David Wise y la música que lo convirtió en el Rey de la selva

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Comenzó vendiendo teclados y terminó componiendo la música de uno de los juegos más icónicos de los 90. Esta es la historia de David Wise.


El sueño de David Wise, un músico inglés especializado en baterías, era convertirse en el nuevo Phil Collins. Quería pasar de las percusiones a escribir música y ser reconocido por ello. La característica calva de su cabeza ya la tenía, aunque le faltaba todo el resto.

Pero como toda historia, la de Wise no comenzó directamente en el glamour, sino que en un espacio reducido, en este caso, una tienda de música. Wise vendía instrumentos de día y componía de noche las canciones con las que demostraba cómo usar los teclados que le tocaba ofrecer. Es así como un día una pareja de hermanos aparece en su tienda y le piden demostrar cómo usar un compositor Yamaha CX5. Estos hermanos eran Tim y Chris Stamper, fundadores de un estudio de videojuegos llamado Rare.

Lo que los Stamper buscaban no era un teclado sino que a un compositor para su nueva compañía de juegos y le ofrecieron el trabajo a Wise. David aceptó, por el desafío de este mundo nuevo y porque por fin ganaría dinero haciendo lo que más le gustaba: componer.

Su primer trabajo fue Slalom, un juego de NES que se convertiría en el punto de partida de toda una carrera que pasaría desde juegos licenciados como Pesadilla, a títulos originales como Battletoads o R.C. Pro Am.

Pero la fama que alguna vez añoró en sus comienzos llegaría años más tarde y no en el NES, sino que en el SNES, con un pequeño juego llamado Donkey Kong Country.

Tambores y aventuras

Para Wise todo cambió con esta consola, en primer lugar porque tenía mucha más libertad. Comparado con el discreto sonido del NES, el SNES era como una orquesta. Pero a pesar de todas las herramientas que tenía, su idea fue siempre llevar al límite al sistema y esa era justo la temática que rodeaba al menos en el desarrollo de DKC: demostrar todo lo que la consola podía hacer cuando estaba a punto de morir. Gráficamente Donkey Kong Country era como nada que habías visto en la consola y su música claramente estaba en la altura.

Es solo cosa de escuchar la primera canción del juego para darse cuenta que el trabajo de Wise apuntaba más allá que a simplemente hacer una canción pegajosa. "Jungle Groove", la canción del nivel "Jungle Hijinx" ni siquiera comienza como una canción típica. Sonidos de grillos y pájaros acompañan a un tambor que de a poco nos va introduciendo al mundo inhóspito de Donkey Kong y, de a poco, se va convirtiendo en una melodía inolvidable que hasta el día de hoy para los pelos:

"Jungle Groove" es una canción con una narrativa en si misma y, según Wise, fue la que convenció a Nintendo de que él tenía que hacerse cargo de la música y que este tendría que ser el estilo a seguir.

Junto con Robin Beanland y Eveline Fischer, crearon melodías increíbles, altamente temáticas y que iban cambiando de tonos e instrumentos junto con la historia del juego, que pasaba de ambientes tropicales y libres hasta la invasión de la industria.

DKC pasa de los sonidos tropicales de “Jungle Groove” a la tonada relajante de “Aquatic Ambiance”.

Convierte la navidad en una aventura con “Ice Cave Chant”:

Y los sonidos metálicos de “Fear Factory”.

Donkey Kong Country es un título en donde la música luce demasiado por dos motivos: el primero es que sus niveles son bastante largos, muchas veces teniendo que repetirse si es que te iba mal, por lo que contar con una buena música no viene nada mal.

Pero la otra razón vino casi por accidente y es que, al poner pausa en Donkey Kong Country, la música sigue sonando. La respuesta oficial a esto es que no tuvieron tiempo para pensar en un menú de pausa, ni una música especial para ello. Pero esto hizo que muchos jugadores simplemente colocaran pausa para ser acompañados por la música del juego, como si fuese un tocadiscos.

Un estilo maduro

Sin duda que la obra de Wise se hizo conocida, querida y admirada en gran parte gracias a lo hecho en Donkey Kong Country, pero está lejos de ser su mejor trabajo. Este llegaría un año más tarde, como parte de la misma saga, en Donkey Kong Country 2.

Hay muchas diferencias entre el OST del primer DKC y el segundo. Primero, porque se trata de juegos radicalmente opuestos en su filosofía de diseño. Donkey Kong Country se nota que era un juego hecho para complacer a Nintendo, para demostrar lo que era posible y para no enfadar demasiado. Pero el juego que los amigos de Rareware de verdad querían hacer era Donkey Kong Country 2.

Se nota en muchos aspectos: gráficamente es superior, es mucho más complejo, diverso en sus niveles, sin temor a tomar riesgos (como encerrar al personaje que le da nombre a la saga) y obviamente también en la música.

A diferencia del anterior, David Wise trabajó solo en la composición de este proyecto y como fruto de su creatividad salieron melodías que pueden identificarse plenamente con su estilo. Es quizás su proyecto más personal y podemos notarlo en piezas favoritas para los fanáticos como “Stickerbrush Symphony”, un tema en particular que llama la atención por ser relajante y aparecer en una de las etapas que más nervioso pone a los jugadores, el escenario “Bramble Blast”.

La favorita de Wise, en todo caso, es “Forest Interlude”, una canción que se mueve entre lo tribal, lo new age y esa especie acordeón sintetizado que es la marca de agua que mueve a todo el juego.

Pero no podemos dejar de desmerecer a tantos otros temazos como el festival industrial de “Mining Melancholy”.

La pieza bailable sacada directamente del Tagadá llamada "Disco Train":

Y, por si el juego no fuese lo suficientemente difícil, te encargo tener que pasarlo con la tensión que genera “Crocodile Cacophony”.

De la jungla soy

Los siguientes trabajos de Wise para la compañía, como en DKC 3 o en Diddy Kong Racing serían grandes canciones, pero ninguna llegaría a un nivel tan ambicioso como el visto en estos juegos. Claramente Wise extrañaba la jungla.

Ya el 2004 dejaría Rare y comenzaría una carrera como compositor independiente para varios otros juegos, algunos móviles, y otros que lo trajeron de vuelta a sus orígenes como Donkey Kong Tropical Freeze, hecho por Retro Studios.

O lo más reciente: Snake Pass, que a mi juicio es lo más Donkey Kong que ha hecho desde Donkey Kong Country 2.

Puede que David el Sabio, como le dicen en Sudamérica, no sea reconocido en la calle como Phil Collins, pero sin duda que quienes fuimos atrapados por su obra nos sentimos En el aire esta noche cada vez que el ritmo de la selva se deja escuchar de la mano de un viejo vendedor de teclados.

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