¿Y los jugadores no tocan?

Lucas Barrios, Colo Colo, Audax Italiano
Foto: Agencia Uno.


Otra fecha más y Colo Colo sufre lo indecible. La alegría no llega. Nueve partidos sin abrazos. En la puerta del horno se le quema el pan. Ya no es infortunio. Es inoperancia, desidia, despropósito, ineptitud colectiva. Sobran los sinónimos para describir a este cacique bamboleante, perdido con la brújula empañada en su carta de navegación.

Desde que se preparó este equipo (e incluyo a Pablo Guede, responsable de algunas incrustaciones), apostaron al aquí y ahora. Al presente, en mirar el reloj y no el calendario. Al creer a pie juntillas en el desafiante pan para hoy y hambre para mañana. Le resultó con la inmediatez de los fugaces tiempos. Todos, dirigentes, capitanes y marineros, contra viento y marea, apostaron por los años de servicio. El Cacique desdeñó el futuro.

La tripulación tiene experiencia, decían, pero sin energías para mayores travesías. Para atravesar charcos y no océanos. Y allí se equivocaron.

Rotaciones y dosificaciones que no han fructificado con experimentados refuerzos como Campos, Maturana, Pinares, Pérez y novatos jugadores de frágil aporte como Suazo, Véjar, Villanueva, Araya o Morales. Se fue Guede y arribó Héctor Tapia casi con un micrófono en la mano. Nunca segundas partes fueron buenas. Se rescató a Barrios a regañadientes, el goleador de antaño, y lo de tiempo pasado no siempre es mejor. Con Paredes en franco declive físico y ante la red, es complejo contar sin gol.

Conozco a Héctor Tapia desde niño. Su seriedad es incuestionable y su decencia también. Formado para un fútbol exigente le ha ido como a todos, bien y mal. Discrepo con su visión del fútbol y decisiones tomadas en difíciles momentos. Le ha faltado autocrítica en reconocer sus errores y nociones de un verdadero liderazgo en un indulgente camarín. Su discurso público no es el que siente en su interior.

Tiene el apoyo hasta que sienta el claveteo de la hinchada para crucificarlo en Navidad. ¿Y los jugadores que pito tocan en este Vía Crucis? Siempre salen ilesos ante la voracidad del delirio. Como papilla para bebés, - los hinchas - pasan colados.

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