Por Pablo Retamal N.Eltit, Fuguet y Baradit: juicio a la elección de libros chilenos que viajan a la Feria de Frankfurt 2027
Hace unos días se anunció la lista corta de títulos locales que se escogieron para el mayor evento editorial del planeta, donde Chile es el invitado estelar en 2027. Incluye nombres probados y debuts. Sin embargo, consultados por Culto, expertos critican duramente el método de selección por ser "un acto de colonización inaceptable" y "sesgado". “El solo hecho de que se incluya a Baradit me parece un insulto para autoras como Rimsky y Eltit”, dice la crítica Patricia Espinosa.

Durante los primeros días de diciembre, se anunció la shortlist con los títulos chilenos recientes recomendados para traducir, de cara a la Feria del Libro de Frankfurt 2027, donde Chile será el país invitado de honor. Ellos propiciará que sean traducidos al alemán y que cuenten con un lugar protagónico en esa versión del mayor evento editorial del planeta.
Entre los títulos elegidos, destacan nombres probados como Sumar, de Diamela Eltit; Missing, de Alberto Fuguet; Agua que no has de beber, de Jaime Collyer; Revolución a dedo, de Cynthia Rimsky; Piloto Pardo. Una hazaña entre los hielos, de Patricio Jara; y El año que hablamos con el mar, de Andrés Montero. Además, suma novelas como El sol rojo, de Jorge Baradit; La estrella del mariachi yugoslavo, de Óscar Barrientos; Independencia, de Natalia Berbelagua; Allegados, de Ernesto Garratt; Mestiza, de Patricia Cerda; Cuchillos, de Andrés Kalawski; Hay un mundo en otra parte, de Gonzalo Maier; Una historia perdida, de Juan Pablo Meneses; Sara, de Maivo Suárez; Última función, de Andrés Nazarala; y Arca, de María Paz Rodríguez. A ello se suman los libros de cuentos Quiltras, de Arelis Uribe, así como los debuts de Constanza Opazo (Frases subsidiarias) y Constanza Jiménez (Cosas que permanecen permanentes).
En cuanto a poesía, hay pocos títulos, se nombran: La luz cae vertical, de Leonel Lienlaf; la compilación Elogio de la naturaleza, de Gabriela Mistral; y Cuerpos invisibles, el debut de Ignacia Godoy. En No Ficción están Nostalgia del desastre, de Constanza Michelson; la investigación Quimantú y la colección Nosotros los chilenos, de Flavia Córdova, Almendra García Huidobro y Vicente Montecinos; además de La resaca de la memoria, de Verónica Estay.
¿Y por qué no hay nombres como Pablo Neruda, Benjamín Labatut o Alejandro Zambra, de consabido arrastre internacional? Muchos de ellos ya cuentan con traducción al alemán -o a otros idiomas-, por lo que no se considera como parte del proceso.
La parte de los críticos
¿Qué se piensa en el mundo del Libro sobre esta selección? Para la escritora y editora Claudia Apablaza, “creo que es una lista problemática”, y señala que sus aprensiones tienen mucho que ver con el modo en que se confeccionó el listado.
“Responde a la naturaleza de cómo se confeccionó. Para mí, ese el problema de esa lista, la modalidad elegida para armarla -indica Apablaza-. Primero, celebro que estén autoras como Mistral y Eltit, entre otras, y en ese sentido mi respuesta no apela a defender ni a atacar a ninguna autora o autor de esa lista, al contrario, hay libros excelentes y autoras que admiro mucho. Mi cuestionamientos es a qué es lo que representa y cómo fue confeccionada".

La escritora comenta que este listado se armó en base en base a una convocatoria. “Y ya sabemos que cuando las listas de las delegaciones se confeccionan solo a dedo también es problemático, pero también creo que no se consideraron otras variables que también hubiese aportado a esta selección. Se debió haber hecho algo que las considerara. Primero, qué representa esa lista. Una vitrina, según las bases, pero la literatura es mucho más que una vitrina de autores que se postulan. Se debió pensar en otros conceptos para hacer la elección de una feria tan importante como la de Frankfurt. De partida, el concepto no es claro, qué es lo que representa esa lista, no se entiende. Ahora, si ya te vas a las bases, ves algunas ideas como por ejemplo que en las bases dice que el llamado era para ‘editoriales chilenas’. Me pregunto, cuántos buenos autores chilenos no publican en editoriales chilenas y bueno, no están en esa lista obviamente”.

