Maxi Scheib: “Quise andar más allá de la capacidad de la moto

En Chile, recuperándose de una lesión en la clavícula, el piloto explica sus múltiples caídas, proyecta el 2021, en el que no descarta dar un paso atrás y volver al campeonato europeo. Su visión del SBK y del equipo al que no pretende volver.



Maxi Scheib debutaba este 2020 en su primer Mundial de la FIM, el de Superbikes. La pandemia lo complicó todo, pero finalmente la temporada pudo terminarse con menos fechas, menos oportunidades para afianzarse en la serie y encima, una caída lo dejó fuera de las últimas tres fechas.

¿Qué tan grave es esta lesión?

Fue una caída bien aparatosa, volando por encima de la moto. Sufrí una lesión acromio clavicular, no tengo ninguna ruptura de hueso, sino que una gran distensión de los ligamentos, incluso se llegaron a cortar o dañar.

Ustedes planificaban volver para la fecha de este fin de semana en Estoril, ¿hubiera sido forzado?

Sí, íbamos a arriesgar más de la cuenta y dar por finalizada la temporada fue lo mejor para las partes.

¿El Superbike era más o menos difícil de lo que pensaba?

Es una categoría bastante especial, no difícil-difícil. Contra las motos oficiales nunca estuvimos con Kawasaki al mismo nivel. En la clasificación siempre éramos de 12º a 15º y en las primeras vueltas es cuando se determina la carrera, entonces si uno está peleando las posiciones de atrás es difícil subir. Sé que el talento y la velocidad la tenemos. Aprendí mucho y los demás no tienen nada que yo no tenga, pero hay un tema de trabajo y de apoyo.

¿Cómo valora al team Orelac?

En temas de presupuesto nunca hubo un problema, pero aunque un equipo satélite ponga toda la plata del mundo, siempre está limitado a no tener el mismo material que los equipos oficiales.

Contra los oficiales no se puede pelear, ¿pero cómo estuvo la pelea contra los otros privados?

Es que si fuera una monomarca, sería comparable. Las motos de los equipos privados de Yamaha o Ducati eran mejores que la Kawasaki. Mis rivales eran otros equipos privados, que por ambiente, comodidad de estar en Europa, estaban mejor preparados que yo, con un equipo nuevo, en el cual la motivación no era la mejor.

¿Por qué dice eso?

Es complicado mantener la motivación no estando en Chile, lejos de las personas que te quieren, que te apoyan.

Tras ese séptimo lugar en Australia, donde fue el mejor privado, ¿pensó que eso se iba a ir repitiendo el resto del año? ¿El equipo se desilusionó?

Claro, nos hicimos grandes expectativas. Creo que en algún punto ellos esperaron más de mí, pero yo también esperaba más del equipo. Ellos esperaban que yo fuera más constante, que me preocupara más de terminar las carreras y yo, más apoyo, más incondicionalidad y a veces es complicado entenderse en tan poco tiempo y mucho más llegar a conocerse, son pocos días los que se comparten con el equipo, solo los fines de semana de carrera.

¿No había entrenamientos, no trabajaban la moto aparte?

Nada de eso y así es en todos los equipos. Estaba acostumbrado a que en los otros equipos en que he estado es más familiar en ese sentido.

Tuvo cinco abandonos en 15 partidas, entre carreras y Superpoles. ¿Está de acuerdo en que fueron demasiadas caídas?

Fueron más de la cuenta, definitivamente. Eso fue parte de la desmotivación del equipo. Entré en ese punto de querer andar un poquito más allá de la moto. Tenía la referencia de los pilotos top 10, cuyas motos andaban más en la recta, yo tenía que venir a recuperarlo frenando y entrando exigido. Yo tomaba más riesgos que ellos, no es un problema del equipo, sino que la moto Kawasaki este año ha estado un poco por debajo. Esa fue la dinámica que me llevó a cometer errores. Tranquilamente podría haber terminado todas las carreras en el puesto 13, pero siempre quise un poco más.

¿Quién terminó la relación con el equipo? ¿Le hubiese gustado seguir con ellos en 2021?

Fueron las dos partes las que nos fuimos distanciando carrera a carrera y llegó un punto que no tenía mucho sentido seguir.

En definitiva, ¿el balance del año es bueno o malo?

Fue, en general, positivo, un año de gran aprendizaje. Tuve la oportunidad de medirme con los mejores, de darme cuenta de que realmente tengo esa capacidad de manejar y de ser rápido, como los top.

¿Tener ahora una familia, una hija, lo hace sacar un poco el pie del acelerador?

No, este debe ser el año que más me he caído (ríe). Es un deporte arriesgado, pero es parte de. Es más difícil manejar el tema emocional, estar lejos, más que el momento de tirarse a fondo. Siempre he podido blanquear mi mente antes de subirme a la moto y cuando no es así, significa que no se está al ciento por ciento.

¿Si para 2021 tuviera un ofrecimiento del Campeonato Europeo, está dispuesto a volver, sería un paso atrás?

Definitivamente sí. Es antesala de campeonatos mundiales, lo cual es muy interesante para mí y mis auspiciadores, porque finalmente el motociclismo se concentra ahí, en Europa.

¿Con qué sería feliz, con volver al Superbike o serie europea?

Lo que pasa es que ya entendí que para estar en un campeonato mundial tienen que estar muchas cosas alineadas y bien organizadas. Mirando al Mundial, si no hay una oferta seria de un equipo puntero...

¿No volvería a un equipo como el que tuvo en 2020?

No. Tengo esa filosofía, de que si se hace algo se hace para poder tener buenas opciones.

Tal vez a sus auspiciadores les interese más un buen resultado en una categoría menor, que puestos secundarios en el Superbike.

Es lo que intento decir. Si no se va con planes serios y un proyecto ganador, es mejor dar un pasito atrás y esperar el momento adecuado de saltar a una categoría mundial. Un campeonato Europeo da para vivir bien, se pasa bien, es totalmente a valorar.

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