LAMC: el festival de Nueva York donde se habla y canta en español (y también en chileno)

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Santaferia en Times Square . Foto: Carlos Müller.

La Tercera estuvo ayer en el tradicional evento que intenta mostrar desde EE.UU. la variedad de propuestas nacidas a este lado del mapa. En esa aventura, destacaron Santaferia, el grupo local que llegó hasta la Gran Manzana para grabar, hablar y cantar de su fenómeno, en una de las experiencias más estelares de su exitosa carrera.


Se habla español. La frase/slogan/lema/consigna que ha intentado timbrar un rasgo identitario y reivindicativo sobre el segundo idioma más hablado en Estados Unidos se hace habitual en el Latin Alternative Music Conference (LAMC), el festival que en 2019 celebra dos décadas y que precisamente nació para festejar la riqueza musical del continente, la interminable exuberancia de estilos que nacen desde México hasta Chile, los que conquistan las radios pero también los que prefieren existir más allá de los rankings.

Quizás fue una respuesta al monopolio musical latino diseñado en Miami durante décadas: mientras allá se hablaba y se cantaba en español bajo las órdenes del pop, la balada y los Estefan, el LAMC trató de marchar en paralelo con otro espíritu bolivariano, el de las ideas inquietas que a fines de los 90 propagaban músicos como Café Tacuba, Molotov, Los Tres o Los Fabulosos Cadillacs.

El escenario ha mutado, la música latina hoy se dispara hacia múltiples direcciones, quizás faltan bandas que peguen fuerte como lo hacían los Tacuba o los Cadillacs, el trap es el nuevo hijo que llegó a la familia, pero el LAMC sigue ahí: en el Stewart Hotel, en pleno centro del circo de luces y publicidad de Manhattan, donde se desarrollan paneles, debates y charlas; o en los diversos parques que se extienden por la ciudad, como el propio Central Park, todos destinados a los artistas que animan un cartel tan variado como estimulante.

Este año –la cita empezó este martes 9 y dura hasta el fin de semana-, hay espacio para Colombia, con Aterciopelados, precisamente sobrevivientes de esos días noventeros, o los más recientes Diamante Eléctrico; Argentina sacó su tradicional festival Cosquín de la sierra y los cerros cordobeses para instalarlo esta vez en un parque en Queens, por donde pasarán León Gieco, Kevin Johansen y El Mató a un Policía Motorizado, entre otros; y España también tendrá su propia noche de rumba, juerga y agite con Sol Escobar y los grupos Tu Otra Bonita y Candeleros.

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Los chilenos de Santaferia. Foto: Carlos Müller.[/caption]

En esa geografía, el invitado chileno más estelar del evento es el grupo Santaferia, sinónimos de arrastre, popularidad y búsqueda artística en el movimiento adscrito a la cumbia que irrumpió en Chile en la última década. Todo un simbolismo y un hito con carne de triunfo para la agrupación: según un informe de abril pasado, son el grupo local más escuchado en la historia de Spotify en Chile, números asentados en éxitos como El gil de tu ex.

De alguna manera, la representación chilena en el LAMC es hoy una banda capaz de renovar y estampar un sello propio en un género tradicional como la cumbia, fieles embajadores del estilo que en el último año domina las preferencias populares del país, mucho más que el rock o el pop. Son genuinas criaturas de su tiempo y de lo que sucede en la escena nacional.

Así también les ha tocado presentarse frente a la prensa continental que está en la instancia, como el portal de música hispanohablante en EE.UU., Rockass Online Music, o la entrevista que concedieron a la periodista y crítica de conciertos Diandra Rivera. En esas conversaciones, el interés y la brújula de las preguntas giró en torno a la vida en vivo del conjunto, al libro La ruta del huracán –que sirve como bitácora de la intensa agenda de Santaferia- y ese maridaje entre rítmicas para la pista de baile y discurso de acento social que cruza parte de su cancionero.

Pero los minutos más rutilantes de la banda nacida en Santiago estuvieron y estarán antes y después de su cara a cara con los medios.

