Del bar a la economía: industria cervecera representa 1,6% del PIB nacional
Según un estudio de Oxford Economics, este sector aportó ese año 878 mil millones de dólares a nivel mundial y uno de cada cien trabajos en el planeta. En Chile, además, contribuyó con el 3% de los ingresos tributarios.
La industria cervecera aporta mucho más que el placer y relajo de tomar una fría bebida espumosa después de un día de trabajo. Su contribución a la economía chilena, ya sea a través de producción, ventas, generación de empleos o tributo de impuestos, fue de unos 5 mil 400 millones de dólares en 2023, equivalente al 1,6% del PIB nacional, el segundo porcentaje más alto de Sudamérica.
Así lo demuestra el estudio Huella Global del Sector Cervecero 2023, elaborado por Oxford Economics y publicado recientemente, en el que se recopiló información detallada de 76 países —y se estimó la de otros 106— para medir el impacto que la industria cervecera tiene en la economía mundial y local.
El reporte, que analiza el vínculo de este mercado con otros sectores productivos —como la agricultura, la hotelería, el transporte o el retail—, dejó a Chile como uno de los países donde este sector genera más aportes a la actividad económica.
En cuanto a participación en el PIB, la economía cervecera chilena (1,6%) quedó en el decimotercer lugar global, por sobre países “cerveceros” como Brasil (1,5%) y México (1,3%), y mucho más arriba que potencias como Alemania (1,1%).

Esto se explica, en parte, por la transversalidad que tiene la cerveza en Chile. “Primero, porque es accesible para el gran público”, explica Felipe Berger, economista y académico de la U. Adolfo Ibáñez. “Y segundo, porque si bien es una bebida alcohólica, es de las que tiene el menor gramaje de alcohol, lo que permite mayor venta y consumo”.
“Que el 1,6% del PIB nacional provenga de la industria cervecera no solo nos posiciona a nivel regional, también demuestra que, con un consumo per cápita moderado, Chile ha logrado construir un sector sólido, eficiente y de alto impacto”, dice José Antonio Alonso, director de Asuntos Corporativos y Legal de Cervecería AB InBev. “Nuestra apuesta está enfocada en seguir aportando desde la inversión responsable y el compromiso local”.
No hay que olvidar que el consumo de cerveza en Chile, según el último estudio de la Asociación de Productores de Cerveza de Chile (Acechi) hecho en 2023, está en 57 litros per cápita al año. Aunque la cantidad ha crecido —en 2005 era 30 litros, un 88% menos—, sigue estando lejos de países como República Checa (152 litros por persona), España (93) o México (79,8). Eso demuestra que la industria cervecera chilena, incluso con menos volumen, es robusta y muy dinámica.
“En pandemia tuvimos un peak de 65 litros per cápita”, cuenta Andrés Pérez Peric, gerente general de la cerveza artesanal La Montaña y presidente de la Asociación Cervecera Independiente (ACI). “Pero ahora volvió a estabilizarse en niveles normales. Lo interesante es que la gente ahora está dispuesta a pagar por nuevos sabores y aromas, por cervezas un poco más premium que antes”.
En contribución impositiva, nuestro país ese año recaudó 2 mil 300 millones de dólares provenientes de las cervezas, la tercera cifra más alta de Sudamérica. Eso representa, de acuerdo al reporte de Oxford, el 3% de los ingresos tributarios nacionales.
“No creo que sea buena medida aumentar el impuesto a la cerveza”, opina Berger, “pues probablemente no aumente la recaudación. De acuerdo a los análisis, hoy estamos en la recaudación tributaria óptima, y aumentarla, según la teoría de la curva de Laffer, probablemente se traduciría en una disminución de la recaudación tributaria”.
Miles de empleos y valor local
A pesar de que el mercado global de la cerveza es un negocio multinacional, el estudio muestra que esta industria depende fuertemente de los productos y proveedores de los territorios en que se instalan. En promedio, el 86% de los gastos de las empresas cerveceras se efectúan en productos locales —desde los ingredientes hasta materiales de empaque, transporte y almacenamiento—, dinámica que potencia las economías que están alrededor de las cervecerías.

Oxford Economics, de hecho, calculó que uno de cada cien empleos en el mundo están relacionados con la industria cervecera. En Chile, ese número es todavía más alto: se estima que unos 179 mil puestos de trabajo están sostenidos, directa o indirectamente, por este negocio. Eso equivale al 2% del empleo nacional, el segundo porcentaje más alto de Latinoamérica y el séptimo a nivel global.
“Esto es el reflejo de una cadena de valor que moviliza empleo, innovación y colaboración a nivel local”, agrega Alonso. “Estos datos refuerzan algo que en Cervecería AB InBev tenemos claro: formar parte de esta industria significa crecer de la mano de los proveedores y las comunidades, donde la sostenibilidad es uno de los ejes centrales de la forma en que hacemos negocios.”
“Entre las 130 cervecerías artesanales afiliadas a ACI aportamos más de 600 empleos directos”, dice Andrés Pérez. Si se sumaran las personas que trabajan en restoranes, bares y otras instalaciones vinculadas a estos negocios, esa cantidad incluso podría duplicarse.
Son empleos, además, altamente productivos. Según el reporte, la productividad promedio de los trabajadores de la cerveza fue de $157 mil dólares por persona, casi cinco veces más alta que el promedio del resto de las industrias. Muchos de estos puestos requieren de una elevada especialización técnica y profesional, por lo que su crecimiento ayuda a fomentar la formación y capacitación constante del personal.
Este alto valor que la industria le da a lo local también se manifiesta en las mismas cervezas, que cambian según la zona en la que se produzcan. “No siempre se toma en cuenta a la cerveza como un elemento de expresión cultural”, apunta Pérez. “Desde que se fundó la primera cervecería en Chile, hace exactos 200 años en Valparaíso, cada ciudad y región ha tenido su cultura cervecera”.

Es un producto que, como señala el cofundador de La Montaña, “requiere de mucho profesionalismo, técnica, ciencia; es un proceso bioquímico que necesita tecnología, independiente del volumen. Pero en eso las cervezas artesanales hemos mejorado mucho y la gente de afuera nos lo dice: las marcas chilenas tienen alta calidad y mucha variedad”.
“Estas cifras confirman que la industria cervecera chilena depende y fortalece múltiples sectores productivos”, concluye el director de Cervecería AB InBev. “En este contexto, más allá de un buen negocio, es un motor de desarrollo en las comunidades donde opera”.
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