En la edición Primavera-Verano 2025-26 de la Semana de la Moda Masculina de Milán, la comodidad se convirtió en un manifiesto. Chaquetas amplias, materiales ultraligeros y un aire de calma atravesaron las colecciones. Pero hubo una prenda que, aunque inesperada, capturó la atención general: el pijama.

Esta prenda deja de estar confinada en los dormitorios y ahora aparece en las pasarelas como símbolo de una nueva masculinidad relajada y elegante.

La moda en introspección

Más allá del fenómeno del pijama, el espíritu general de esta edición tuvo un tono introspectivo, principalmente por los conflictos geopolíticos y sus repercusiones.

“Lo más importante para nosotros fue un cambio de tono: una invitación a abrazar la amabilidad”, señaló a la prensa Miuccia Prada, codirectora creativa de Prada.

Asimismo, el empresario italiano Brunello Cucinelli, concordó con este sentimiento al interior de la moda. “Necesitamos encontrar la elegancia, la amabilidad y abrazar el arte de escucharnos unos a otros”, declaró a CNN.

Es así como marcas como Prada utilizaron conceptos como la amabilidad, la empatía y la contención. “Básicamente, lo opuesto a la agresión”, señaló la empresa de lujo tras bastidores.

Los pijamas a la pasarela

Fue Dolce & Gabbana quien hizo al pijama el protagonista de esta pasarela.

En su desfile, los diseñadores reinterpretaron el pijama clásico en el lujo: rayas oversized, cortes fluidos y materiales como la popelina, el jacquard o el algodón bordado con cristales.

Desde el primer look hasta los estilos más nocturnos con gabardinas de cuero brillante y accesorios de joyas, el pijama se transformó en símbolo de coherencia estética y emocional.

Más que una excentricidad, esta apuesta consolida al pijama como una pieza versátil del guardarropa masculino.

Combinado con cárdigans, superpuesto en capas o acompañado de una corbata, el pijama se adapta al lenguaje de la sastrería clásica, pero manteniendo siempre su aire cómodo e informal.

Como resumió la revista de moda GQ, “no son pijamas como los demás”, sino uniformes en los que refugiarse, con plena consciencia de estar vistiendo lujo desde la intimidad.