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Santaferia en los estudios Sear Sound. Foto: Carlos Müller.[/caption]

Antes: el martes 9, se encerraron durante casi 12 horas en uno de los estudios más reputados y legendarios de la Gran Manzana, Sear Sound –por donde han pasado Stevie Wonder, Aretha Franklin o Yoko Ono- para grabar sus dos nuevos singles junto al productor argentino Guido Nisenson (Charly García, Andrés Calamaro, Los Pericos, Joe Vasconcellos) y al estadounidense Joe Blaney, leyenda de las perillas y el sonido desde que en los 70 inauguró su currículum junto a The Clash y Ramones.

Y no hay necesidad de mirar más allá del Ecuador: Blaney, un tipo alto, pálido, de ojos claros, pómulos rojos, acento cerrado, facha clásica de estadounidense del siglo XX , es el arquitecto de algunas de las cumbres del rock hispanohablante de los últimos 40 años. Estuvo tras algunos de los capítulos más brillantes en el historial de Charly García (Clics Modernos, Piano bar, Parte de la religión, MTV Unplugged) y Andrés Calamaro (Alta suciedad, Honestidad brutal), aparte de constituirse como el gran aliado de Los Tres en la segunda mitad de su trayectoria en los 90, con rol de productor en Fome o en el mismo Unplugged para MTV.

Ahora, Santaferia es la segunda banda chilena con la que trabaja. "Y me gustaron. Se les nota entusiasmo, es para mí un desafío y un aprendizaje estar con grupos jóvenes, que siempre traen algo de frescura", dice al terminar la sesión de grabación.

Después: esta noche, los hombres de Mariajuana serán parte de la programación en vivo del LAMC y ofrecerán un espectáculo en el Drom, un club situado en el East Village de Manhattan y donde en una extensión de media hora desplegarán todo su potencial en vivo, una de las huellas inequívocas de la agrupación. "Será un show de grandes éxitos, para presentarnos", resumen sus integrantes ante un concierto que de seguro quedará enmarcado con letras mayúsculas en el registro reciente de su itinerario.

Shows a la altura

En una mirada más global, el LAMC no sólo se conecta con el presente y la coyuntura a través de la multiplicidad de apuestas latinoamericanas, sino que también a través de la igualdad de género. Mujeres ocupan las tarimas centrales, se toman tardes completas de conciertos y son las invitadas medulares de esta edición.

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Nathy Peluso. Foto: Carlos Müller.[/caption]

¿Un ejemplo? Ayer en el Central Park, dentro del ciclo Summer Stage, hubo espacio para todos los paladares y para una oferta diversa e interesante. Cerca de las 17 horas apareció la cantautora argentina Nathy Peluso, de irrefrenable vigor para fusionar hip hop, funk, pop y un tono flamenco que por momentos recuerda a Rosalía, aunque incluso con mayo vehemencia. Está llamada a arrasar y su paso de ayer por la cita fue una alarma: la argentina –con nulo acento trasandino, sino más bien una mezcla entre Caribe y Andalucía en su hablar- fue la más aplaudida, recibiendo un reconocimiento en su condición de revelación.

Después, bajan los decibeles y es el turno de ILe, la voz femenina de Calle 13, esta vez emancipada de sus hermanos Residente y Visitante en todo el sentido de la palabra: con su segundo disco recién salido, Almadura, la artista se despoja de lo urbano y transita hacia la salsa, el mambo, el chachachá y las rítmicas cubanas, en un rescate arqueológico similar al emprendido por Mon Laferte. En la puertorriqueña hay reverencia, respecto y cuidado por revivir el sonido que de seguro disfrutaban sus abuelos, hay letras reivindicativas a la hora de ser mujer y puertorriqueña, pero aún falta una presencia escénica acorde con el dramatismo que establecen sus composiciones. Es quizás sólo cuestión de tiempo.

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La cantante iLe. Foto: Carlos Müller.[/caption]

Cierra de la jornada para la mexicana Ximena Sariñana y su pop radial, bien cuidado, melodías personales pero que optan por ser luminosas antes que oscuras. Para ejemplificar que entre las mujeres latinas no hay competencia ni rivalidad, mencionó a su amiga Francisca Valenzuela como inspiración.

En el LAMC no sólo se habla español. También se intenta seguir creando comunidad en el país donde lo latino hoy adquiere más fuerza y protagonismo que nunca.

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