursos en la investigación y contención de este tipo de actividades.

Precisamente a este tipo de actitudes irresponsables debemos, no solo el no poder asistir al evento astronómico, sino que el prolongarse de una situación que afecta todos los aspectos de nuestras vidas.

La irresponsabilidad de algunos, o incluso de muchos, viene a afectar tantos otros. Esta irresponsabilidad ha sido una de las tónicas de este último año, tanto en Chile como en el resto del mundo. Existe un pueblo de las fiestas, de la diversión, del desinterés, completamente incapaz de anteponer el bien común a sus intereses particulares o incluso a sus deseos de diversión. El costo de este tipo de comportamientos en nuestra sociedad obviamente lo pagamos todos. El eclipse, por supuesto, es prescindible, pero los costos de la crisis sanitaria y del retroceso económico son enormes y recaen sobre la sociedad entera.

Richard Dawkins en su libro “El gen egoísta” presenta interesantes ejemplos de la idea de estrategia evolutivamente estable del biólogo Maynard Smith. Para ser evolutivamente estable, o bien, para durar en el tiempo, una población animal debe albergar en su interior distintos comportamientos en ciertos porcentajes, los altruistas y también los egoístas. Es decir, los sujetos inescrupulosos que aprovechan toda situación para su propio beneficio sin importar las consecuencias existen en la naturaleza.

Los humanos hemos tratado de darnos reglas y ocupar nuestra racionalidad para superar ese nivel, lo cual lamentablemente no impide que ciertos mecanismos sigan presentes en nuestra sociedad. Así, los problemas de escala global que se han manifestado durante el último año nos llaman a reflexionar sobre los costos que individuos irresponsables generan para nuestra sociedad. En Italia por ejemplo, el costo de la pandemia se ha estimado, hasta el momento, entorno a 160mil millones de Euro, lo que equivale a un costo cercano a 100mil Euro, o 80 millones de pesos, por cada contagio. También cabe preguntarse si el actuar irresponsable de un porcentaje significativo de personas nos mantenga dentro de los rangos de una estrategia estable o más bien nos este llevando todos hacia la catástrofe.

Lo cierto por ahora es que las personas responsables nos perderemos el eclipse. Una vez mas un evento astronómico nos invita a la reflexión.

*Astrónomo del Centro de Astro Ingenieria UC

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.