Columna de Marcelo Contreras: Paloma Mami: my way

No existe en los registros del pop nacional un debut discográfico a esta escala. Los créditos del disco involucran a decenas de productores y compositores de élite. Esto recién comienza.


“Es chilena cuando le conviene ná' má”, acusa desafiante Paloma Mami (21) en Que wea, la canción final de Sueños de Dalí, su esperadísimo álbum debut a dos años y medio de alzarse como un torbellino pop escalando entre jóvenes y menores. Sin tener un disco fue la artista local más escuchada en Chile durante 2019 según Spotify, mientras su presentación de apenas 20 minutos en la última edición de Lollapalooza, resultó un hito reminiscente del pop en su esencia conjugando expectativa y desborde.

Cada uno de esos pasos iniciáticos de Paloma Mami registran una marca. La chilena nacida y criada en Manhattan hace las cosas a su manera desprendiéndose de lo innecesario. Renunció a la vitrina de la pantalla abierta -el fugaz paso por Rojo- segura de su talento y clara en ambiciones. Los singles que catapultaron el éxito internacional no figuran en este primer disco con algo de borrón y cuenta nueva.

La rabia comprimida en Que wea -una sensual descarga contra el chaqueteo-, conecta como antítesis con el inicio del álbum, la intro Mi Palomita, una especie de tonada arrulladora en clave R&B, en una desprejuiciada conjugación de estilos tan poco probable como efectiva.

No existe en los registros del pop nacional un debut a esta escala. Los créditos del disco involucran a decenas de productores y compositores de élite, contando los ganadores del Grammy El Guincho (Björk, Rosalía, J Balvin), Hit-Boy (Jay-Z, Kanye West), Nova Wav (Rihanna, Ariana Grande) y The Stereotypes (Bruno Mars).

Este régimen del pop industrial con muchas firmas suele extraviar a las estrellas como inquilinos en sus propios discos, con un exceso de canciones e invitados. Paloma Mami va al grano -once temas en 28 minutos- y cero featuring. Cada colaborador orquesta una obra única, concatenadas en ambientes sugerentes sin ser festivos como sugiere el cliché urbano, sino piezas a distancia de los estribillos con un detallista decorado electrónico. La composición borda pulsaciones, sonidos, fragmentos y pasajes.

Paloma Mami serpentea entre el urbano y el R&B en encantador spanglish con voz fluida sin apuro, dibujando melodías gratas y sinuosas para letras románticas con citas a la cultura pop.

“Estrella emergente”, proclama Billboard. “Una joven artista guiada por la autoconfianza”, dictamina The New Yorker. Spotify apunta un séptimo lugar a escala global como mejor álbum debut, y The Ellen Show la tuvo de invitada. No hay parámetros locales para Paloma Mami, su talento y belleza exótica de ambición mundial. Esto recién comienza.

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