Autos eléctricos, tranvías, geotermia: la fórmula que convirtió a Oslo en la ciudad más ecológica de Europa

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La capital noruega se ha transformado en un edén medioambiental, transformándose en un referente global de prácticas sustentables.


Solo en el primer trimestre de este año, dos de cada tres autos que se vendieron en Oslo fueron eléctricos y uno de cada cinco autos privados que circulan por la ciudad son eléctricos. En Noruega los autos de combustión pagan más impuestos que los autos eléctricos, que en contrapartida circulan gratis por las autopistas y pueden usar las vías exclusivas para buses.

La capital noruega quiere ser una ciudad sin autos, por lo cual han eliminado estacionamientos y algunas calles han sido adaptadas como plazas, vías peatonales o transformado en vías exclusivas para el transporte. Desde 2007 los viajes en el sistema público de transporte aumentaron  50% y el 56% de todos los viajes en transporte público son en tranvías, trenes y metro libre de emisiones.

Es una de las razones de porqué Oslo ha sido elegida la capital verde según la Comisión Europea, y se ha convertido en un espejo para otras capitales y ciudades del planeta.

Desde 2016, la capital cuenta con un "presupuesto climático", una iniciativa de 42 medidas separadas en tres sectores: energía y entorno construido; transporte y recursos. A raíz de este plan, las emisiones de dióxido carbono se contabilizan como si se tratara de un presupuesto financiero. Oslo se ha tomado muy en serio la lucha contra el cambio climático por lo que hace años que ha comenzado a tomar medidas en contra de la contaminación. Entre ellas, aumentar el número de zonas verdes de la ciudad.

Otro de los proyectos emblemáticos de la ciudad son sus plantas incineradoras de residuos: Haraldrud y Klemetsud. Una vez que las personas separan sus residuos, la municipalidad los lleva a estas plantas. El desperdicio de alimentos, junto con otros materiales biológicos, se convierte en biogás y biofertilizante, mientras que los residuos plásticos son manejados por Grønt Punkt Norway y terminan como nuevos productos plásticos.

Los deshechos residuales se incineran y se convierten en calefacción urbana para la población de Oslo.

En Oslo, también hay un proyecto piloto separado para la captura y almacenamiento de carbono (CCS) en Klemetsrud. Si la planta de captura de carbono se realiza según lo planeado, será la primera de su tipo en el mundo.

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