El placer de fumar habanos

<P>[HUMO AZUL]Cinco años atrás, prender un habano en un restaurante o un bar de la capital era un hecho aislado. Hoy, los especialistas incluso sugieren combinarlos con destilados. </P>




Una pesada puerta de vidrio separa el restaurante Kilómetro 0, en el primer subsuelo del hotel W, de La Casa del Habano. Entre sillones de cuero y fotografías de Claudia Schiffer posando con un habano en la mano, se respira un olor pastoso, intenso y con un dejo de madera. El aroma del tabaco. Al medio, en una bóveda de vidrio a la que sólo se puede entrar con clave, se encuentra una de las mayores colecciones de tabaco cubano de Sudamérica. Su temperatura exacta es de 18° y con 70% de humedad, para conservar intactas las propiedades del producto.

A un costado está el bar, una pequeña barra, suficiente para alojar destilados de alta guarda. "Ahí maridamos habanos con licores, como coñac, whisky, bourbon, brandy o, incluso, un buen pisco. Se logra una armonía que permite profundizar los sabores", explica Andrés Arteaga, gerente de La Casa del Habano y el primer sommelier de habanos en Chile.

Prender un habano requiere oficio. Uno de los vendedores del local corta de manera precisa el borde posterior de un Montecristo y lo enciende con una varilla de cedro para realzar el sabor. La manera correcta de hacerlo es con estas varas o un encendedor tipo soplete, de forma que el fuego no toque directamente el tabaco; de lo contrario, lo quemaría y arruinaría la experiencia. Se prende desde el medio hacia fuera. Luego, el habano se sacude para que el tabaco se queme parejo y la primera bocanada sea perfecta. El humo no se aspira, se exhala. Y deja un sabor en la boca que perdura al menos dos o tres minutos. Se trata de un producto de sensaciones fuertes, en las que se van acumulando toques de amargor, tangencia, picor, notas dulcesy ácidas, que hacen salivar y dejan el paladar seco.

"La experiencia del habano es todo lo contrario a la de un cigarrillo. Se fuma sin prisa. Es perfecto para una sobremesa con tiempo. Se tarda al menos 30 minutos en fumar un buen puro", explica Pascual Ibáñez, sommelier y director académico de la Escuela de los Sentidos.

Cada vez son más los que se inician en este lujoso placer. Los expertos coinciden en que el mercado de los puros y habanos va en crecimiento en Chile. "Es un mercado emergente. Forma parte de una experiencia gourmet, de un estilo de vida marcado por sensaciones, sabores y placer. Se trata de un producto históricamente elegido por gente de buen gusto, por los líderes. Eso lo transforma en un objeto de culto", explica Arteaga.

Seis años atrás, la Escuela de los Sentidos comenzó con una clase de puros y habanos, a la que asistían cuatro a cinco personas. Actualmente, el promedio es de 10 o 12 alumnos.

Otro signo de la tendencia al alza es que no son pocos los restaurantes que han incluido el maridaje de habanos y destilados en sus cartas.

El humidor, el sector especial para guardar puros y mantenerlos en óptimas condiciones, fue parte del diseño del Ritz-Carlton Bar en 2003. Desde entonces, el bar es el epicentro del Club de Puros de este hotel, el primero que existió en Chile. Son 47 lockers de madera de caoba, en los que sus actuales 34 socios guardan sus puros y habanos. Todos son hombres. Si bien contaban con una mujer en sus filas, ésta renunció y aún no se ha presentado otra que quiera integrarse.

Dentro de los beneficios se contempla el uso de un espacio especial para fumar y una cata gratuita al mes con tres destilados, además de descuentos en los restaurantes del hotel y un regalo mensual: habanos y puros premium.

¿Otros lugares para fumar habanos? El Enjoy Santiago. Para entrar a su salón VIP, donde las murallas tienen el color y la textura de una caja de habanos, hay que apostar alto, muy alto. El Cigar VIP está separado por puertas de vidrio del resto del casino. Es para clientes elegidos por Enjoy, esos que en cada ronda no apuestan menos de $ 100.000. Si quiere entrar puede hacerlo, pero debe canjear dos millones de pesos en fichas. El premio, además de la adrenalina, es tener a disposición una muy buena carta de habanos: Montecristo y Romeo y Julieta, con todos los accesorios necesarios para disfrutar la experiencia. El sector cuenta con buffet y bar.

En el Flamingo Latin Paraíso, bar de la calle Tobalaba, resaltan las lámparas de lágrimas y una estética tipo Miami Vice. Ahí, incluso, se puede maridar habanos de marcas como Montecristo o Fonseca Delicias con pisco Horcón Quemado o whisky Chivas Regal. Cuerovaca, Tierra Noble y Déjate Besar son otros restaurantes que han sido seducidos por el mundo de los habanos y el maridaje.

Ahora, ¿por qué fumar en un restaurante? Básicamente, porque se trata de una experiencia social. "Para mí, prender un habano es mi momento preferido del día, cuando tengo tiempo para pensar, entender y compartir. Es un producto de cofradía, sociable en esencia. Por algo se dice que un fumador de puros es un amigo que no te han presentado aún", dice Andrés Arteaga, mientras recuerda en voz alta la primera vez que prendió un puro. En ese entonces era un niño que ayudó a un amigo a sacarle un habano a su padre. La experiencia le dejó un sabor en la boca que nunca más pudo olvidar.

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