Piñera, un grande




La primera conclusión que se puede sacar del triunfo de ayer es que la derecha tiene un grande en sus filas: Sebastián Piñera. Porque si bien son muchas las razones que se podrán esgrimir para explicar el resultado, todas ellas pasan por él. Este es un triunfo de Piñera. Así de simple, así de claro.

La historia es clara al respecto. Piñera logró algo que nunca la derecha imaginó: ganar dos elecciones. Esto, es inédito en la historia y es un escenario nuevo para todos aquellos que dicen que es muy difícil ganar con ideas de derecha.

Pues bien, Piñera desafió todos los pronósticos y hoy está instalado en La Moneda por segunda vez. Y eso habla de que estamos frente a un personaje político verdaderamente excepcional bajo cualquier punto de vista.

La importancia de esto es vital. Porque la derecha nunca ha querido reconocer esto de Piñera. Por el contrario, muchas de las críticas más ácidas al Presidente provienen de su propio sector. Esto tiene que cambiar. El fuego amigo hizo mucho daño en su primer gobierno y no es deseable que suceda lo mismo en su próximo mandato.

El sector, entonces, tiene que creerse el cuento. Un candidato que gana por la diferencia que obtuvo Piñera merece el respeto de toda la derecha. Ningún otro podría haber logrado aquello, por mucho que algunos digan lo contrario.

Entonces, la primera lección es que hay que cuidar a Piñera. Nadie dice que el hombre es perfecto, pero lo o único cierto es que, gracias a él, la derecha es hoy nuevamente gobierno y eso es suficiente para apoyarlo. En esto, el sector tiene que aprender de la izquierda, que siempre cuida sus candidatos con un celo muy estricto. Incluso cuando piensan que se equivocan. Piñera tiene hoy un apoyo impensado de la gente, lo que habla también de que este país apoya lo que hizo en su gobierno pasado, algo que también a la derecha le cuesta reconocer. Sus críticas son ahora menores, frívolas, por decir lo menos.

El nuevo Presidente demuestra también que el discurso de Bachelet está equivocado. Que su lectura de la primera vuelta, en el sentido de que sus ideas habían triunfado, no era más que una ilusión. Ayer el país votó por las ideas de la derecha que encarna Piñera. Y eso es muy significativo.

Por eso, ésta sería la gran farra de la derecha, sino reconoce el sitial que ya se ganó Piñera en la historia de este país. Basta entonces de pequeñeces, de discursos tibios, de miradas de reojo. Lo que corresponde es aplaudir a una persona que, contra todo pronóstico alcanza por segunda vez la Presidencia.

Muchas personas de derecha estaban aterradas con esta elección. Pensaban que estaba en juego el futuro de Chile. Esos mismos ayer pudieron dormir tranquilos. Bueno, a todos ellos les corresponde ahora que actúen en consecuencia y dejen de lado esa actitud altanera, de sabérselas todo, que es tan desagradable. Ayer el elegido fue Piñera. Lo demás es música.

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