En 2010 el último de los socios fundadores dio un paso al lado. Una nueva generación, junto a los ejecutivos, asumió el control de la constructora; una que a mediados de 2022 daba luces de estar financieramente sana, con utilidades, y un backlog que se había duplicado en el último año. En cuestión de meses -con cambio de presidente y gerente mediante- se transformó en el símbolo de la crisis de la construcción. Pidió su quiebra. Ya había atravesado por complejos momentos económicos, pero sin llegar al desenlace actual.
María José Tapia
6 nov 2022 07:00 AM