La U se sobrepone a la expulsión de Montillo y salva el empate ante Inter

U de Chile vs Internacional
Foto: Agencia Uno.

Los azules sufrieron la roja a su conductor a los 65', cuando el partido estaba parejo. De todas formas, supieron aguantar el asedio brasileño, de cara a la revancha del próximo martes.



U. DE CHILE 0 - INTER DE PORTO ALEGRE 0

U. de Chile: F. De Paul; M. Rodríguez, D. Carrasco, L. Del Pino, J. Beausejour; S. Galani, C. Moya; W. Montillo, P. Aránguiz (83', F. Cornejo); A. Henríquez (66', G. Espinoza), J. Larrivey (82', N. Guerra). DT: H. Caputto.

Inter: Marcelo Lomba; Rodinei (90', Boschilia), Moledo, V. Cuesta, Moisés; Edenilson, D. Musto (73', Thiago Galhardo), Lindoso; A. D'Alessandro, Patrick (74', Guilherme); P. Guerrero. DT: E. Coudet.

Goles: -.

Árbitro: Facundo Tello (ARG). Amonestó a Larrivey, Montillo, De Paul(U); Musto, Guilherme (I). A los 65' expulsó a Montillo por doble amarilla.

Estadio Nacional. Asistieron 19.594 personas.

Esa barrida de Walter Montillo en una jugada intrascendente cambió todo el escenario. La U competía de igual a igual con Inter de Porto Alegre, uno de los colosos brasileños que se armó para ganar la Copa Libertadores, pero esa jugada impulsiva terminó con la segunda amarilla para el 10 y su expulsión de la cancha. A partir de ahí, todo lo bueno que sacaron los azules en el Nacional tuvo tintes heroicos.

La roja al argentino llegó a los 65', con el partido cero a cero y con ocasiones repartidas. No muchas, en todo caso, porque el partido se planteó en la mitad del terreno. Las bancas acumularon personal en esa zona del campo y, de esa forma, los espacios se redujeron. Los brasileños tuvieron más control del partido hasta que los estudiantiles se atrevieron más.

Un carrerón de Pablo Aránguiz, que no terminó en nada porque el volante se quedó sin energía en su remate, fue la señal de que sí se podía complicar al millonario rival. La U, por distribución en el campo, resignó su juego por las bandas, porque ni Aránguiz ni Montillo, los dos creativos, tienen la costumbre de jugar cerca de la línea, al igual que Larrivey y Henríquez, los dos delanteros.

Los centros dependían casi exclusivamente de los laterales: Rodríguez y Beausejour, quienes tenían la clara de instrucción de subir solo cuando la jugada fuese cantada. Aún así, Bose tuvo dos envíos peligrosos al área, uno de ellos pudo significar perfectamente la apertura de la cuenta, pero la palomita de Larrivey no fue efectiva.

Tres jugadas específicas del primer tiempo que merecen ser destacadas: los tres cruces excelentes de Diego Carrasco, el central que reemplazó al lesionado Osvaldo González y que fue una de las buenas figuras del partido, aguantando y superando a Paolo Guerrero, el bombardero de los rojos. El cero, antes del descanso, pasó mucho por las atinada acción del exdefensa de Coquimbo.

En el complemento, la U se vio más atrevida. Montillo y Aránguiz, en su primer partido juntos, tuvieron mucho más contacto con la pelota. Un pase de este último casi termina con el gol de Henríquez, de no ser por la rápida reacción del portero Lomba. Seguro que Inter estaba sorprendido. Su amplio favoritismo en la llave de la primera fase de la Copa no se desplegaba en Ñuñoa. Quizás por eso, Coudet, el técnico de los gaúchos, se volvió loco pidiendo la segunda amarilla para la Ardilla. La festejó como un gol.

Obviamente, el cuadro del chuncho cedió el terreno. En el pasaje siguiente a la expulsión de Montillo, De Paul se mandó la atajada del partido, ante un cabezazo de Edenilson. A esa altura, el empate pensando en la revancha del próximo martes era un tremendo premio. Merecido también, por la entrega de los azules, por los muy buenos rendimientos de De Paul, Carrasco, Moya y Aránguiz. Montillo también hacía un gran partido hasta su roja.

Con un incendio en la galería sur, con el humo invadiendo la cancha, la U rescató un empate y se abrazó por un empate que para nada reduce la condición de favorito de Inter. Pero en estos partidos de eliminación siempre es bueno no recibir goles en la ida. Todo se definirá en la vuelta, en el Beira Rio de Porto Alegre.

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