Melissa Reese, la historia de la primera mujer en las filas de Guns N’ Roses

La tecladista que acompaña a la banda desde 2016 y que estuvo en su reciente show en el Estadio Nacional, es una artista de formación clásica, más cercana al hip hop y al jazz, y que se hizo un nombre con su trabajo para videojuegos y series como Gossip Girl. Esta es su historia.


Ocurrió en 2016. Una llamada telefónica fue la que le abrió a Melisa Reese la oportunidad de su carrera. Al otro lado de la línea estaba Caram Costanzo, el productor musical que estuvo a cargo de las sesiones de Chinese Democracy (2008), el vilipendiado álbum que Axl Rose grabó prescindiendo de los integrantes históricos de Guns N’ Roses.

Fue entonces, como decía Vito Corleone, que el productor lanzó una oferta que la joven Reese, entonces de 25 años, no pudo rechazar; la querían integrar como tecladista a la gira de reunión de Guns N’ Roses, que tenía de regreso a Slash y Duff McKagan junto al siempre impredecible Axl Rose. Es decir, eso la ponía como la única chica en una sudorosa banda de hombres que funciona más como una pandilla henchida de testosterona.

“Puede que estemos buscando un teclista”, le dijeron, según recordó ella en charla con Rolling Stone. “Ni siquiera me di cuenta de que estaba hablando de mí. Luego dijo: ‘¿Qué vas a hacer durante los próximos años?’”.

Hasta ese día, Melisa Reese, nacida en Seattle en 1985 e hija de madre filipina, no sabía mucho sobre Guns N’ Roses. Cuanto mucho había escuchado algunos de los temas más emblemáticos como Welcome to the Jungle, o November Rain con su fantasía matrimonial de su inolvidable videoclip.

“Nos criamos en una familia muy católica, vi las calaveras y la cruz en la portada de Appetite [for Destruction], y recuerdo que me asustó -recordó a Esquire Magazine-. Yo era pequeña, ¿sabes? Parecía tan intenso. Incluso podría haber escuchado las grandes canciones y simplemente no haber hecho la asociación con ese disco en su forma física”.

Pero en realidad, a ella le tiraba más el hip hop y la música urbana que el rock de altos decibeles. “Yo estaba más con la música urbana y el hip hop, y ese era en realidad el tipo de artista en que me estaba centrando”, recuerda en una corta entrevista en video compartida en los canales de la banda. “No era una chica de rock, pero sí tenía profundo aprecio por la composición de Guns y especialmente ahora por estar en la banda”.

De los videojuegos a la jungla

Quienes asistieron al reciente show de Guns N’ Roses en Santiago, pudieron ver a Melissa en acción. Se trata de una música competente que tuvo formación desde niña; aprendió música en una escuela de método Montessori, mientras dedicaba las horas fuera de clases al piano clásico. “Fue un régimen duro -le dijo a Rolling Stone-. Y no siempre súper divertido. Odio decir esto, pero fue como una situación tipo Joe Jackson con mi padre. Tuve que practicar. Tuve que hacerlo”.

En la adolescencia, las partituras y las piezas de Chopin quedaron atrás para dar paso al jazz. Se integró a un conjunto local donde logró premios en competencias regionales, mientras por otra parte aprendía conocimientos técnicos de grabación y equipos de audio.

Poco a poco, comenzó a grabar su propia música, y en 2007 lanzó LISSA EP, su primera producción discográfica en que colaboró con Bryan “Brain” Mantia, baterista profesional que trabajó con nombres como Primus, Tom Waits, y con Guns N’ Roses en Chinese Democracy. Sin saberlo, allí estaba el vínculo que fue clave para aquella llamada telefónica.

Con el tiempo, Melissa y Brian se hicieron estrechos colaboradores incluso editando un trabajo juntos. Pero lo que les abrió las puertas fue la música para videojuegos; creó la banda de juegos como Infamous 2, Modnation Racers, Twisted Metal, Fantasia: Music Evolved e Infamous: Second Son. El éxito les permitió llegar incluso a componer música incidental para series como Keeping Up With the Kardashians y Gossip Girl.

Fue a través de Mantia que la gente de Guns N’ Roses sondeó la posiblidad de incorporarla al grupo. “Recuerdo que al principio me trajeron y me sentaron en el estudio de ensayo y tocaron parte del set para mí. Dije: ‘¡Oh, Dios mío, como, wow, un concierto solo para mí!’ Sin embargo, mientras escuchaba, mis pensamientos daban vueltas sobre cómo tenía que encajar sónicamente con lo que estaban haciendo, y había como una jodida sopa musical mental en mi mente”, le dijo a Esquire.

Melissa recuerda que sintonizó de inmediato con el bajista Duff McKagan, también oriundo de Seattle, pero recuerda sobre todo la bendición de Slash. “Se me escurrió toda la sangre y volví a estar en el punto de partida -recuerda sobre la primera vez que lo vio-. Él era realmente cálido y de voz suave. Y él dice: ‘Sí, así que mi novia y yo te buscamos en Google anoche, y tienes mucho talento’”.

Desde entonces la artista, con su habitual pelo azul, destaca como uno de los pilares de la formación más sosegada de Guns N’ Roses. Más aún, cuando poco a poco se ha vuelto una referencia para fans más jóvenes. “Realmente me golpeó mucho cuando comencé a ser etiquetada en fotos de niñas pequeñas vestidas como yo para Halloween. Esos fueron muy intensos, como ¡whoa! Incluso se pusieron los puntos en la cara y la peluca azul. Es una locura ser un disfraz, y tan genial”.

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