Supuestas empresas de inversión y “mandalas”: Las nuevas formas de estafas piramidales identificadas por la policía

La PDI ha recibido 300 denuncias por la plataforma “KnightsBrigde” la cual invitaba a sus usuarios a comprar productos en el extranjero y luego recibir la devolución de los impuestos pagados en ese país.

Este tipo de engaños económicos promete grandes rentabilidades por una supuesta inversión o por la venta de un producto, ganancia que aumentaría a medida que la víctima invita a más personas a participar. Según la PDI, este tipo de delito también se está dando en plataformas web, en fondos comunes a repartir y en la fachada de un supuesto negocio de inversión.


“KnightsBrigde” era el nombre de una plataforma de Internet en la cual se invitaba a sus usuarios a comprar productos en el extranjero y luego recibir la devolución de los impuestos pagados en ese país. Al supuesto inversor también se le prometía recibir dinero por la venta del producto en otro país, además de una ganancia que podía aumentar hasta un 300%. La Policía de Investigaciones (PDI) ha recibido 300 denuncias por esta plataforma en la que incluso hubo carabineros involucrados, aunque advierte que no se trata de algo diferente a un hecho ya conocido: las estafas piramidales, las cuales cambian de forma de operar, pero la lógica del engaño persiste.

Las estafas piramidales operan bajo un esquema de un supuesto negocio, el cual termina siendo fraudulento. El resultado es que las personas que quisieron invertir en él son engañadas y pierden su dinero. En todos estos negocios se ofrece a los participantes de la operación recibir una tentadora rentabilidad en un plazo breve: ya sea por invertir o, bien, por vender productos de baja calidad a un alto precio.

Una de las cosas que permite denominarlas “piramidales”, es que las personas que integran el supuesto negocio deben invitar a otras que también aporten económicamente. Cuando alguien logra integrar a otra persona, va a recibir un beneficio en dinero o en participación. Esto sucesivamente por cada persona que se una.

La PDI cataloga esta modalidad de engaño como un “esquema ponzi”, ya que el negocio se sustenta bajo la generación de utilidades que no existen, por lo que el dinero que recibe el participante es únicamente el que aportan los nuevos integrantes.

Como este tipo de engaño no está tipificado bajo un delito especial, se enmarca dentro de una estafa: debe existir la característica de que sea un supuesto trato entre dos personas, cuando una víctima sufre de un prejuicio económico en su contra. Bajo el delito de “estafas y otras defraudaciones contra particulares”, la PDI durante el 2021 contabilizó 18.104 denuncias recibidas a nivel nacional. Hasta abril de este año, ya han existido 5.537 casos de este tipo.

Para el jefe de la Brigada Investigadora de Delitos Económicos (Bridec) Metropolitana, el subprefecto Marcelo Romero, lo que lleva a las personas a participar y caer en ese tipo de engaños es “la ilusión de hacer un buen negocio. Yo diría que, en pocas palabras, es la ilusión de ganar dinero haciendo un negocio ventajoso y conveniente económicamente”.

Los nuevos modos de engaño

El caso de “KnightsBrigde” no es algo ajeno. De todas las denuncias recibidas por la policía, gran parte de ellas se debe a estafas a través de plataformas digitales. Durante este año, la gran mayoría de estos casos han surgido en redes sociales con 1.739 denuncias ingresadas, seguidas de páginas web (816), mensajería instantánea (342) y por medio de correos electrónicos, con 52 casos.

Hasta ahora se han logrado identificar estafas que la PDI ha denominado como “tejedoras de sueños”, “la flor de la abundancia”, “redes de sueños” o simplemente “mandala”. Este tipo de engaños siguen la misma lógica de cualquier tipo de estafa piramidal. Es decir, atraer a personas que deben conseguir llevar más participantes al supuesto negocio y consigo aumentar sus ganancias, las que finalmente nunca se concretan.

Romero asegura que lo que más han visto el último tiempo “son sistemas de ‘mandalas’, en donde se ofrece la repartición de un fondo común a los integrantes de un negocio en la medida que van subiendo de nivel dentro de la pirámide. Pero principalmente negocios de inversión en plataformas de inversión”.

El jefe de la Bridec Metropolitana explica que, si bien la lógica sigue siendo la misma, la forma de acceder a este tipo de engaños ha cambiado. “Antes era por el boca a boca, entre círculos sociales o familiares. O sea, personas que se conocen siempre y van sumando nuevos integrantes. Ahora es por redes sociales principalmente, especialmente por WhatsApp. Es una herramienta que actualmente es muy utilizada para comunicar, invitar y reclutar a integrantes de este tipo de organizaciones”.

Un fenómeno cíclico

A comienzos de 2005 una empresa prometía que al comprar unos productos fermentados, los denominados “quesitos”, la persona posteriormente podría recuperar la inversión. O, incluso, ganar el doble por la venta en el extranjero del producto que posteriormente sería empleado para fabricar otros artículos. Muchas fueron las personas que comenzaron a invertir dinero al comprar estos productos. La estafa era encabezada por Gilberte Van Erpe, más conocida como Madame Gil, y seguía la misma lógica piramidal: invertir dinero y luego invitar a otros.

El subprefecto explica que las estafas piramidales se mantienen constantes y tienen un comportamiento definido. “Aparecen en un tiempo determinado con mucha fuerza y de distintas formas o modalidades, con distintos nombres, supuestos de negocios determinados y luego desaparecen. Yo diría que es cíclico y no tiene relación con un periodo del calendario determinado, no va en función de eso. Sí podría estar relacionado con etapas que comienzan a atravesar periodos de crisis económica”.

Romero explica que el negocio desaparece “cuando la estructura colapsa y tenemos denuncias masivas por personas que han sido defraudadas por este tipo de negocios. Desaparecen por un tiempo y luego vuelven a resurgir”.

Algo similar ocurrió con las supuestas compañías de inversión, como fueron los casos de AC Inversions, la empresa de Alberto Chang o incluso lo que ocurrió con Rafael Garay. Organizaciones que prometían una supuesta inversión y repartición rápida y aumentada de la inversión. “Todas esas se produjeron más o menos en un periodo de tiempo acotado, luego se pierde de vista la estafa piramidal por otro tiempo determinado de modo que la gente olvide ese esquema de negocio, se olvide que es una forma de defraudar y nuevamente vuelve a aparecer simultáneamente en el tiempo y con distinto nombre o modalidades”, asegura el subprefecto.

Finalmente, desde la institución entregan una serie de recomendaciones para no caer en este tipo de engaños. En primer lugar, cuando se trata de supuestas empresas de inversión, antes de ingresar dinero, sugieren que las personas comprueben si se trata de una compañía regulada por la Comisión para el Mercado Financiero (CMF): algo que puede ser verificado en la web de esa institución.

Además de eso, aconsejan desconfiar de aquellos negocios en los que no existe claridad respecto al tipo de beneficio económico que va a recibir. Junto con eso, prestar atención cuando se ofrece una recompensa por atraer a nuevos supuestos inversores a cambio de un beneficio económico.

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