Un nombre de mujer en el marmol

SEÑOR DIRECTOR:
En el muro sur de la escalera de honor del Palacio de Tribunales de Justicia se encuentra una placa de mármol con la inscripción de todos los presidentes de la Corte Suprema. Desde 1823, esta placa solo había albergado el nombre de presidentes, pero el 15 de diciembre esta tradición cambió.
Ese día, la ministra Gloria Ana Chevesich Ruiz fue elegida de manera unánime por el pleno de la Corte Suprema como la primera mujer presidenta, hecho que se suma al nombramiento en 1925 de Claudina Acuña Montenegro como la primera mujer que ingresó al escalafón primario del Poder Judicial.
La llegada de una mujer a la presidencia rompe con cien años de ausencia, y no por falta de capacidades y/o de formación, sino por una estructura de poder que ha justificado la inferioridad de las mujeres, al mismo tiempo que las ha ubicado en el espacio privado y cumpliendo roles de cuidado. Al mismo tiempo, las mujeres se encuentran con una serie de obstáculos que operan como barreras que producen efectos discriminatorios en la participación de las mujeres en el poder.
Precisamente, la filósofa Iris Marion Young sostiene que la lucha contra la exclusión de las mujeres del ámbito público y la crítica a los argumentos que sostienen este confinamiento han formado parte del trabajo laborioso de generaciones de mujeres y de algunos hombres, a partir de la idea que tal exclusión entra en contradicción con la promesa democrática liberal de emancipación.
Pilar Maturana Cabezas
Directora Asociación de Magistradas Chilenas
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