Apablaza lo ejemplifica de esta manera: “Pensaba, si Roberto Bolaño estuviese vivo y publicando aún en Anagrama, no podría postularse, por decir una cosa que se me ocurre en el momento”.
Y agrega otro argumento en orden a la presencia de las editoriales independientes, como la que lidera ella misma (Los Libros de la Mujer Rota): “Hay muchos autores que están representados por agencias que van año a año a Frankfurt y esos autores seguro habrán dicho, bueno para qué postularme si la agencia va a llevar igualmente mi libro, entonces ya no puedes pensar que esa lista representa un estado de la literatura chilena actual. Cómo vas a pensar eso, y eso es lo que se está pujando por demostrar, supongo, según algunos reportajes que he leído. Tercero, cada editorial podía presentar tres autoras o autores. Por qué razón. Imagínate, las editoriales grandes publican a más de cien autores al año, las pequeñas a unos cuatro autores, entonces cómo eliges a quién llevar. Entonces por eso creo que, tomando en consideración estas variables, se debió ampliar esta vitrina a otras modalidades de selección y otros conceptos, aunque aún estamos a tiempo, creo, falta dos años y espero que esto sea solo una parte de las iniciativas. Pensar, por ejemplo, más claramente en los objetivos de esto, no solo en una industria que va a ser posiblemente traducida”.

Hay que considerar que según informa el sitio del ministerio de las Culturas, esta lista se hizo pidiendo datos en la industria local. “A solicitud del comité organizador chileno, se realizó una convocatoria abierta entre editoriales nacionales para identificar títulos recomendados para su traducción al alemán y otros idiomas”. Eso sí, el corte final habría venido desde Alemania. Eso es lo que más cuestiona la respetada crítica literaria Patricia Espinosa. “La selección elaborada desde Alemania me parece un acto de colonización inaceptable”, sentencia.
Entrando en la selección, Espinosa pone en cuestión algunos de los nombres elegidos. “El solo hecho de que se incluya a Baradit me parece un insulto para autoras como Rimsky y Eltit”, dice la crítica, y acto seguido, comenta los nombres que a su juicio, debieron estar: “Es tan sesgada esta lista que no aparecen nombres como los de Lina Meruane, Nona Fernández, Daniela Catrileo ni Ramón Díaz. En poesía no veo a Elvira Hernández ni (Raúl) Zurita. Con ello, esta todo dicho”.

Desde el corazón del barrio Bellas Artes, el librero Sergio Parra, de Metales Pesados, opta por destacar algunos de los nombres del listado. “Me parece muy bien que esté la Constanza Michelson, lo mismo Alberto Fuguet que va con Missing, que es lejos su mejor libro. Óscar Barrientos también, porque hay un paisaje, la Patagonia, que es interesante que se conozca. La poesía de Lionel Lienaf, que es bilingüe, es de los poetas mapuches que escribe en mapudungún, es el único que conozco que lo hace, y eso es importante. Además me parece que es un gran poeta, no solamente porque sea mapuche, sino que es un gran poeta mapuche-chileno. También me parece bien que esté Gabriela Mistral".
Pero Sergio Parra también pone el acento en un libro que a su juicio debió haber sido incluido. “Un libro que debería traducirse para Frankfurt es uno de los más importantes que han salido en los últimos años: Correr el tupido velo, de Pilar Donoso. Es un libro extraordinario que puede ser muy interesante para el lector alemán. Trabaja con el concepto de archivo, la biografía de José Donoso y también del Boom. Un libro complejo, muy bien escrito, creo que, a mi consideración, es uno de los más importantes que debiera traducirse".

A modo de cierre, Claudia Apablaza reflexiona: “Creo que aparte de abrir las postulaciones para acceder a esas traducciones, se debería organizar un comité de expertos para pensar cómo ha transitado la literatura chilena de los últimos veinte o treinta años, no de un libro en específico, algo que implique una propuesta como país, un recorrido, la memoria de este recorrido literario”.
Por su lado, Patricia Espinosa asegura: “Definitivamente, esta lista es representativa de personas más que de obras literarias meritorias”.
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